''En el Camino, la meta es una disculpa'': la enseñanza peregrina de Antón Pombo
El historiador y escritor protagoniza uno de los siete murales que ya pueden admirarse a pie del Camino de Santiago. Una exposición artística con la que Estrella Galicia quiere poner en valor a las personas que lo hacen posible.
No hacen falta despertadores en la pequeña casa restaurada que Antón Pombo heredó de sus abuelos en la villa de Corcubión (La Coruña). Los primeros rayos de sol de la mañana, unidos al melódico canto de unos pájaros, son suficientes para que el viajero y escritor salga de sus sueños y abra los ojos. Es temprano aún, pero Antón sabe que la inspiración no entiende de horarios, así que sale de la cama de un salto y se sienta en su escritorio. Sin desayunar, enciende su ordenador de sobremesa (el portátil lo reserva para videollamadas, tan comunes en estos tiempos) y mientras la máquina termina de arrancar (tarda mucho más que su cabeza en hacerlo), echa un vistazo a la pila de libros que hay sobre su mesa. Antón empieza a escribir y pasará así las siguiente ocho horas, haciendo gala de un metódico carácter que le ha ayudado a obtener el éxito en su profesión: historiador y escritor especializado en el Camino de Santiago. En estos momentos está preparando un voluminoso libro sobre el camino de Le Puy (el más popular en Francia), colabora con Gronze, la página web del Camino de Santiago con más prestigio y visitas que hay en España, y trabaja con Anaya para hacer las guías del Camino y sus actualizaciones. Además, está a punto de estrenar su propia web.
Y es que ser un entusiasta del Camino de Santiago le ha traído a Antón muchas alegrías, entre ellas, protagonizar uno de los murales que se pueden encontrar en las últimas siete etapas del Camino francés. Una exposición comisariada por la marca de cerveza Estrella Galicia en colaboración con el artista urbano Mon Devane, que ha retratado los rostros de las personas que viven alrededor del Camino y lo hacen único con sus valores y su generosidad. El conjunto de murales, llamado ‘Las Estrellas del Camino’, recorre 140 kilómetros formando así la exposición artística más extensa del mundo.
Antón Pombo cuenta su historia en este vídeo.
El carácter solidario y simpático de Antón se ve a la legua justo después de los primeros saludos, y enseguida nos confiesa que aunque no es muy fan del protagonismo (vive en un pueblo porque le gusta estar “a su bola”) ha sido una satisfacción verse en un mural que implica que se reconoce y valora su trabajo. «Además, el retrato está situado justo en la entrada de Arzúa, vamos, que no va a haber ningún peregrino que pase por ahí que no lo vea», nos cuenta entre risas Antón Pombo. El municipio de Arzúa, “la Terra do Queixo”, destaca por su famoso queso con denominación de origen Arzúa-Ulloa, pero no es la única razón para hacerle una visita. Esta importante zona de paso del Camino francés a Santiago ofrece también un bonito entorno natural, con el embalse de Portodemouros y la Fervenza das Horta.
Nunca hay dos caminos iguales
Con el mismo atuendo con el que hizo el Camino el pasado otoño. Así aparece retratado Antón en el mural de Arzúa, lo que da incluso más realismo a la imagen. Una travesía que inició en Portugal y que duró 50 días. Al escritor, con el Camino, le pasa lo que a los golosos con el postre: nunca tiene suficiente. Por eso el Camino ha transcurrido bajo sus pisadas unas 23 veces, algo que asombra a cualquiera excepto a él, que asegura que hace unos años conoció a un hombre que lo había hecho ya 72 veces. Pero siempre que emprende la marcha, descubre algo nuevo: «Todas las veces son distintas. Ni siquiera el escenario es el mismo. Dependiendo de la época cambia el paisaje, hay nuevas construcciones, aunque lo que cambia sobre todo son las personas y las experiencias. En un Camino a lo mejor te va de maravilla y en otro te pican las chinches o tienes tendinitis», admite Antón. Pero en sus travesías las vivencias positivas han sido mayoría, por eso se ha animado a recorrerlo desde distintas perspectivas: el Camino francés lo ha hecho cuatro veces, también desde Le Puy, Arles (dos veces), desde Italia, el portugués dos veces desde Lisboa, una vez desde Porto, desde Coímbra por Viseu, el Primitivo, el del Norte dos veces, el inglés… Y es que, como él mismo reconoce, el Camino engancha: «Tiene una fuerza que no tienen otros itinerarios. El Camino ya no es una ruta religiosa, está abierto a cualquier persona que lo quiera hacer porque cada uno va a encontrar en él una serie de cosas: hay quien lo hace en un sentido espiritual, de reflexión y crecimiento personal. Otros para encontrarse con personas de todo el mundo. Otros como reto, resistencia y deporte. Algunos buscan el aspecto cultural. Y la mayoría, lo que hacen es mezclar un poco todo».
'Las Estrellas del Camino' es la exposición artística más extensa del mundo: 140 kilómetros de galería artística
Pero no todas las veces que ha estado en el Camino ha sido como peregrino. Antón también ha ido de hospitalero, como voluntario, a echar una mano y, como él dice, “ver el Camino desde el otro lado”. Porque tiene claro que el encuentro con los demás es una de las cosas más importantes para quienes se adentran en este viaje. «Viene gente de todo el mundo, con caracteres muy diferentes, culturas y religiones distintas. Pero al final, cuando las personas están haciendo algo tan sencillo como caminar hacia una meta común, es facilísimo llevarse bien con todos. Y se hacen amistades muy muy buenas, que duran muchos años». No es el único beneficio, explica Antón: «Hay gente que viene al Camino como si fuera una terapia psicológica, o ante un problema de la vida, intenta rebajar la tensión y el estrés en él. No digo que sea la forma de curarse, pero sí al menos de reflexionar e intentar buscar algunas soluciones».
Viajar como modo de vida
La peregrinación es la forma más intensa de viajar: vas concentrado hacia un objetivo y vas despacio
Antón Pombo
«Siempre me ha encantado viajar, toda mi vida ha sido una apuesta en el plano laboral para encontrar un trabajo que me permitiese viajar, que es lo que al final he conseguido. Con los años he aprendido a “viajar lento”: para disfrutar plenamente de las cosas hay que hacerlas despacio. En ese sentido, la peregrinación es la forma más intensa de viajar: vas concentrado hacia un objetivo y vas despacio. Todo lo que te pasa en ese camino tiene valor en sí mismo, incluso más que el propio objetivo: la meta es una disculpa, lo importante es disfrutar del camino sin prisas, despacio, sin forzarse. Esto te permite tener una percepción distinta del paisaje: estamos acostumbrados a ver el paisaje desde una ventanilla, rápido, convirtiéndolo en un decorado que poco importa. Si vas caminando, tú eres un protagonista de ese paisaje, te paras a hablar con la gente, te detienes a coger un higo de un árbol, a sentarte en un banco…». Lo que también es lento, aunque esto no le entusiasma tanto, es el proceso de escritura cada vez que concluye una travesía, pero es lo que requiere: por cada mes que viaja, pasa tres escribiendo sobre ello.
El artista
Lo que cuenta Mon Devane del mural de Antón Pombo
«Para mí Antón es como el icono. Es el único que representa realmente a un peregrino. Antón es una eminencia del Camino, a él había que retratarlo en el Camino sí o sí. Y está genial porque entras en Arzúa y ya te está mirando, como dándote un último empujón para animarte a llegar al pueblo». Mon Devane, artista urbano que ha pintado los murales.
Y aunque sus textos son tan fantásticos y documentados que consiguen trasladarte hasta el mismísimo Camino de Santiago sin salir de casa, Antón prefiere animar a todo el mundo a vivir en primera persona la experiencia: «Quizás con la Covid es el momento de hacer el Camino para todas las personas que lo han dejado para más adelante. Ahora nos damos cuenta de que tenemos cosas estupendas muy cerca, y es muy triste que venga gente de países muy lejanos y nosotros que estamos aquí no lo conozcamos, porque nos estamos perdiendo algo que es parte de nuestra historia y nuestra cultura».
Las Estrellas del Camino es una exposición, una enorme galería artística, con más de 140 kilómetros de recorrido a lo largo del Camino Francés
‘Las estrellas del camino’ es un proyecto desarrollado por Estrella Galicia que nace con el firme propósito de humanizar el Camino de Santiago dando protagonismo a toda una sociedad, a esas personas que viven por y para el Camino. El resultado son las voces e historias de siete personas maravillosas que han impregnado esta iniciativa de numerosas enseñanzas, no ya solo sobre el Camino, sino también sobre la vida misma. Sus vivencias se han plasmado en siete minidocumentales y murales que cubren las siete etapas que van desde O Cebreiro hasta Santiago de Compostela para iluminar el Camino de los peregrinos en cada uno de sus pasos.
ITINERARIO
Los retratos recorren las siete últimas etapas del Camino Francés, desde O Cebreiro hasta Santiago de Compostela. En cada una de ellas encontraremos una de las obras que forman la exposición.