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O Cebreiro - Triacastela

Dentro del taller de Xermán Arias, el lutier del Camino de Santiago

Nació y creció a los pies del Camino francés. Para él, el tránsito de peregrinos era tan natural “como ver correr agua en un río”. El lutier Xermán Arias nos cuenta cómo influyó el Camino en su vida desde que era pequeño.

Laura Fortuño

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Laura Fortuño

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El trasiego en la plaza de Sarria (Lugo) es constante esta mañana. Seguramente sea por la llegada de la primavera, que invita a pasear y charlar bajo el ansiado calorcito del sol mientras los niños juegan con la pelota. Así que hoy Xermán no tiene más remedio que sentarse de espaldas a la ventana de su taller, que da de pleno a la plaza. No porque no disfrute escuchando las conversaciones que resuenan en los corrillos de sus paisanos, sino todo lo contrario. Xermán Arias necesita concentrarse en lo que tiene ahora mismo entre manos: un violonchelo que está terminando de construir para un viejo amigo de Asturias.

Precisamente ensimismado en su trabajo de lutier es como le ha retratado el artista urbano Mon Devane, quien acaba de pintar los siete murales que los peregrinos del Camino de Santiago pueden encontrar en las últimas siete etapas del recorrido francés. Una verdadera galería artística al aire libre comisariada por la marca de cerveza Estrella Galicia, que con sus 140 kilómetros de longitud, se ha convertido en la exposición más extensa del mundo. Su nombre, ‘Las Estrellas del Camino’, refleja a la perfección el alma de la iniciativa: reivindicar el valor de aquellas personas que, como Xermán, han ofrecido su solidaridad y hospitalidad a los peregrinos para hacer del Camino una vivencia única. «El mural me impresionó porque uno no está acostumbrado a ver su imagen en esas dimensiones», reconoce Xermán. «Lo que más me llamó la atención es que el artista captó muy bien el gesto que hago cuando trabajo, y es que frunzo el ceño. Es una cosa de familia, todos cuando nos concentramos mucho en algo juntamos un poco las cejas, y nos salen unas arrugas muy particulares en la frente. Me gustó mucho el retrato».

Xermán Arias cuenta en este vídeo lo que significa para él el Camino de Santiago.

El ceño fruncido de Xermán y la dedicación con la que fabrica y repara los instrumentos pueden admirarse en el mural de gran tamaño que luce en Triacastela, una etapa que conduce a Sarria a través de una cadena de pequeñas localidades de tradición jacobea.

Crecer en el camino

Un grupo de peregrinos acaba de llegar al mojón 108 km justo cuando empieza a anochecer sin tener ni idea de dónde van a pernoctar. Ahora cuesta imaginar esta escena, pero en la década de los 70 era bien frecuente. Al lado del mojón se encuentra la casa que vio crecer a Xermán. Los peregrinos llaman a la puerta y piden un lugar donde poder tirar un saco para dormir. Esta situación se repetía con frecuencia en la infancia del lutier, que cuenta con nostalgia que la influencia del Camino fue determinante en él desde que era pequeño: «Nací justo al pie del Camino y para mí el tránsito de peregrinos es algo tan natural como cuando ves correr el agua en un río. Cuando éramos niños, era una ventana al mundo, porque veíamos a gente muy diferente y de todas partes. Eso era muy enriquecedor».

“El artista captó muy bien el gesto que hago cuando trabajo, y es que frunzo el ceño”

Su fascinación por el Camino se mantuvo a lo largo de los años, y de disfrutarlo como espectador, pasó a recorrerlo al ritmo de sus propios pasos. Tanto, que los kilómetros que colecciona bajo sus pisadas ya se miden en miles: ha ido tres veces desde su casa hasta Cebreiro (es decir, en sentido inverso), a Portomarín va caminando cuatro o cinco veces año, y el tramo que transita con más frecuencia, unas 15 o 20 veces al año, es el que va de Sarria a Ferreiros.

El Camino era una ventana al mundo porque veíamos a gente muy diferente y de todas partes

Xermán Arias

Ahora las cosas son un poco diferentes: los peregrinos lo llevan todo mucho más planificado, hay albergues, hoteles, bares y restaurantes. Por eso, la interacción con la gente que vive en el Camino es menor, pero sigue siendo muy habitual y el carácter solidario de los lugareños sigue intacto: «Cuando estás en el Camino, dependes de la gente que está cerca. Si surge algún problema o contratiempo, siempre te vas a respaldar en las primeras personas que te encuentres. Y eso sí que está muy presente en toda la gente que vivimos aquí. La gente siempre está dispuesta a ayudar».

El artista

Lo que cuenta Mon Devane del mural de Xermán Arias

«Fue el primero que hice y fue el inicio de todo. Cuando estás empezando, pasas muchas etapas de inseguridad, por eso tardé mucho, más que en otros murales más grandes. Pero luego lo fui llevando por donde quería, y me gustó mucho. La pose representa muy bien su trabajo de paciencia y de artesanía milimétrica, lijando poquito a poco el violín. Yo quería que se viera esa delicadeza, que se percibiera que está mirando súper concentrado». Mon Devane, artista urbano que ha pintado los murales.

Por eso mismo y por la magia que destilan los paisajes, Xermán quiere animar a cualquiera a emprender su propio Camino de Santiago: «Hay mil razones para hacerlo, más allá de las que cada uno tenga en su interior. Pasarás por lugares totalmente mágicos, que han visto llegar a gente de muchas partes y épocas, y es como si estuvieran impregnados de todo eso. Pisar estos lugares es un cosquilleo en la nuca, todo ese poso que está ahí te ayuda en todas las facetas de tu vida si eres capaz de conectarte con él».

Entre las cuerdas

El interés de Xermán por los instrumentos también llegó muy pronto: «En Vilei, el pueblo donde nací, había un señor que construía instrumentos musicales. Se llamaba Paulino Pérez y era una persona muy reputada. Cuando yo le veía trabajar con sus herramientas me parecía una cosa muy natural, y en el momento en que fui más mayor me fui al taller que él fundó para aprender el oficio». Ahora el lutier tiene un taller propio en la planta baja de su casa y pasa las horas entre guitarras, violines y violonchelos (su favorito, por su forma y sonido). Entre los que está reparando y los que está fabricando, tiene más de 100, pero nunca deja de aprender de ellos: «Los observo mucho. Cuando hay que quitar la tapa y verlos por dentro, me fijo mucho en los detalles porque es la forma más eficiente de aprender de ellos».

El lutier tiene un taller propio en la planta baja de su casa y pasa las horas entre guitarras, violines y violonchelos

Xermán los toca todos los días, pero solo para probarlos: «Para mí tocar es algo muy serio que necesita muchísima dedicación, y yo no tengo ni tiempo ni talento para ello». Lo que sí que toca es la zanfona, un instrumento tradicional que sabe hacer sonar a la perfección.

Las Estrellas del Camino es una exposición, una enorme galería artística, con más de 140 kilómetros de recorrido a lo largo del Camino Francés

‘Las estrellas del camino’ es un proyecto desarrollado por Estrella Galicia que nace con el firme propósito de humanizar el Camino de Santiago dando protagonismo a toda una sociedad, a esas personas que viven por y para el Camino. El resultado son las voces e historias de siete personas maravillosas que han impregnado esta iniciativa de numerosas enseñanzas, no ya solo sobre el Camino, sino también sobre la vida misma. Sus vivencias se han plasmado en siete minidocumentales y murales que cubren las siete etapas que van desde O Cebreiro hasta Santiago de Compostela para iluminar el Camino de los peregrinos en cada uno de sus pasos.

ITINERARIO

Los retratos recorren las siete últimas etapas del Camino Francés, desde O Cebreiro hasta Santiago de Compostela. En cada una de ellas encontraremos una de las obras que forman la exposición.

O Cebreiro - Triacastela

Xermán Arias - Lutier

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