Voluntarios bercianos en Valencia: «Me quito el sombrero por la gente, sobre todo por los jóvenes»

Voluntarios de la comarca del Bierzo, como del resto de España, no han dudado en desplazarse a Valencia después de que la DANA se cobrara la vida de más de 200 personas y dejara sin hogar y negocios a miles de ellas. Desde entonces, la solidaridad de los ciudadanos de cualquier rincón del país no ha parado de llegar, aportando cada uno su granito de arena.

Dos de ellos son los bercianos Roberto González y Juan Carrete, mecánico y profesional de maquinaria pesada, respectivamente, que no dudaron en recorrer los más de 700 kilómetros que separan Ponferrada de Valencia para echar una mano.

Durante el pasado fin de semana recogieron todo el material que pudieron, aunque reconocen que fue complicado por el puente festivo. Aún así, lograron llenar una furgoneta con comida y también «ferreterías de Ponferrada nos dieron palas, cubos, escobones. La verdad es que la gente se volcó», asegura Roberto.

Así, en la madrugada del lunes emprendieron su camino y llegaron a Valencia ese mismo día, donde enseguida descargaron la furgoneta y se pusieron a trabajar, tanto repartiendo comida como limpiando o remolcando coches, en parte gracias a la maquinaria que bajó del Bierzo y también de Astorga y a muchos todoterrenos, «que gracias a ellos se movió lo que se movió».

En ese sentido, llegaron a mover unos 80 vehículos que fueron arrastrados por la riada, ya que muchos impedían el paso en las calles o a las casas de muchos vecinos, atrapados en su interior. «Hay pilas y pilas de coches», señalan.

Estos dos bercianos han estado prestando su ayuda en varias de las zonas afectadas, entre ellas Alfafar, y han podido constatar la devastación que provocó el agua, con gente «que lo ha perdido todo». Eso sí, destacan la solidaridad de los «miles de voluntarios» que, gracias a ellos, «esto empieza a coger un poco de color pero va a tardar mucho en ser lo que era».

«Me quito el sombrero con la gente», indica Roberto González, que resalta sobre todo la labor realizada por los jóvenes. «Mucho se habla de la generación actual de jóvenes pero la verdad es que son unos cracks», afirma con rotundidad y añadiendo que han estado trabajando «sin descanso, limpiando casas de personas mayores, sin botas...».

Con todo ello, estos dos voluntarios, que se han unido a ese trabajo altruista de ayudar a los que más lo necesitan en este momento, con jornadas «largas y muy duras», ya se encuentran de regreso en el Bierzo con la sensación de haber hecho lo que pudieron y asombrados por la solidaridad y respuesta del pueblo, «mucho mayor que la de cualquier organismo oficial».

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