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Manuel Álvarez (1I), encargado del hotel, junto a los dueños y hermanos Mónica y Román Barredo.
De París a Cacabelos: la aventura de dos hermanos que vuelven a sus raíces para emprender

De París a Cacabelos: la aventura de dos hermanos que vuelven a sus raíces para emprender

Mónica y Román Barredo dejan atrás al bullicio y el caos de París para abrir un pequeño hotel en la villa del Cúa, lugar al que siendo niños volvían cada verano

Esther Jiménez

Ponferrada

Jueves, 15 de agosto 2024, 09:14

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La historia de Mónica y Román Barredo es la historia de sus padres, dos bercianos -de Paradaseca y de Sorribas- que emigraron a Francia siendo muy jóvenes -él tenía unos 20 y ella tan solo 6- para labrarse un futuro mejor. Y a pesar de haber nacido a tan solo 20 minutos uno del otro en el Bierzo se conocieron en París, donde establecieron su vida, con sus dos hijos, y crearon una empresa que se dedica a limpiezas y restauraciones.

Estos hermanos siempre veraneaban en Cacabelos, se quedaban con su abuela, tenían amigos y siempre les tiró mucho el pueblo. «Les gustaba la vida de aquí, la vida más tranquila del pueblo y no el caos de la ciudad», explica Manuel Álvarez, que es la pareja de Mónica y es natural de la villa del Cúa. Mónica fue la primera en abandonar Francia, la época universitaria ya la pasó en España y más tarde, hace relativamente poco, se le unió Román, con el objetivo de crear un negocio.

Sus padres les transmitieron ese espíritu emprendedor. «Ellos se fueron muy jóvenes, compraron una empresa para trabajar allí, han trabajado toda la vida muchísimo y les han inculcado esa herencia a los hijos de ser emprendedores y de buscarse de la vida de esa manera», añade.

Con esa idea en mente, los hermanos, apoyados en todo momento por sus padres, comenzaron a buscar un negocio para emprender,«algo que fuera interesante», y de repente apareció un pequeño edificio a la venta en Cacabelos, que además había sido un hotel en los años 50. Fue algo que en principio no se habían planteado porque traían una idea inicial bastante diferente pero finalmente decidieron apostar por él porque «gustó mucho por el tema histórico de que había sido un hotel, un edificio emblemático de Cacabelos, con un jardín muy grande».

El hotel cuenta con una amplia terraza en la que se podrán degustar las creaciones del cocinero cacabelense Daniel Martínez.
Imagen principal - El hotel cuenta con una amplia terraza en la que se podrán degustar las creaciones del cocinero cacabelense Daniel Martínez.
Imagen secundaria 1 - El hotel cuenta con una amplia terraza en la que se podrán degustar las creaciones del cocinero cacabelense Daniel Martínez.
Imagen secundaria 2 - El hotel cuenta con una amplia terraza en la que se podrán degustar las creaciones del cocinero cacabelense Daniel Martínez.

Así, estos jóvenes, que se encuentran en la treintena, comenzaron esta aventura. Compraron el edificio antes del covid, por lo que el proyecto «se complicó». Manuel señala que la obra empezó tarde debido a la pandemia, a lo que después se le sumó el retraso de los suministros por la guerra entre Ucrania y Rusia pero después de mucho trabajo han conseguido finalizar la restauración, a falta de pequeños detalles.

El tema administrativo también les ha llevado su tiempo, por lo que por el momento y para aprovechar el tirón de la época estival decidieron abrir solo la terraza de verano, a la que se unirá dentro de poco el restaurante -que lleva un cocinero de Cacabelos formado en la Basque Culinary Center- y seguidamente entrarán en funcionamiento las 12 habitaciones del Hotel Miralrío al que han vuelto a dar vida Mónica, Román y Manuel.

Historia del hotel

El hotel Miralrío fue fundado por el cacabelense Ángel en los años 50 del siglo pasado, en un tiempo en el que la Nacional VI pasaba por este punto y en el que cientos de viajeros hacían una parada en este alojamiento.

Así, se hospedaron en él grandes leyendas del deporte y la cultura como Remallets, portero del Barcelona, o Juanito Vázquez, exjugador del Atlético de Madrid y entrenador en aquel momento del Racing de Ferrol. Además, este último reconocido personaje era el abuelo del presentador de televisión Jesús Vázquez y los vecinos de la localidad berciana cuentan que tuvieron que constatar la muerte de Vázquez en este establecimiento para poder llevarlo a su ciudad natal.

Ángel, que trabajaba el negocio con su mujer y sus hijas, fue un visionario e intentó crear los bailes de salón que en aquel momento triunfaban en Madrid pero no prosperó y el proyecto fracasó.

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