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Jubilada primero por obligación y luego por decisión. Rosario Otero acaba de estrenar su retiro después de 46 años de andadura profesional como enfermera, 30 de ellos desarrollados en Ponferrada, primero en el antiguo Hospital Camino de Santiago, posteriormente en el Hospital Universitario del Bierzo, en Fuentesnuevas, y sus últimos 14 años en activo en Atención Primaria en el centro de salud de Trobajo del Camino en León.
Su situación quizás pudiera verse como un retiro obligado llegado el momento pero va mucho más allá. Ella es la enfermera berciana a la que una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León le reconoció la prolongación de la permanencia en el servicio activo tras alcanzar su edad de jubilación que la Gerencia de Atención Primaria de León le denegó. Una decisión judicial que la Gerencia Regional de Salud no recurrió y se hizo firme por lo que tuvo que reincorporarla a su puesto cerca de tres años después de apartarla, además de indemnizarla con la diferencia retributiva que podía haber percibido si hubiera estado estos más de dos años en activo.
Charo volvió así a vestirse de blanco en el mes mayo para ocupar de nuevo su puesto de trabajo. También en junio estuvo en activo en la plaza en propiedad que tenía en el centro de salud de Trobajo del Camino en León. Fueron dos meses a los que se acogió como tiempo para poder ponerse al día después de casi tres años apartada de sus funciones por el Sacyl. «Estos dos meses han sido en consulta con otras compañeras y en estos dos meses he podido disfrutar muchísimo de esa incorporación, otra vez haciendo lo que me gusta», explica la enfermera berciana.
Para ella, enfermera vocacional desde hace casi medio siglo, la vuelta al trabajo fueron dos meses muy emocionante. «El primer día estaba igual de ilusionada como si hubiera terminado la carrera ayer», subraya.
En julio disfrutó de su mes de vacaciones. A partir del 1 de agosto tenía la posibilidad de continuar hasta los 70 o irse y tomó la decisión. «La verdad es que después de ese parón de tres años, acabados de cumplir los 69 años, ahora no es como hace tres años y decidí que estaba mejor en mi casa porque ya no es la misma situación, ni parecida, lo que les pedía en el juicio se cumplió y volví otra vez a solicitar la jubilación, en este caso voluntaria», apunta Rosario. «La situación actual es que vuelvo a estar jubilada, esta vez voluntariamente porque yo ya lo he decidido», remarca.
La enfermera berciana considera, no obstante, que la obligación de Sacyl de reincorporarla a su puesto «solventó esa injusticia» ante la «putada» que le hicieron hace tres años. «Primero psicológico, porque yo no quería dejar mi puesto de trabajo, y, por supuesto, económico», lamenta. Rosario Otero se muestra «muy contenta» al considerar que su caso sienta un precedente judicial que «va a servir a otras compañeras».
Si bien aún así ya conoce los casos de dos compañeras de León que pidieron la continuidad, Sacyl se la denegó y después de dos meses en casa están otra vez trabajando después de que sus abogados solicitaran al juez medidas cautelares exigiendo a Sacyl la reincorporación de inmediato a su puesto de trabajo hasta que salga el juicio. Un juicio que Otero tiene claro que en base a su sentencia dictada por el TSJCyL «lo perderán, claro».
A Rosario le toca ahora disfrutar de su segunda jubilación teniendo en cuenta que «poca gente ha estado jubilada dos veces».
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