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Carrañouzo, farrapo, saltagrao, trangallada... Son algunos de las palabras que forman parte del gallego que se habla en El Bierzo, términos del vocabulario característico de la variante de esta lengua extendida y de uso común en muchos pueblos de la comarca. Y así hasta 15.000 vocablos que la berciana Sara Rodríguez ha recopilado en el primer Diccionario do Galego do Bierzo.
El Diccionario do Galego de Asturias fue para ella su inspiración. A partir de ahí nació la idea de la joven natural de Carracedelo. Un proyecto que arrancó como parte de su Trabajo Fin de Grado (TFG) cuando estudiaba Traducción e Interpretación en Vigo.
Se declara una enamorada de las palabras y en la última edición de las Jornadas Martín Sarmiento celebradas en Villafranca del Bierzo propusieron el reto de llegar a los 1.000 términos para seguir añadiendo expresiones al diccionario de los gallegoberciano parlantes.
Sara cuenta que desde pequeña el gallego siempre lo tuvo bastante presente, teniendo en cuenta que su familia por parte de padre es oriunda de la comunidad vecina. En El Bierzo tiene su familia paterna y sus abuelos «siempre hablaron en gallego». Aunque se crió hablando castellano desde pequeña su madre «siempre me inculcó ese amor por las lenguas en general y también por el gallego como una herramienta a nivel laboral, académico», señala. Por ello también estudió gallego en Cacabelos. «Lo que pude dentro de las condiciones que se presentan», explica.
Completó sus estudios en la Universidad de Vigo con el grado de Traducción e Interpretación donde siguió vinculada a esta lengua y en cuarto de carrera fue precisamente cuando surgió este proyecto. «En una materia tuve la oportunidad de asistir a una conferencia de un estudioso que se llama Carlos Xesús Varela Aenlle que estaba presentando el Diccionario do Galego de Asturias (DGA) y como estaba reflexionando un poco de qué hacer mi trabajo de Fin de Grado se me ocurrió que podía encaminarlo por ahí, por esa línea de investigación», apunta.
Cuando le asignaron tutor para el TFG, el profesor de la universidad Alberto Álvarez Lougrís, le puso en contacto con otro docente, Xosé Henrique Costas, especialista en el gallego fuera de Galicia, precisamente la persona «que me ayudó y me orientó muchísimo en todo el proceso». Él mismo fue el que propuso al Servicio de Publicaciones de la Universidad de Vigo la posibilidad de publicar el diccionario.
Buceando en la lengua gallega, gracias a una exhaustiva labor de investigación sobre el gallego del Bierzo, fue en 2022 cuando presentó un primer trabajo que contenía alrededor de 3.000 entradas y ese verano, precisamente por la oportunidad de publicarlo, estuvo trabajando para mandar el manuscrito en octubre y en 2023 finalmente logró que viera la luz el diccionario con 15.000 vocablos.
Sara reconoce que para ella ha sido «todo un reto» dar forma al Diccionario do Galego do Bierzo, teniendo en cuenta que «el gallego que había estudiado como tal, sobre todo en la universidad, era más académico, más estándar, y cuando empiezas sobre todo a formar el marco teórico, de estudio, te das cuenta de que a veces estamos incluso bastante equivocados sobre lo que se habla aquí».
Aunque es bastante habitual referirse al gallego del Bierzo como un chapurreao la joven berciana reconoce que no es así. «Muchas veces las personas piensan que hablamos chapurreao o hablamos un dialecto berciano y te das cuenta de que en realidad se habla gallego». Explica que sobre todo en la parte más occidental de la comarca «sí que está un poco impregnado de castellanismo o incluso tiene mucha influencia oriental del asturleonés pero no deja de ser gallego». «Sí que es cierto que las zonas de transición son bastante difíciles de limitar a veces, pero si tú sales a la calle es gallego», recalca.
Para dar vida al Diccionario do Galego do Bierzo Sara se empapó de esta lengua a través de un gran trabajo de «aprendizaje y conocimiento», sobre todo a la hora de recopilar los términos. «En ese momento tampoco me encontraba en El Bierzo, estaba en Vigo, y tiré mucho de obras bibliográficas, lexicográficas, atlas, en las que sí que podía encontrar la palabra con su fonética y ahí fuimos un poco separando lo que sí que era gallego, lo que era más con trazos asturleoneses o castellanismos o palabras en castellano que esas sí que las descartamos». «Supuso un reto pero al final fue un proceso muy bonito, muy enriquecedor y me siento muy feliz de todo lo que es la obra y todo lo que conlleva detrás también», relata.
En todo el proceso echó de menos empaparse del contacto con la gente de los pueblos del Bierzo donde el gallego es común. «Sí que al final por mi zona sí que hablas con gente, tienes contacto con otras personas que te van ayudando y diciendo algún término que les resulta curioso, que igual puede ser gallego como no, porque muchas veces lo que pensamos que es gallego no es, pero sí que es cierto que me hubiera gustado hacer más trabajo de campo o ir por los pueblos hablando con la gente».
En el Diccionario do Galego do Bierzo se recogen algunos términos poco estándares y del propio gallego de la comarca, de la variante más oriental de Galicia que se habla en la parte occidental de la comarca. También están marcados con un asterisco algunos términos que pueden tener más tintes castellanos o tratarse de castellanismos como tal.
Entre las palabras más raras del gallego en El Bierzo, Sara reconoce que «podría decir bastantes», entre ellas una que utiliza mucho su madre como carrañouzo o carriñouzo para referirse al espinazo del pollo. Otras más comunes en el uso diario como farrapo que se refiere a un trapo, a un pingallo o a una prenda que no es muy axeitada, que no tiene muy buenas condiciones, o faloupa para designar a la nieve cuando cae el agua congelada, farraspa que también se utiliza para referirse a la nieve o a cuando quedan restos de algo, como por ejemplo las farraspas del pan.
Entre las más habituales del gallego que se habla en la comarca está folgazán, en referencia a una persona vaga, también de uso en el gallego normativo. Si ya nos aventuramos a la flora, el fieito o feito que es el helecho o gavanceira o garvanceira en referencia a la rosa. Una «muy bonita» para ella es la denominación de perdiz, paspallás en gallego normativo y en El Bierzo saltagrao o saltagrau. «La verdad es que la fauna y la flora son mundos muy bonitos y muy curiosos y ahí es donde más podemos ver la variedad», asevera.
La autora del Diccionario do Galego do Bierzo no ha incluido la toponimia «porque es un tema muy profundo, muy exhaustivo y muy concreto y no me daba para más pero es muy interesante», reconoce, aunque sí que define las zonas en las que se habla esta lengua, «pero en el diccionario no me aventuré».
Adjetivos, sustantivos, palabras relacionadas con la flora y la fauna así como con herramientas, partes del cuerpo o metereología, entre otras muchas, conforman el Diccionario do Galego do Bierzo que permite reivindicar el papel de una lengua que a día de hoy está muy viva en la comarca.
«La oralidad precisamente es la que se va con nuestros mayores, abuelos y abuelas, por eso no solo era dejar plasmado todo este léxico sino también reivindicar el papel del gallego en El Bierzo, que hay mucha gente que desgraciadamente reniega de él, de que en El Bierzo no se habla gallego, y solamente tiene que salir a la calle, sobre todo en zonas más occidentales de la comarca, y escucharlo», explica Sara Rodríguez.
Esta berciana trabaja por ampliar su diccionario «con una edición más enriquecida y con más términos» y sacar una segunda más ampliada, dado que la primera se agotó a los tres meses de publicarse.
Con la edición de su diccionario, Sara ha tenido muy presente a todos esos adolescentes que estudian en el instituto o a las personas adultas interesadas por el gallego en El Bierzo. Piensa, no obstante, que el gallego en la comarca «está en una situación bastante delicada a nivel educativo porque las condiciones no son las que yo creo precisamente que las personas que lo están estudiando desearían, porque el gallego como tal se estudia muy poco, en los colegios que está disponible y en los institutos hasta la ESO se estudia el gallego dentro de una materia, no se estudia el gallego como materia».
En su caso, estudió Historia en gallego y lo que antes eran Ciencias Sociales y luego en cuarto de la ESO explica que los alumnos sí que tienen más contacto con la lengua y la cultura gallega, pero en Bachillerato si quieren cursar esa asignatura tiene que ser fuera del horario escolar.
«Al final eso limita mucho porque no todo el mundo se lo puede permitir, porque igual no reside en el sitio donde estudia o porque tiene que hacer un esfuerzo muy grande para quedarse dos horas en un mismo día, son dos horas más de estudio y eso al final hace que en la ESO empiecen estudiando gallego un 80%, pongamos que 20 personas, y luego en Bachillerato acaben 2», lamenta.
En este sentido, Sara cree que hay todavía un gran trabajo pendiente que hacer por parte de las administraciones para facilitar, asentar y extender el estudio de la lengua gallega en El Bierzo, cada vez más demandada.
«No sé cómo se debería llevar a cabo pero creo que debería haber un poco de más interés por parte de administraciones o instituciones porque por lo que yo veo que hay demanda, la gente en general está interesada en estudiarlo, y precisamente es consciente, sobre todo los chavales, de todo el beneficio, tanto académico, como profesional o laboral que tiene». «Por lo menos que esté para la gente que quiera», concluye.
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