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Daniel Martínez Fernández reabrió El Paraisín, la mítica cafetería que su abuelo regentó durante casi tres décadas.

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Daniel Martínez Fernández reabrió El Paraisín, la mítica cafetería que su abuelo regentó durante casi tres décadas. E.Jiménez

Tercera generación en El Paraisín: «Quería seguir con el legado que dejó mi abuelo»

Daniel Martínez Fernández recuperó hace 6 años este mítico negocio ponferradino, regentado por su abuelo Ángel Fernández, Gelín, durante casi 30 años

Esther Jiménez

Ponferrada

Martes, 25 de febrero 2025, 08:17

La historia de Ponferrada se escribe también a través de sus negocios y de las personas que los regentaron y que dejaron huella tanto en sus clientes como en la ciudad.

Es el caso de Ángel Fernández, que regentó durante cerca de 30 años El Paraisín, un mítico café en la Avenida de España que fue centro de reunión de la sociedad ponferradina atraída por el buen hacer tras la barra de Gelín, como era más conocido.

Un espíritu que 18 años después recuperó uno de sus nietos, Daniel, reabriendo ese mítico Paraisín, en la misma ubicación, con recuerdos de entonces pero con un toque de modernidad adaptado a los tiempos actuales. «Quería seguir con el legado que dejó mi abuelo», reconoce este joven de 34 años, que lleva desde los 17 trabajando en hostelería.

Daniel lo lleva en la sangre. Su abuelo comenzó en esto con tan solo 14 años siendo botones en El Casino, también fue camarero en el Bar Virginia y encargado en la pastelería Pili. Después, en 1960, abrió el Miño, donde sus pinchos y sus abundantes comidas llamaron la atención de los ponferradinos.

Finalmente, en la década de los 70, apostó por un nuevo local, en la céntrica Avenida de España, en el número 31, «que anteriormente era una frutería», recuerda Rosa, hija de Ángel y madre de Daniel. Allí abrió El Paraisín, un negocio hostelero, decorado en madera y con una gran barra de cuero oscuro, con él en la barra y «mi madre Chon y mi abuelo como cocineros».

Así, durante más de dos décadas ofrecieron un lugar de encuentro para tomarse un café o una copa, con sus pinchos, siempre acompañados de «un trato familiar» y también muy profesional.

En el año 2000 Ángel colgó su mítica chaqueta y su pajarita pero sus hijos continuaron con ese legado, ya no en El Paraisín, sino llevando la cocina y cafetería de la Clínica Ponferrada hasta que finalizó su contrato.

De este modo, desde ese 2000 y hasta 2018, el antiguo local de la Avenida de España tuvo otros tres inquilinos que dieron otro nombre al lugar, también negocios de hostelería que finalmente no cuajaron. Y así, paseando un día por esa calle, Daniel vio su oportunidad, «vi el cartel de 'Se alquila' en la puerta y no me lo pensé».

Volvió a ponerle el antiguo nombre que le había dado su abuelo, lo modernizó pasando del color oscuro de la madera al blanco, aunque con recuerdos de sus abuelos, como por ejemplo algunos muebles de su casa, y se rodeó de su familia -su madre Rosa con él en la barra y su tía Julia en la cocina- para recuperar ese «espíritu familiar y trato cercano» que siempre caracterizó a El Paraisín.

En diciembre de 2024 celebró su sexto aniversario, con una pandemia de por medio, que «fue una época muy mala», se acuerda Daniel, y en este tiempo ya se ha ganado su propia clientela, con mañanas muy movidas en las que llegan a servir hasta 200 cafés, aunque también otros llegan recordando tiempos antiguos, pero siempre atraídos por esa esencia familiar, por sus bizcochos caseros, sus pinchos o sus 'Jueves especiales'.

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