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Ponferrada tiene nombre de mujer. Más de 200 personas salieron a la calles este 8 de marzo en Ponferrada, desafiando a la lluvia en dos escenarios distintos, para teñirlas de morado y convertirlas en un clamor en defensa de los derechos de las mujeres.
A partes casi iguales repartieron su participación en la concentración y la posterior manifestación que se celebraron de forma consecutiva, a las 19.00 y a las 20.00 horas, convocadas un año más por separado por la Plataforma contra las Violencias Machistas y por la Asociación Feministas Bercianas, respectivamente, para exigir la igualdad que permita avanzar en el espacio social que les pertenece a las mujeres.
La plaza del Ayuntamiento fue el lugar donde la Plataforma contra las Violencias Machistas protagonizó el acto reivindicativo feminista para dejar de manifiesto, una vez más, que el 8 de marzo «no es solo una fecha en el calendario, es un recordatorio de la lucha histórica por la igualdad de género, la justicia y el reconocimiento de los derechos de las mujeres en todo el mundo».
En su alegato, destacaron el papel fundamental que los colectivos feministas han desempeñado como agentes de cambio en las comunidades, en la política, en el ámbito laboral, en la ciencia, en la tecnología y en todas las esferas de la vida. «Desde las luchas pioneras por el derecho al voto hasta los movimientos contemporáneos por la igualdad salarial, el fin de la violencia de género, abolición de la prostitución, acabar con la trata de mujeres y niñas, el fin de la gestación subrogada, pornografía, etc. las mujeres hemos estado a la vanguardia de la lucha por un mundo más justo e inclusivo», señalaron.
Sin embargo, son conscientes de que aún las mujeres aún enfrentan desafíos significativos en la búsqueda de la igualdad de género. «La brecha salarial persiste, las mujeres siguen siendo infrarrepresentadas en puestos de liderazgo y poder, y la violencia de género sigue siendo una triste realidad para millones de mujeres en todo el mundo».
Por ello hicieron una llamada a la acción para promover la igualdad real y efectiva entre hombres y mujeres. «Esto significa abogar por políticas que empoderen a las mujeres, apoyarnos en los lugares de trabajo, desafiar los estereotipos de género y trabajar juntas y juntos para crear un mundo donde todas las personas, tengan las mismas oportunidades y derechos», apuntaron
Por último, las convocantes dieron lectura a media docena de manifiestos sobre estereotipos, prostitución, trata, vientres de alquiler, lesfobia, violencia física brecha salarial y genocidio, acompañados por música, para cerrar con un alegato final.
Una hora después le tocó el turno a la marea morada de la mano de las Feministas Bercianas que arrancó su recorrido desde la plaza de Lazúrtegui en un día en el que «las mujeres ocupamos el espacio público y desafiamos las arraigadas estructuras de opresión que nos esclavizan sexual, económica y reproductivamente», resaltaron.
Lanzando misivas como «Que viva la lucha de las mujeres», «Abolición de la prostitución» o «Mujer escucha esta es tu lucha» recorrieron las principales calles de la ciudad portando pancartas y dando voz a sus reivindicaciones hasta llegar hasta la plaza del Ayuntamiento donde dieron lectura a un manifiesto.
Los casos de Raquel Díaz y Nevenka Fernández se convirtieron en protagonistas, incluso en el recorrido coreando frases de apoyo como «Raquel yo sí te creo», para mostrar su «apoyo incondicional» a todas las mujeres que han sufrido violencia machista. «Han marcado para siempre la historia de nuestro municipio, dejándonos una sensación de impotencia que nos anima a seguir luchando para hacer justicia mediante leyes que nos defiendan y nos protejan», indicaron.
Las Feministas Bercianas exigieron a viva voz un cambio sistémico urgente de todas las estructuras de poder que perpetúa la «opresión» de la mujer y reclamaron a todas las instituciones «que lo hagan posible a través de políticas públicas feministas reales y efectivas».
Demandaron, además, políticas abolicionistas de la prostitución y que la Ley Orgánica Abolicionista del Sistema Prostitucional «sea aprobada como ley» y que se faciliten apoyo y alternativas habitacionales y laborales para las mujeres. Al mismo tiempo remarcaron, también su rechazo a la educación en la cultura de la violación, a través de la pornografia y el «mal llamado empoderamiento femenino.
Entre sus objetivos marcaron en rojo el desafío a la normalización de la cosificación, fomentando una cultura que valore la intimidad, el consentimiento y el deseo en las prácticas sexuales. Exigen, además, la revisión crítica de la «mal llamada» gestación subrogada y que se prohíba cualquier forma de compra y venta de bebés.
«No deseamos vivir en un Estado que promueve la explotación y violencia contra las mujeres, con la complicidad de los partidos que lo gobiernan. Rechazamos la idea de vivir en un país donde la violación de mujeres por dinero es practicada por el 40% de los hombres», aseveraron en un acto en que dejaron claro que: «¡Solo el feminimo salva a las mujeres!».
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