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Pilar Crespo lleva 40 años al frente de uno de los negocios míticos de la ciudad de Ponferrada, S'carlatta, una tienda que ha aguantado los cambios, las crisis y que a día de hoy continúa funcionando, aunque Pilar ha decidido jubilarse. «Después de 40 años, necesito el descanso pero por ganas no me iba», reconoce esta gallega de nacimiento pero berciana de adopción.
Y es que hablar de la jubilación, que hará efectiva una vez atienda a su última novia en diciembre, le duele muchísimo, «por mi misma, porque no deja de ser mi creación, y por si se cierra por Ponferrada, es una tienda en pleno funcionamiento, está registrado el nombre, tiene todo, completísima y que si se cierra, Ponferrada se está quedando vacía del todo. Pero creo que es hora de disfrutar de mi gente, son 40 años, yo creo que ya toca».
Haciendo memoria, Pilar Crespo asegura que la historia de S'carlatta es una historia «muy bonita, de amor, pasión y dedicación», que comenzó antes de mudarse a Ponferrada. En Carballiño encontró su pasión, que en un principio era estudiar pero «no pude por la economía familiar», y después se puso a trabajar en un comercio «y descubrí que me encantaba».
Así, tras casarse, el matrimonio se mudó a la comarca berciana, donde por aburrimiento comenzó a vender ropa en el trastero de su casa y de forma ambulante por los pueblos del Bierzo porque «ni económicamente ni en tiempo, mi hijos eran muy pequeños, podía poner una tienda». De esos tiempos Pilar recuerda con nostalgia «lo bien que me acogieron en los pueblos, cuando llegaba Pilar Crespo aquello era un acontecimiento, estaba lleno de mujeres que querían ver lo que llevaba, pasábamos tardes muy agradables y para mi muy beneficiosas».
Comenzó vendiendo ropa de calidad media alta, con lencería de chico y chica, ropa del hogar y un poco de punto y en tres años, que fueron los que estuvo en su trastero y de forma ambulante, algo que comenzó para evadirse creció mucho, hasta el punto de que «molestaba a los vecinos el trasiego de gente». Fue entonces cuando encontró el traspaso de una tienda en el barrio de Flores del Sil y decidió, junto con una socia, abrir su primer negocio físico.
Tras 7 años juntas, la socia de Pilar decidió dejarlo y eran tiempos de cambio en la ciudad, con la llegada de nuevos negocios que hicieron que «las cosas que yo tenía no se vendían igual», por lo que retiró la lencería y vendía solo confección. Después de un tiempo, la irrupción del grupo Inditex afectó a S'carlatta, por lo que volvió a darle un giro de 180 grados al concepto y apostó por la ropa de ceremonia, «me metí en los vestidos de invitada, madrina y demás, que iba muy bien, por lo que amplié a novia», que es lo que mantiene hasta día de hoy.
Un cambio que implicó muchos viajes, «nos hemos ido a París, Londres, Alemania, Milán, Barcelona, Madrid, Córdoba, hay que estar viajando para estar continuamente al día y eso sí que no puedes parar porque nunca sabes todo lo que tienes que saber porque la innovación vuela, hay que estar innovando continuamente», asegura.
La tienda de Flores del Sil se les empezaba a quedar pequeña, porque eran 50 metros más un piso alquilado donde tenían el atelier. Por tanto, Pilar decidió mudarse a un nuevo local en el centro de Ponferrada, con el fin de dejarle a su hija el negocio y que fuera un espacio más cómodo tanto para ella como para los clientes. Así, en octubre de 2019 pasó de 50 metros cuadrados a 500 divididos en tres plantas, «la primera todo para chicas, incluidas niñas de comunión, la segunda para chicos, y en la tercera está el atelier donde están probadores, las máquinas y todo lo que conlleva atelier, máquinas, modistas, y todo eso». «Hay muchas horas para el crecimiento de esta pequeña empresa, muchas horas dedicadas pero mucho entusiamo», reconoce Pilar.
A lo largo de 2025, Pilar Crespo se mantendrá al frente de S'carlatta confiando en que alguien coja la tienda, que si la cogen en otras condiciones «las prendas las tengo que liquidar, estamos hablando de tres plantas» y además, «todo vestido que venda yo lo voy a atender hasta el último momento». Y su última novia la tiene en diciembre. Por lo que «voy a estar ahí hasta el último vestido que haya vendido. Me apetece retirarme dando el 100 por 100 y así voy a seguir», concluye.
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