Los españoles con carácter general somos conservadores a la hora de gestionar nuestros ahorros. Las familias españolas adoran las cuentas corrientes, los depósitos y la renta fija. Es algo que los datos nos muestran con claridad. Por ejemplo, según las cifras recabadas por Inverco, a finales del primer semestre del 2021 los activos financieros en manos de las familias españolas se situaron en 2,48 billones de euros.

Pues bien, a pesar de que la inflación repuntó con fuerza durante el pasado ejercicio - según los indicadores adelantados del INE, un 6,7%, el mayor nivel desde 1992 - las familias mantuvieron más del 40% de todo el ahorro financiero en cuentas corrientes, depósitos y efectivo.

Asimismo, cuando optamos por fondos de inversiones o planes de pensiones solemos escoger también productos con baja rentabilidad. Por ejemplo, más de la mitad de todo lo que las familias españolas invierten en fondos de inversión y en torno al 40% de lo que invierten en planes de pensiones, tienen como destino activos de renta fija con tasas de rentabilidad muy reducidas.

De esta forma las familias españolas mantienen más de 1,2 billones de euros -aproximadamente el 107% del PIB -en productos con ninguna o muy poca rentabilidad. Esto quiere decir, ni más ni menos, que el ahorro acumulado por las familias españolas en este tipo de productos perdió más de 65.000 millones de euros de poder adquisitivo por culpa de la inflación. Este fue el coste real que tuvo para las familias españolas tener un perfil de inversión conservador.