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La cuenca minera de Fabero recibió en abril de 2021 la declaración de Bien de Interés Cultural como conjunto etnológico. Constituye una relevante muestra de patrimonio cultural asociado a las labores mineras, en el que se incluyen un gran número de enclaves de evidente interés patrimonial que se ubican dispersos por el territorio con el fin de valorar y proteger este sistema en su conjunto.
Son seis enclaves -Pozo Viejo, Pozo Julia, Mina Alicia, Mina Negrín, Poblado de Diego Pérez y Línea de baldes e itinerarios- que tres años después se han convertido en un importante reclamo turístico para este municipio berciano.
De hecho, Fabero recibió a lo largo de 2021 a un total de 4.286 turistas, una cifra que casi se duplicó dos años después, en 2023, superando las 8.000 visitas -en concreto fueron 8.048-, un número que podría incrementarse con creces durante el actual año, ya que los meses de enero y febrero han dejado una importante afluencia turística.
Dentro del municipio existen importantes puntos de interés que desde el Ayuntamiento llevan años intentando recuperar para poner en valor y sumar a esa oferta turística cada vez más amplia. La 'joya de la corona' es el Pozo Julia, construido en los años 50 del siglo XX y que en la actualidad es un parque temático de la minería. En 2023 registró 4.323 visitas -en el año 2022 fueron 596-, además de las 1.245 visitas institucionales que tuvieron lugar.
A él se suman la Escuela del Ayer, la Casa Minera o el Aula Paleobotánica y también el Economato de Marrón, una instalación cedida por la familia García en Lillo del Bierzo. Se trata de algo transitorio hasta que el Consistorio pueda tener su propio economato arreglado y en condiciones de poder ser visitado. Pero por el momento, como explica la alcaldesa de Fabero, Mari Paz Martínez, se está convirtiendo en uno de los espacios más visitados.
Además, vecinos de la zona, comercios que cierran, gente particular, están donando enseres que se utilizaban en la época, entre las que «a veces encuentras auténticas maravillas», como básculas antiguas, latas, hueveras, para servir el aceite o transportar la leche, incluso ropa de niños, calzado y juguetes.
Por último, el Ayuntamiento de Fabero sigue a la espera de que el Ministerio de Fomento licite la rehabilitación del Hospitalillo, que se convertiría en otro enclave turístico. Hasta que no esté finalizado no se podrá llevar a cabo su musealización, para la que ya cuentan con las camas, armarios o los crucifijos que estaban colocados encima de esas camas.
Todo ello para que «los turistas sientan cómo se vivía antes y que se empapen de esa cultura minera», concluyó la alcaldesa de Fabero.
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