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«Un día nos llamaron tortilleras pero no fue un insulto porque estamos orgullosas»
Amalia García y Gloria Rodao recuerdan su boda tras la aprobación del matrimonio igualitario en España junto a Daniel Fernández, el concejal del PSOE que las casó hace dos décadas en Priaranza del Bierzo
Desde su atalaya en Santalla tienen El Bierzo a sus pies. El maravilloso paisaje que trae el verano a la comarca inunda la terraza de la casa de Amalia García y Gloria Rodao. Un lugar especial, su pequeño paraíso y un auténtico balcón desde el que echan la vista atrás para recordar el 17 de septiembre de 2005, fecha en la que sellaron oficialmente su historia de amor. A su lado, Daniel Fernández, el encargado de oficiar el enlace, que por entonces era portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Priaranza del Bierzo.
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Fue la primera boda entre personas del mismo sexo en la comarca hace 20 años, los mismos que ha cumplido la aprobación del matrimonio igualitario en España, por detrás de los Países Bajos y Bélgica. El gobierno del PSOE, con el leonés José Luis Rodríguez Zapatero al frente, aprobó el 30 de junio de 2005 la ley, tras mucho debate. Fue publicada el 2 de julio y el matrimonio entre personas del mismo sexo fue oficialmente legal en nuestro país el 3 de julio de 2005. Desde entonces más de 75.000 parejas se han casado con una ley con la que España dio un paso histórico.
Ellas tuvieron que esperar 15 años para poder darse el 'sí, quiero'. Lo hicieron dos meses después de la aprobación de ley. Entre sus recuerdos «muchos nervios y vivirlo todo como algo que ya habíamos alcanzado, con lograr esos derechos, estábamos super contentas, todas las amigas ahí celebrando no solo la boda sino el poder casarte», explica Gloria. «Fue muy bonito» después de años «luchando por ello y viviendo, mostrándonos como somos», remarca.
«Totalmente aceptadas»
En una conversación a cuatro y bajo la atenta mirada de Ulises, su perro, Amalia reconoce que en el pequeño pueblo de Santalla, de tan solo 153 habitantes (INE 2021) estaban totalmente aceptadas. «Llevábamos ya unos cuantos años aquí viviendo y con la gente ningún problema, el que lo aceptaba estupendo y el que a lo mejor tuviera sus reticencias nos respetaba». También en la famillia que las apoyó siempre incondicionalmente. «Muy bien, siempre lo supieron, y con los amigos estupendamente», con lo que «por ese lado siempre nos sentimos protegidas».
Es la única boda homosexual que se ha oficiado hasta el momento en el Ayuntamiento de Priaranza del Bierzo. El pueblo enteró se volcó. «Fueron a la fiesta y allí a apoyarlas, fue muy importante y muy anecdótico porque los medios iban a preguntarle a la gente mayor y les decían: son muy buenas chicas, muy normales, no se meten con nadie», explica Daniel Fernández el entonces concejal socialista que las casó.
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«Con la gente ningún problema, el que lo aceptaba estupendo y el que tenía sus reticencias nos respetaba»
En estos 20 años tan solo han vivido un episodio en el que las señalaron por su condición sexual pero lejos de un insulto lo recuerdan como una anécdota. «Una vez en un verano vinieron unos chavales de fuera de familia del pueblo, fue algo anecdótico, no se repitió afortunadamente», apunta Amalia.
Explica que ese día «pasaron por la calle llamándonos tortilleras entonces mi reacción fue salir detrás de ellos. Se escondieron en la bodega de Sindo, les llamé no me abrían, y al final Sindo me preguntó qué es lo que pasaba, me abrió y allí estaban todos, se quedaron muy cortados cuando me vieron y les dije que a mí lo que me acababan de decir no era un insulto porque yo estaba muy orgullosa de lo que era y que el problema lo tenían ellos con su mente tan cerrada y nunca más, uno de ellos pidió perdón y ahí quedó».
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«Un orgullo haberlas podido casar»
El ex alcalde de Priaranza del Bierzo, en ese momento líder de la oposición por el PSOE, Daniel Fernández, fue la persona que ofició la primera ceremonia homosexual del Bierzo hace dos décadas. Sin ambages, asegura que para él fue «un orgullo porque era un avance más en leyes que eran necesarias porque las personas se enamoran, se quieren y no hay límites de sexo ni de ningún tipo, no hay que ponerle trabas a una relación que ahora a 20 más otros 15 años que estuvieron antes ya podemos darnos cuenta de que es una relación consolidada». «Un orgullo en aquel momento poderlas casar y sigo estando orgulloso, son mis chicas», dice con todo un cariño que es mutuo.
El 17 de septiembre de 2005 es la fecha que tienen marcada en rojo en su calendario personal y también en su memoria. «Un día de fiesta, de estar con las amigas y de mucho orgullo, de vivirlo intensamente, todas nuestras amigas, toda la gente que vino, fue muy bonito», apunta Gloria, recordando ese momento tan especial.
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Fue un reto conseguido ante la necesidad que veían de legalizar la situación «porque cuando llevas 15 años te das cuenta de que se necesitan papeles para determinadas cosas como en el hospital, si yo estoy ingresada iban a hablar con mi familia no iban a hablar con mi pareja, la que mandaba era la familia y yo quería que los médicos la informaran a ella. Ahí te das cuenta del vacío y cuando salió la ley nos casamos».
«Vuelve a haber más agresiones»
Pasados 20 años ambas valoran el paso adelante que dio España con la aprobación de la ley que dio luz verde al matrimonio igualitario convirtiéndose así, en este sentido, «es uno de los países más avanzados». No obstante, ponen el foco en el retroceso que se está viviendo en los últimos años con los mensajes de odio que se lanzan desde algunos frentes hacia el colectivo LGTBIQ+.
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«Vuelve a haber más agresiones, el chico de Galicia que mataron, ves todavía cosas que te parecían impensables», lo que les suscita «mucha pena» y evidencia que todavía «hay mucha gente que tiene que evolucionar, que ya estamos en el siglo XXI, que hace 20 años que se aprobó la ley, que las parejas ya están normalizadas, ahora no es raro ver parejas de gays y lesbianas», señala Gloria, mientras Amalia lamenta «los mensajes políticos que están calando en la sociedad y más en los jóvenes, con la extrema derecha, no solo en España, es a nivel ya mundial, Europa, Hungría o Polonia que han prohibido las manifestaciones LGTBI». «Están pisando fuerte y da un poco de miedito, tantos años de lucha para que ahora en un plis plas se pueda ir todo...», asevera.
No obstante, tienen claro que «no podemos quedarnos parados» por lo que no dudan en hacer un llamamiento a los jóvenes para que luchen por defender unos derechos que tanto ha costado ganarlos. «La gente jovencita que se de cuenta de que esto no ha salido así de la nada, entonces ellos tienen que seguir apoyando, pisando fuerte y continuando con la lucha».
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Daniel Fernández, que hizo las veces de 'cura' en la unión civil de Amalia Rodríguez y Gloria Rodao no tiene dudas. «El tema está en de quién te enamoras, no importa lo que hay entre las piernas, te enamoras y ya está y que quedé claro que no es un capricho de gente joven».
«Lo mejor es visibilizarlo cuanto antes»
El entonces portavoz socialista en el Ayuntamiento de Priaranza del Bierzo recuerda como después de la boda de Amalia y Gloria «empezó a salir del armario mucha gente, incluso alguna relacionada con el pueblo». Piensa, por ello, «lo mal que lo tuvieron que pasar los que vivieron antes que ellas y los que no tuvieron esta oportunidad».
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«El tema está en de quién te enamoras, no importa lo que hay entre las piernas»
Sobre el proceso en el que una persona decide revelar su identidad sexual a otras personas, Gloria considera que «para los adolescentes, depende de la zona, es difícil todavía». Su consejo: «que vivan como quieran vivir no como la sociedad o muchos quieren que se viva, ellos son los que tienen que dar el paso pero la vida es muy corta». Para ella lo mejor es visibilizarlo cuanto antes. «Hay una liberación cuando dices yo soy gay, yo soy lesbiana, yo soy trans, ya se ve de otra manera».
En su caso, ambas contaron con el apoyo de sus respectivas familias, «que es fundamental porque ayuda mucho», cuando decidieron dar el paso. «Yo con mi familia desde el primer momento les conté y reaccionaron muy bien, así que ningún problema», apunta Amalia. Ella tenía 19 años, había tenido relaciones con hombres siempre u tardó en descubrir su identidad. A la primera que se lo dijo fue a su madre. «Se sorprendió, por supuesto pero me dijo que lo respetaba y que se quitaba un problema de encima con los hombres, lo miró de esa manera».
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Gloria tardó más. «Yo vivía con Amalia, lo sabían, pero igual que los heterosexuales no tienen que decir que lo son yo a Amalia le decía yo no voy a decir nada, yo vivo contigo, ellos lo saben y por qué tengo que decir que soy gay». Así que decidió comunicárselo a su familia tan solo dos meses antes de casarse antes de que lo conocieran por la prensa dada la repercusión mediática que tuvo su matrimonio. «Vinieron unos periodistas, pen pensé que la noticia iba a salir en septiembre y dijeron que salía al día siguiente y se lo dije».
Como en el tango de Gardel «sentir que es un soplo la vida, que veinte años no es nada», Amalia García y Gloria Rodao siguen adelante con la suya, felices de poder celebrar cada día juntas y libres.
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