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Convivimos con diferentes especies animales en las ciudades, algunos de ellos causan más inconvenientes que otros. En Ponferrada existe un claro ejemplo de ello y son los estorninos, que en determinadas épocas del año, sobre todo en zonas concretas de la ciudad, generan problemas de ruidos y de excrementos.
A principios de 2024, la empresa encargada de las tareas de control de aves cifró la población de estorninos en más de 300.000 ejemplares, en concreto 310.000, y desde entonces, con las diferentes campañas llevadas a cabo por el Ayuntamiento de Ponferrada se han reducido hasta los 1.500, según el último recuento realizado en el mes de febrero de este año, repartidos por toda la ciudad.
«Ha bajado mucho, de eso se trata», apuntan fuentes de la Concejalía de Salubridad Animal, que aseguran, además, que en la capital berciana convivimos con una población reducida de estornino negro, «que está aquí, entonces siempre hay estorninos pero no de forma masiva, que es cuando generan todos esos problemas».
De hecho, es cuando llega el estornino pinto «cuando acusamos más población», que se produce debido a movimientos migratorios naturales, desplazándose desde el norte al sur de Europa tras la época reproductora. Así, se suelen concentrar en entornos humanos, con condiciones más ventajosas para dormir y que se encuentran en el arbolado urbano.
Las zonas más conflictivas de la capital berciana son el parque del Plantío, «es el que tiene siempre el bando más numeroso», el parque de Cuatrovientos, el de la Concordia en la zona de la Policía Nacional y hacia el Campus Universitario y la zona de las piscinas municipales.
De este modo, las tareas de control de estas aves se centran principalmente en ahuyentarlas de estas zonas, «porque con el estornino no se puede hacer nada más», procurando que vayan a los dormideros naturales de alrededor, con técnicas que van desde sistemas de sonidos de alarma o vuelos de intimidación con aves rapaces adiestradas hasta otras complementarias.
Y si no sucede nada extraordinario, «como que llegue algún banco que no se esperaba o alguna cosa rara», lo normal sería que hasta el mes de octubre o el otoño «no sean necesarias nuevas intervenciones», señalaron fuentes municipales.
Otras aves que suelen ser problemáticas en las ciudades son las palomas. En este caso, la población de estas aves en Ponferrada a inicios de 2024 era de unas 3.700, siendo una carga poblacional, según el informe elaborado por la misma empresa que presta el servicio de control, «moderada-alta».
Desde entonces esa cifra se ha reducido, «hay bastantes menos, por lo que ya no tenemos una problemática importante con las palomas». En ese sentido, la empresa lleva a cabo un control, tanto en zonas «que tenemos más o menos claras» como en otras en las que «hay alguna incidencia», y se hace un trampeo.
Dicho trampeo se lleva a cabo a través de las siete jaulas activas repartidas por la ciudad y que en el primer trimestre del año dejaron unas 160 capturas. «Van como mucho cada dos días para ponerles agua y comida y comida a los animales capturados y luego los recogen y se los llevan al núcleo zoológico que tienen ellos», concluyeron las mismas fuentes.
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