30 años del Morticia: una apuesta «arriesgada» que ha creado familia
Óscar y Ana son el Morticia, un pub de ocio nocturno que ha logrado sobrevivir al paso de los años gracias a su estética muy definida, diferente a todo lo que hay en Ponferrada, y a una clientela fiel que los ha seguido desde el barrio del Temple a la Rosaleda
La historia del Morticia se escribe con dos nombres propios: Ana y Óscar. Dos bercianos emprendedores que hace ya 30 años apostaron por un negocio de ocio nocturno diferente pero que se ha convertido en todo un referente tanto en el Bierzo como fuera de él. Su estética, su música pero sobre todo el buen rollo que transmiten Ana y Óscar, que han logrado crear una familia con su clientela, son las claves de la supervivencia de un pub que ha tenido sus baches pero que siempre ha sabido salir adelante.
Ninguno de los dos se creen que ya hayan pasado 30 años desde que un 6 de febrero de 1994 abrieran las puertas del Morticia, en el antiguo pub Metrópolis de la zona del Temple donde Óscar era DJ. «¿En qué momento pasaron 30 años?», se pregunta Ana alucinada, mientras que Óscar reflexiona que casi no hay negocios que trabajen la noche que hayan durado tres décadas.
Su primer garito no se pudo llamar Morticia por temas burocráticos pero 4 años después cumplieron su sueño y abrieron el pub en un local aledaño. Nunca perdieron su esencia, con los colores rojo, negro y morado como bandera, y el cine de terror, al que los dos eran y siguen siendo aficionados, como seña de identidad.
Cuando se les terminó el contrato se trasladaron a la Rosaleda, un barrio todavía en desarrollo y en el que solo había tres bares y «llegabas allí y parecía que no estabas en Ponferrada, a día de hoy aún me sigue pasando, me encuentro desubicado de Ponferrada», asegura Óscar entre risas. Allí ya llevan 14 años, cumplidos en diciembre de 2023, donde han logrado crear su hogar y en el que el 99 por ciento de la decoración está elaborada por ellos. No en vano, ambos son modelistas y «pensamos que para qué vamos comprar una figura de un Drácula a escala real si la podemos hacer nosotros». Así, su creatividad y talento lo han llevado a su negocio, en el que no dejan de crear cosas nuevas y, como primicia, una de las novedades que incluirá el Morticia es un Alien a escala real «que estará reptando por el techo».
Todo está cuidado al detalle y hecho con mucho mimo y amor. De hecho, para Anina, una de las cosas que más les halaga es que «la gente que va por primera vez nos dice que se ve que está hecho con muchísimo cariño y claro, es que la historia del Morticia somos nosotros, ves cosas como del género de terror pero luego hay cosas súper tiernas porque ves a Jack Skeleton con la Novia Cadáver o Eduardo Manostijeras, y es una mezcla de lo que somos nosotros».
Éxito en clave de fidelidad
Abrir un pub como el Morticia «fue una apuesta arriesgada en su día», comenta Óscar, pero que ha funcionado sin lugar a dudas. Para ellos, la clave del éxito ha sido «estar siempre en una línea media, como nunca hemos sido un pub de moda, unas veces hemos estado un pelín más abajo y otras un pelín más arriba», ofreciendo algo distinto al resto, tanto en estética como a nivel musical, y consiguiendo crear una clientela fiel que ya consideran como familia.
Y es que «tenemos gente de los de toda la vida, evidentemente son muchos años y gente que se ha casado, tiene hijos y luego retoman, pero ahora estamos con los padres, con los hijos y en fiestas puntuales vienen con los pequeñajos, tres generaciones», comenta Ana.
Pero además de esos clientes fieles, destacan la gran cantidad de turistas que llegan al Morticia porque han oído hablar de él, algo que les sorprende pero de lo que se sienten tremendamente orgullosos de que lleven un trocito del Bierzo a sus países.



Apuesta por el Bierzo
El Bierzo es su hogar, donde han tenido a esa criatura que se llama Morticia y que en un principio nació con la idea de crear una franquicia, algo que al final desecharon, pero que les siguen lloviendo ofertas de fuera «a patadas». De hecho, en el último año tuvieron tres e incluso cuando cambiaron al local de la Rosaleda se pensaron llevar el pub a Inglaterra. Pero han decidido apostar fuertemente por la comarca, «somos bercianos, nos gusta el Bierzo y queremos seguir apostando por el Bierzo. Si lo llevara otra gente no sería lo mismo ya, el Morticia somos nosotros», asegura Ana.
También han pensado en que igual están perdiendo oportunidades al no franquiciar el negocio «pero al final no vemos la necesidad, te despiertas al lado de la persona que quieres, para que quieres liarte más la cabeza, nos da para pagar las hipotecas y vivir al día. Somos felices», añade Óscar. «Sabemos que trabajando nadie se hace de oro y no es nuestra pretensión, la nuestra es vivir, disfrutar y hacer disfrutar a la gente, somos una familia», dice Ana.
«Cuando el mundo se fue al carajo»
El Morticia lleva en marcha 30 años, cerrando solo los domingos, y su actividad solo se vio interrumpida «cuando el mundo se fue al carajo», como define Óscar la llegada de la pandemia. Fueron 17 meses en los que tuvieron que cerrar sus puertas y en los que esa familia de la que antes hablaban fue fundamental. «Se volcaron a hacernos pedidos, íbamos un día a correos pero llenábamos el coche, que si camisetas del Morticia, que si figuras, y no solo gente del Bierzo, de fuera muchísimo, y lo piensas y se te encoge el corazón», asegura Óscar.
Porque en su caso, las ayudas tan prometidas no llegaron, «no sé si fuimos los tontos del pueblo pero aún seguimos esperándolas», afirma Ana por eso «nuestra gran ayuda vino de la gente de nuestro entorno y de clientes y fue realmente el oxígeno que teníamos y el apoyo».
Con todo ello, estos dos luchadores han sabido mantenerse a flote durante 30 años, «son 30 años poniendo copas y el cuerpo aguanta», comentan y confían en que sean muchos más y sobre todo que sean en Ponferrada.
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