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un proyecto de

Hogar a tu medida

Un espacio nada literal, o cómo hacer barrio con muy poco

Un pequeño local de barrio se ha convertido en un centro de reunión social gracias al trabajo y la energía de dos jóvenes artistas. Tanto ha sido el éxito, que el espacio necesita un cambio para poder alojar todas las iniciativas y a sus protagonistas. El equipo de IKEA está preparado para afrontar el reto.

Clara Polo

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Allá por el año 2020 cuando el tiempo era muy malo, dos personas corrientes, Marta e Iván, decidieron ponerle buena cara e implicar a todo su entorno. De un pequeño espacio con aspecto de garaje nació, a base de esfuerzo, un sitio multidisciplinar compartido por decenas de vecinos.

Donde unos practicaban yoga, otros hacían malabares, se reencontraban con su familia o conformaban un grupo de teatro. Así se fue fraguando Entrecomillas, un espacio colaborativo donde pronto hubo muchas más actividades que espacio, literalmente.

comillas

De un pequeño espacio con aspecto de garaje nació un sitio multidisciplinar para decenas de vecinos

La semilla de un proyecto colaborativo

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Por eso, unos años más tarde y con tantas personas moviéndose dentro como un enjambre, la presencia de Pilar, interiorista de IKEA, llega como agua fresca. Gracias al proyecto Un hogar a tu medida, algunos cambios bien dirigidos van a dar mucha más vida a este nido de artistas. La batuta la lleva Mario Marzo, pianista y actor acostumbrado a hacer vida en estos colectivos.

Disposición sobra. Iván y Marta han creado de la nada varios espacios funcionales, que más bien se alimentan de la intención de quien los habita.

Marta e Iván ikea
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Más sitio para más proyectos. ¡Las ideas de Pilar están haciendo crecer Entrecomillas!

En realidad, aunque Marta e Iván se dedican al teatro, ya no pueden disimular que el espacio Entrecomillas tiene tanto éxito que necesita más orden para albergar más vida. Tanta gente moviéndose en tan poco sitio requiere un esfuerzo extra, y también más horas de trabajo para evitar conflictos.

Soluciones que multiplican las posibilidades

Una amplia sala multifuncional permitía las actividades en grupo: básicamente un lugar vacío con un rincón con función de perchero o vestuario oculto tras una cortina. Cumplía su misión pero fracasaba como lugar de grabaciones y ensayos porque no daba la talla como escenario.

Después de la actividad, los visitantes pasan a la sala de reunión. Allí se descansa, se coordina, se planifica o se espera. Lo cierto es que a los menos espabilados, en días de mucho aforo les tocaba sentarse en el suelo.

Nada tiene que ver con el amplio salón con sofá nuevo, mesas móviles, pufs de enea apilables y hasta un sillón de madera que le da un toque de distinción.

Además, la sala multifuncional ahora es un verdadero escenario, en el que rieles de techo permiten jugar con cortinas para tapar o dejar ver lo que hay detrás, a modo de telones si hace falta. Los artistas ya tienen un verdadero teatro en el que ensayar o, por qué no, grabar sus piezas a gusto.

Aunque no hay mucho sitio, tiempo siempre hay para tomar un café, un té, o calentar algo improvisado si el hambre aprieta y hay trabajo. Y si no hay, se hace. Como ocurre con la cocina. Que no se podía llamar así, en realidad, aunque fuera una ayuda

señora ikea

Toda una gran cocina en un pequeño mueble.

colores azules

Un nuevo mueble compacto resuelve el problema, reuniendo lo básico de cualquier gran cocina. Con su nevera, su pila y su nevera, integrando perfectamente el microondas, la vajilla y hasta un poquito de verde que da, también, vida vegetal al lugar.

Da gusto fregar, incluso, desde el recuerdo de la solución anterior, y sobre todo pensar que estos muebles dejan jugar con la distribución, añadiendo, eliminando o moviendo accesorios y piezas complementarias. La cocina no sólo ha crecido en diseño y en capacidad funcional, sino también en versatilidad.

Para los momentos de seriedad obligada, para llevar las cuentas y la gestión del espacio, una pequeña mesa con dos sillas discretas servían de soporte para el ordenador y hasta para comer lo que previamente se haya recalentado: es una mini oficina al uso.

Si la diversión de fregar es algo sospechosa, más aún lo son las nuevas ganas desmedidas de Iván y Marta de ponerse a trabajar frente al ordenador. No es para menos, porque ahora tienen un verdadero despacho y además para dos personas. De cara a la sala, con el doble de espacio y bien rodeados por sus fotos, notas y espacios de almacenaje. Es como si Entrecomillas hubiera crecido para albergar todo esto, que ahora se ve fresco, amplio y desenfadado.

Nuevas posibilidades

Pilar y Mario tenían clara la necesidad principal de su proyecto desde el primero momento: organización. Es tan evidente, que la primera solución para liberar espacio es subir la capacidad hasta el techo, aprovechando la altura industrial del espacio.

Los armarios convencionales se quedarían cortos, pero la solución de almacenaje sobre rieles verticales es totalmente adaptable. Complementando con cajas transparentes que no hace falta manipular para conocer su contenido, resuelven el problema de los materiales por el suelo. Además, como tienen tapa, preservan el contenido de la suciedad.

De garaje a espacio social en algunas soluciones básicas

Estas ideas de organización resuelven el problema y aportan un extra de estilo

Sólo con este movimiento, ya se ha hecho posible la creación de dos espacios nuevos, que hacen que el Entrecomillas gane en elegancia y aspecto pero que le abren, también, el camino para nuevos proyectos. Una taquilla metálica y un pequeño tocador convierten la estancia en un verdadero camerino compartido.

Se mantiene la barra horizontal para perchar abrigos o ropa en general, pero la nueva composición de estanterías, cajones móviles y cajas da suficiente juego como para duplicar la funcionalidad. En realidad, a partir de estas construcciones de metal se puede dar forma fácilmente a cualquier tipo de entidad o negocio.

No hay mejor forma de celebrar el éxito que reunir a la nueva comunidad, a los anfitriones, a Mario y a Pilar, que han formado un gran equipo y se merecen, por lo menos, un buen café en el salón de reuniones, ahora de lujo.

Mucho tiene que crecer la actividad de este espacio para dejar obsoleta la decoración, que ha abierto caminos nuevos para redecorar las vidas de muchos vecinos. Ojalá le saquen todo el partido que puede ofrecer y sigan construyendo esa comunidad de artistas que comparten tiempo y experiencias en un lugar privilegiado.

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