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Transformación total. Descubre cómo IKEA revivió la cocina de Felisa con un toque mágico
Después de décadas cocinando para los demás, Felisa al fin tiene tiempo y libertad para hacer lo que más le gusta. Pero los años no perdonan y su cocina se ha convertido en un quebradero de cabeza. El equipo de IKEA tiene preparado un plan especial para recuperar todo su potencial
Eso que acapara dulcemente nuestro tiempo cada día, merece estar siempre a punto. Cuando dedicamos la vida a algo hasta que se convierte en nuestra esencia, un buen cambio que lo actualice y le dé brillo es una chispa de felicidad.
Marisa lleva toda la vida cocinando en su pastelería. Sin querer o queriendo, ahora, jubilada, lo sigue haciendo, encantada de dar gusto a sus hijos a base de buena cocina. El paso de los años ha ido mellando los muebles, los electrodomésticos, incluso el diseño funcional de antes, que ahora es un estorbo, incluso para su hombro lesionado.
Necesita con urgencia ese soplo fresco de IKEA, que desde su proyecto Un hogar a tu medida, se ha propuesto regalarle el cambio integral que le dará nueva vida.
A veces un buen cambio que actualice y dé brillo a nuestro entorno se convierte en una chispa de felicidad
Encontremos el valor de Invertir en aquello a lo que dedicamos la vida
Esta transformación corre a cargo de dos profesionales a los que no se les pasa un detalle: Marisa, interiorista del equipo de IKEA, y el chef Paco Roncero, vigilando que el nuevo entorno sea digno de un profesional de la cocina.
La felicidad de Felisa se nota en su cara desde la primera mirada a su nueva cocina. ¡No es para menos!
Esta vieja estancia necesita atención especial en algunos puntos bien identificados. Algunos cambios son necesarios por el envejecimiento del mobiliario. Pero otros son mejoras cuidadosamente pensadas por un equipo profesional y encaminadas a mejorar la eficiencia en el proceso.
Problemas evidentes, soluciones brillantes
El primer reto es el horno. Esas empanadas, especialidad de la cocinera de la casa, topan con las estrecheces en la preparación y en el propio espacio interior del aparato, que las hace casi imposibles.
Los hijos de Felisa pueden empezar a celebrarlo. El nuevo horno, además de espacio, ofrece mucho respeto a la ergonomía, ubicándose a una altura razonable, ni muy alto para el brazo enfermo, ni muy bajo para obligar a agacharse. Además, las bandejas extraíbles cuentan con topes para evitar accidentes.
El almacenamiento en altura es otro gran impedimento para que Felisa trabaje con comodidad. La ergonomía es fundamental, y la cocina ideal para alguien con dificultad en trabajar por encima de su cabeza otorga el protagonismo a los cajones, gavetas y armarios bajos y medios. Las estanterías altas sólo servirán como soporte para esos utensilios de muy poco uso.
Por otra parte, la dimensión de la estancia, y su forma alargada, invitan a una organización cuidada, con un especial esfuerzo en el aprovechamiento del espacio.
El espacio y la comodidad se han multiplicado gracias a la nueva decoración.
Una buena idea es utilizar cestas y cajas para colocar los utensilios en el interior de los armarios. De esta forma, acceder a ellos es más sencillo. Ya no es necesario vaciar el armario completo para localizar eso que está precisamente al fondo.
Lo mismo ocurre con los cajones. Quién no siente una cálida sensación de felicidad al encontrar en el primer vistazo todos los botes alineados, identificados y perfectamente accesibles. La armonía visual no tiene precio.
Crear el triángulo de trabajo
Lo que de verdad necesita, y necesitamos todos para cocinar, es un espacio eficiente, que permita el máximo trabajo con el mínimo movimiento. Nada de correr de un extremo a otro con la cuchara goteando o el plato chorreando agua.
El triángulo de trabajo tiene tres zonas bien marcadas y que sirven para: almacenar, preparar y cocinar.
El lugar para el almacenaje es la primera. La elaboración de cualquier plato comienza con la reunión de los ingredientes. Los frescos en la nevera; los secos, en armarios, cajones, gavetas, carros… Hay un sitio para cada cosa, sin aglomeraciones, pérdidas o búsquedas infructuosas.
Antes de llegar a cocinar hay que pasar por preparar. Es la zona más cercana al fregadero donde se lavan y se preparan los alimentos antes de cocinarlos.
Todo se va trasladando a la zona de la cocina.
Una vez dispuesto lo básico, es hora de ponerse manos a la obra. Es fundamental contar con un lugar para trabajar lo suficientemente despejado como para evitar catástrofes. La organización suple la amplitud.
Tablas, cubiertos, y especias: los utensilios básicos y los secretos del chef deben estar a mano, sin que haya necesidad de desplazamiento desde el fuego.
No hay que olvidar que un trabajo profesional nunca deja huella. Un escurridor sobre la pila y un sistema de organización de residuos bajo esta, le aseguran larga vida al brillo del suelo. La clave es ir limpiando a medida que se va cocinando: para eso es fundamental que todo quede al alcance de la mano.
Nuevos espacios son siempre nuevas posibilidades
Descubre el proceso de transformación de antigua cocina en lugar mágico
Nuevos espacios son siempre nuevas posibilidades. Reunir toda una vida de experiencia en la cocina no es fácil. Tanto trabajo merece, por lo menos, tener la oportunidad de disfrutar de los conocimientos para hacer feliz a los que más se quiere y por supuesto a uno mismo.
Con la familia en mente y presidiendo sus fotos el estante principal, mientras el horno brilla impoluto, Felisa arde en deseos por meter las manos en la masa. Esta cocina aún tiene mucha historia que contar y es hora de darle nuevas aventuras.
El que no ha podido resistirse y esperar es el chef Roncero, que ya ha estrenado la receta de la anfitriona y le tiene esa primera empanada preparada en el horno. Que vengan muchas más.