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MAPFRE

Los Molares, el pueblo sevillano donde los jóvenes se quedan para apostar por sus vecinos

Curro Caro es uno de los vecinos más populares de su pueblo, Los Molares. Lo es porque en este pueblo de La Campiña sevillana se ha ganado la confianza de agricultores y ganaderos gracias a su buen hacer al frente del negocio familiar que inició su padre. Su historia es la de un joven que decidió apostar por su gente

Laura Sutil

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Aquí la gratitud de los vecinos por el trabajo que haces se convierte en detalles como media docena de huevos y eso es algo impagable”. Así lo explica Curro Caro mientras paseas por las callejuelas que rodean al imponente castillo medieval de su pueblo. Vive en la localidad sevillana de Los Molares, un pueblo que se yergue entre campos de trigo y hectáreas de girasoles, y pasear con él es ir conociendo cada dos pasos a alguno de sus vecinos. Ya siendo adolescente veía como su padre, de quien además de las formas heredó el nombre, trataba con mimo a los agricultores y ganaderos de la zona de Los Molares. “Me gusta tener a los clientes entre algodones, que es lo que a mí me han enseñado y lo que he mamado desde pequeño”. Porque Curro Caro empezó a curiosear y trastear con los papeles de su padre con 14 o 15 años y, después de la universidad, decidió tomar el relevo de su progenitor como delegado de MAPFRE en su pueblo.

Si algo define su día a día es la cercanía de los vecinos y no muestra ningún tipo de reparo al afirmar que él está ahí para darle servicio a ellos en cualquier momento del día. Y es que Curro Caro es un hombre pegado a un teléfono y no por exigencia de los clientes, sino porque le nace de dentro. Es él quien con esa buena disposición 24/7 se ha ganado la absoluta confianza de sus vecinos. Unos vecinos que, como ocurría con su padre, continúan siendo en su mayoría agricultores y ganaderos. “Los Molares es muy agrícola y aquí la mayoría del pueblo tiene su parcelita: algunas son pequeñas extensiones, otros tienen cientos de hectáreas, pero prácticamente todo el pueblo se dedica a esto”.

Mientras explica esto va de camino a encontrarse con Enrique Revuelta, uno de los agricultores del pueblo que, como él mismo señala, conoce al joven molareño “desde chiquitito”. Como en el caso del delegado de MAPFRE, su modo de vida también ha pasado de generación en generación. “Mis padres se han dedicado toda la vida al campo y a mí la agricultura me gustaba desde pequeño, así que ahora llevo las tierras que tenían ellos”, cuenta. Con unas 200 hectáreas a su cargo, Enrique Revuelta explica que en la mitad de ellas siembra trigo y la otra mitad pipa -como comúnmente se refieren los oriundos de la zona al girasol-, los cultivos estrella en la zona.

“Mis padres se han dedicado toda la vida al campo y a mí la agricultura me gustaba desde pequeño, así que ahora llevo las tierras que tenían ellos”

Entre sus manos morenas y curtidas por el campo, Revuelta desgrana algunas de las espigas de ese mar dorado que rodea Los Molares, como si de una isla se tratase. Lo hace en repetidas ocasiones y le muestra a Curro cómo va la cosecha de este año, al mismo tiempo que ambos charlan sobre la importancia de contratar seguros para proteger la tierra, la materia prima que alimenta esta comarca.

Los Molares, campos dorados y mucha historia

Un mar dorado rodea la localidad de Los Molares cuando se acerca el buen tiempo. La localidad se yergue entre ellos y presume de un castillo medieval que atestigua la historia de esta localidad sevillana. Del siglo XIV data esta construcción y de aproximadamente un siglo después, una feria de tejidos -especializada en seda- que dio prosperidad a la localidad durante los últimos años del Medievo.

La última familia ganadera de Los Molares está liderada por una mujer

“Para mí el contacto con los animales y el trabajo en familia es lo más reconfortante”

Rocío García

En Los Molares hubo un tiempo en el que, además de la agricultura, la ganadería también impulsaba la economía. Hoy, Rocío García es la mujer al frente de la explotación caprina de Los Molares que iniciaron sus abuelos. “Tengo unos recuerdos muy bonitos de ver a mi abuelo trabajar con estos animales”. Esta joven molareña lleva el amor a los animales en su ADN. Actualmente, la explotación alcanza unas 350 cabezas de ganado y, a pesar de lo cuantioso del rebaño, llama a cada una de sus cabras por sus respectivos nombres.

Precisamente esa pasión que pone en el cuidado de los animales fue la que le motivó a volver a su pueblo. Ella es maestra de formación y decidió que su lugar estaba en Los Molares: “Para mí el contacto con los animales y el trabajo en familia es lo más reconfortante”. Confiesa que hace unos años había hasta 11 familias en la localidad dedicadas a la ganadería y que hoy solo quedan ellos. “Con una mujer al frente, además”, recalca la joven. “Se le está empezando a dar importancia al mundo rural y a la mujer que trabaja en el campo”, afirma. Aun así, reconoce que son muchas las trabas que se encuentra una persona joven que decide volver a sus orígenes y volcarse en un negocio como este. Pone el énfasis en el sacrificio constante y en los elevados costes de producción que ahogan al sector.

Los Molares es una localidad sevillana de la comarca de La Campiña que tiene

3.563

habitantes

Una cifra que ha ascendido ligeramente en la última década

Fuente: INE, 2021

Sevilla tiene actualmente una población de

1.947.852

habitantes

En los últimos 10 años ha sumado 20.000 habitantes

Fuente: INE, 2021

El semblante de la Rocío García que cuenta las penurias de la ganadería en España cambia cuando se encuentra con Curro, a quien conoce desde que eran niños. “Yo sé que si tengo algún problema en la explotación, con levantar el teléfono, Curro lo resuelve al momento”. Al pronunciar estas palabras, su expresión es, efectivamente, de tranquilidad, de despreocupación. Y es que el delegado de MAPFRE en Los Molares ya había advertido de que sus vecinos siempre le decían que ‘despreocúpate’ era su palabra estrella.

Créditos

Redacción: Prado Campos

Diseño UI y Dirección de Arte: Alessandro Marra

Maquetación: Saúl Fernández

Producción vídeo: Delia Blesa