El pueblo de León que «habla gallego» y tiene «playa a 100 kilómetros del mar»
Es la localidad Reserva de la Biosfera donde «nunca se superan los 20ºC» y en el que «se vive a otro ritmo»
La provincia de León tiene un pueblo que «habla gallego» y tiene «playa a tan solo 100 kilómetros del mar». Son dos de las notas distintivas que destaca National Geographic de la localidad berciana de Vega de Espinareda, «un pequeño rincón del Bierzo» que «aparece como un hallazgo inesperado».
«En esta zona del noroeste leonés se habla gallego, se vive a otro ritmo y el agua es parte esencial del día a día», resalta la publicación de viajes. Un espacio situado «entre montañas y valles» donde «lo rural se mantiene intacto y los días discurren sin prisa». «Casas bajas, huertas y senderos entre castaños dibujan un paisaje que invita a bajar el paso», resalta.
Un pueblo que «sorprende» y en el que «se respira una fusión de historia y naturaleza». Parada obligada para el visitante es su puente de piedra romano construido entre los siglos I y II que fue «reconstruido en parte en 1959 tras una feroz riada» y que «hoy es paso peatonal y centro de la vida estival», explica.
Se trata de una emblemática pasarela que es santo y seña de la localidad y que se alza sobre las frescas aguas del río Cúa, un punto de encuentro obligado para disfrutar de las tardes de verano, en un pueblo Reserva de Biosfera «donde nunca se superan los 20ºC».
Su playa fluvial «de césped, sombra y agua clara» es el lugar que «reúne a vecinos y curiosos» en verano, resalta la publicación de viajes, donde «la vida se traslada a la orilla y el resto del año las calles empedradas conservan su calma». Pone el énfasis en «la sencillez» como «el mayor de los lujos» de este pueblo berciano y también en el río que «más que un cauce, marca la identidad del lugar». Un extraordinario espacio de ocio en el que «un viejo molino reconvertido en chiringuito completa la escena».
Monasterio y pinturas rupestres
National Geographic no deja pasar por alto los pasos antiguos que conectan el río con fincas, senderos y barrios «algunos de ellos, hechos con la misma piedra de pizarra de las construcciones locales» que, tal y como apunta, «suman continuidad al paseo».
Destaca como joya arquitectónica el Monasterio de San Andrés, «de origen medieval, con fachada sobria y una historia ligada a la vida religiosa de la zona». Y recomienda una visita a algunos de sus puntos de interés como es el caso de los yacimientos como el Castro de Peña Piñera o las pinturas rupestres de Sésamo, «que confirman que esta tierra ya era un hogar miles de años atrás».
«Vega de Espinareda ofrece paz, un murmullo de aguas, una lengua que revive historias y un puente que une siglos», concluye.
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