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El aviso llegaba el viernes sin apenas tiempo de reacción. Tras los análisis realizados por la inspección sanitaria, los parámetros del agua corriente del municipio de Villafranca del Bierzo no son aptos para el consumo.
La turbidez del agua, motivada por las lluvias de los ... últimos días, obliga a prohibir el uso y consumo de este recurso para los cerca de 2.000 vecinos del municipio berciano. El Ayuntamiento reparte desde primera hora agua embotellada a vecinos y establecimientos que se debaten entre la rabia y la incertidumbre por una situación enquistada en el tiempo y que parece ir a peor.
«Es un problema que arrastramos de hace muchos años el de la turbidez del agua, pero ahora con la nueva normativa los propios inspectores pueden declarar la prohibición del consumo y es lo que ha pasado esta vez», explica Anderson Batista, alcalde del municipio, que desde primera hora de la mañana coordina el operativo para repartir botellas y garrafas.
La prohibición del uso afecta a los hogares y a los negocios, con especial afección a la hostelería que no puede poner lavavajillas, servir cafés o preparar tés como en una jornada normal.
Aunque el problema es conocido, la prohibición es novedad y el Ayuntamiento teme no estar preparado para un desembolso económico que, de prolongarse en el tiempo, supondría «la ruina del ayuntamiento y los negocios».
Está previsto que la próxima semana una nueva inspección analice el estado de las aguas, pero de cumplirse las previsiones que dan lluvia para los próximos días, la situación podría ser similar y prolongar en el tiempo la prohibición sin alternativas rentables, ya que los camiones cisterna de la Diputación que podrían suministrar agua también suponen un elevado coste.
El problema viene de largo. El municipio necesita una actualización en los sistemas de filtración y depuración de las aguas desde hace años que evitaría casos como el actual. Según explica el alcalde, el anterior equipo de gobierno presentó ante el Somacyl y la Junta de Castilla y León un proyecto para subsanar esta situación que «ha quedado en la nada».
«La Junta prohíbe usar el agua, tienen la solución en sus manos desde hace años y no han hecho nada, y nosotros necesitamos respuestas», exige Batista, que, aunque no pone en ningún momento en duda los resultados de los análisis, denuncia la falta de previsión y actuación por parte de la administración autonómica frente a una situación conocida.
«No sabemos cuánto tiempo vamos a estar así y no podemos asumirlo porque supondría la ruina del Ayuntamiento y los negocios», lamenta el regidor, que recuerda que «es necesaria una solución porque el municipio tiene que seguir funcionando con una calidad de vida acorde a los impuestos que pagan todos los vecinos».
Espera apoyo de la Junta y la Diputación para dar solución cuanto antes a un problema que, por el momento, pasa por el agua embotellada y los grifos cerrados.
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