El entorno de Las Médulas busca reconstruirse tras «tocar fondo» por los incendios
Vecinos intentan recuperar la normalidad y consideran necesario dar «un paso más» e impulsar un plan de gestión integral
El entorno del paraje natural de Las Médulas, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde 1997, intenta recuperar la normalidad tras haber «tocado fondo» por el incendio originado en Yeres, ante lo que urge inversión y un plan de gestión integral en pro de un resultado «armónico», para lo que demanda la «voluntad» de las administraciones.
Ya ha pasado un mes de aquel 4 de septiembre en el que se dio por extinguido el incendio de Yeres, que se activó el 9 de agosto a causa de un rayo y se elevó esa misma noche al Índice de Gravedad Potencial (IGR) 2 del Plan Infocal de la Junta.
Este fuego obligó a desalojar o confinar a 800 vecinos y fue uno de los más virulentos que asolaron el país durante el verano. El desastre se agravó, además, al comprometer 2.000 años de historia en el Monumento Natural de Las Médulas, la mina de oro a cielo abierto más extensa del Imperio Romano.
Con el recuerdo de aquellos días de incertidumbre en mente, los vecinos y trabajadores de este enclave berciano luchan por retomar la normalidad, una situación que tardará años en llegar tras los efectos de las llamas en un paisaje en el que ahora contrastan el verde y el negro.
La virulencia del viento hizo que la evolución de las llamas se comportase de una forma anómala y alcanzara el paraje natural en el que Roma proyectó un ingenioso sistema en la explotación de oro basado en la creación de enormes galerías a través de la inyección de agua en determinadas zonas de las montañas.
Esta «obra de gigantes», como definió el naturalista y militar romano Plinio el Viejo (23-79 d.C.), se tiñó de negro por las llamas, que se llevaron a su paso hogares, siglos de historia y castaños centenarios, una tragedia que comprometió el sustento de la economía de la zona.
Dos días después de iniciarse el incendio se estimaba que la superficie arrasada alcanzaba ya las 1.500 hectáreas y un perímetro de 120 kilómetros y, tras juntarse con el fuego paralelo originado en Llamas de la Cabrera, avanzó hacia la comarca de La Maragatería. En total, se estima que el incendio de Yeres arrasó unas 3.900 hectáreas.
Tan solo cuatro días después de iniciarse el desastre, geólogos de la Universidad de León (ULE) alertaban de las «graves» consecuencias que podrían surgir para la conservación de los canales romanos debido al «choque térmico» producido por el fuego, capaz de generar cambios físico-químicos en las pizarras sobre las que se construyeron, un material muy deleznable y sensible a la alteración.
El «milagro» de Las Médulas
«Milagrosamente» las llamas respetaron la mayor parte de viviendas y el centro neurálgico del paraje natural, según relatan varios vecinos de la zona al mostrar cómo se calcinó todo el entorno hasta llegar a la misma puerta de sus hogares.
En concreto, en el yacimiento se puede observar el efecto devastador de las lenguas a lo largo de las laderas. En medio de esta destrucción solo permanece ilesa la parte de La Cuevona, el llamado 'corazón' de Las Médulas, zona que empieza a recuperar el tránsito en el Mirador de Orellán.
Y es que, el Centro de Recepción de Visitantes retomó su actividad el pasado día 22 de septiembre, con un recorrido que se ha modificado para transcurrir por la Senda Corta, pero aún restringido en la Senda de Las Valiñas.
En el lugar, una de las responsables del Centro de Recepción de Visitantes recuerda el momento en el que vio el Lago Sumido tras el paso de las llamas, cuando se mostraba «como si hubiese caído una bomba atómica». Así, le parece «inexplicable» que el punto neurálgico del paraje haya quedado ileso, «como si no hubiese pasado nada», lo que supone que La Cuevona, La Encantada o La Fuente de Tía Viviana, el corazón de Las Médulas, «está a salvo».
Por su parte, Francisco Gómez Morán, conocido entre los vecinos como 'Paquito', rememora el día en el que se desató el incendio y denuncia la falta de medios, mientras se pregunta cómo se reconstruirá el entorno.
«Habrá que ver», espeta respecto a las ayudas. Estas van llegando, pero, tal y como avisa este vecino, la temporada alta de turismo, de la que viven muchos en la zona, ya «se jodió». «Con 5.500 euros no se arregla gran cosa», apostilla, en relación a las ayudas directas de la Junta a autónomos y pymes que han visto interrumpida su actividad por el fuego.