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Corría febrero de 2013 cuando el Consejo Comarcal del Bierzo decidió poner en marcha, siguiendo un proyecto que ya se estaba realizando en Galicia, el Banco de Tierras. Una iniciativa que nacía con una clara necesidad, puesto que «veíamos que el 60 o el 70 por ciento de las fincas en el Bierzo que tenían uso agroalimentario, se estaban abandonando», explica Beatriz Anievas, gerente del Banco.
Viendo el modelo gallego, sobre todo cómo estaban haciendo para vencer las reticencias para que se cedieran los terrenos, y reconociendo las carencias y los puntos fuertes bercianos, la institución comarcal llamó a la puerta de la Diputación de León, que apostó por este proyecto asumiendo la mayor parte de la financiación, con un 80 por ciento, mientras que el resto lo hacía el Consejo. El primer año de funcionamiento «fue de concienciación», asegura Anievas, recorriendo todas las pedanías del Bierzo explicando el proyecto e intentando convencer al propietario «de que lo que queremos es proteger su tierra, que no la va a perder, que el arrendamiento va a estar limitado en el tiempo, limitado el tipo de cultivo, que si hay algún problema de que no esté bien atendida la finca a través de la cláusula de arbitraje nosotros mismos vamos a rescindir ese contrato».
Ahí, desde el Consejo se encontraron con dos tipos de apego a la tierra, uno positivo de gente que quería ver sus fincas cuidadas y productivas otra vez, y otro negativo, «que cuesta romper ese miedo a que le quiten la propiedad» y que es contra el que el Banco de Tierras ha luchado y sigue luchando, aunque «hay más porcentaje de personas que quieren volver a ver su tierra bien, cuidada, que se quieren quitar preocupaciones o gastos que genera la finca cuando no la estás cultivando. Eso ha hecho que la gente se anime y traiga las fincas al banco de tierras», añade.
Con un primer año muy bueno, en el que se adjudicaron 115 parcelas, y que sorprendió incluso a Galicia, en estos diez años de andadura se han adjudicado un total de 3.570 parcelas y el 2023 que ahora acaba han sido 649. Pero en total, el Banco de Tierras gestiona 4.300 fincas, de las cuales solo están disponibles 730.
Beatriz Anievas
Gerente del Banco de Tierras del Bierzo
De esas adjudicaciones, casi el 60 por ciento son de viñedo, y es que el Bierzo es la comarca de Europa con más viñedo viejo. De este modo, los propietarios quieren seguir «manteniéndolos vivos» y se han mostrado «más receptivos», por lo que los viticultores han podido ampliar explotación, «son gente que conoce las viñas, que saben atenderlas» y han ido creciendo, aunque también hay viticultores nuevos. También destaca el uso hortícola y frutal y cada vez hay más demanda de fincas para apicultura, aunque Beatriz Anievas reconoce que «es complicado porque hay que cumplir muchos requisitos» y a veces les cuesta encontrar terrenos para ello.
A su vez, hay cultivos innovadores como plantaciones de almendras, de kiwis, olivos, girasoles, «plantaciones que no son tan tradicionales en el Bierzo» pero que contribuyen a que los terrenos tengan un uso.
Es un uso que beneficia tanto al propietario como al arrendatario y, además, el Banco de Tierras del Bierzo se diferencia de otros porque da un servicio integral a ambos. De hecho, el que coge la parcela para cultivarla «va a tener formación gratuita, préstamo de maquinaria, vamos a entregar la finca limpia, asesoramiento técnico, va a tener a nuestros ingenieros agrónomos asesorándoles sobre qué hacer y tratarla, asesoramiento jurídico, ayudas por si quiere hacer una incorporación, se las vamos a tramitar siempre, tutelándole», incide la gerente e insiste en que «no realizamos la adjudicación de una tierra y nos olvidamos».
De este modo, el Banco de Tierras lleva diez años realizando esta labor, siendo una herramienta «útil para paliar» el abandono de tierras en el Bierzo y poco a poco va viendo resultados pero aún queda mucho por hacer y aunque existe el relevo generacional, sobre todo en el frutal, «todavía tenemos trabajo por delante, hay que seguir animando a los jóvenes agricultores porque es una actividad con futuro, es el motor económico que ha resistido y capeado el temporal siempre, en todas las crisis el sector agroalimentario en el Bierzo ha estado sujetándose y creemos que tenemos que apoyarlo desde todas las instituciones y darles facilidades», asegura la gerente.
Olegario Ramón
Presidente del Consejo Comarcal del Bierzo
En ese sentido, Beatriz Anievas explica que el trabajo conjunto con Alimentos de Calidad del Bierzo «nos ha hecho que seamos más rápidos, más ágiles en identificar fincas en abandono o que se van a abandonar y tenemos que buscar ese relevo generacional».
Con todo ello, ¿qué retos a futuro se marca el Banco de Tierras? Uno de ellos y fundamental para seguir creciendo lo detalla el presidente del Consejo Comarcal, Olegario Ramón, y no es otro que el aumento de parcelas inscritas. Y es que «tener solo 800 tierras disponibles en realidad es muy poco, por tanto, el reto está en ampliar el número de tierras a gestionar de tal manera que consigamos que los terrenos valdíos, sin trabajar, sean los mínimos imprescindibles».
En la actualidad, lo que ocurre en el Bierzo es que «entre fincas trabajadas y bien cuidadas hay fincas sin trabajar que generan enfermedades que al final se transfieren a las fincas aledañas que si que están bien trabajadas y hay que intentar acabar con ello», añade Ramón, que también apuesta por hacer que las parcelas sean más grandes para que «no haya un minifundio tan importante».
Por otro lado, la gerente del Banco de Tierras se plantea como reto conseguir una mayor profesionalización de los horticultores, puesto que «sigue siendo una segunda actividad o venta de excedentes», mientras que los viticultores, fruticultores o apicultores sí están «muy profesionalizados».
Por ello recuerda que existe una cooperativa hortícola, Huertas del Sil, que funciona con siete socios pero la idea es que «se vayan uniendo pequeños horticultores para que donde uno solo no llega, porque uno solo con una extensión pequeña no va a poder abrir superficies grandes de comercialización, sin embargo la unión de ellos les va a permitir crecer y asegurar sus comercios».
Beatriz Anievas
Gerente del Banco de Tierras del Bierzo
A su vez, desde el Banco de Tierras tienen un programa de mentorización a nuevos agricultores, en el que les explican los cultivos de cada época, entre otras cosas, y se establece la figura de 'socio en prácticas' para que después pueda decidir ser socio real de la cooperativa. «Es un sector con futuro, hay más demanda que oferta, nos siguen faltando productores de pimiento para cubrir las necesidades de las fábricas, es una profesión dura pero tiene una buena proyección de futuro», incide Anievas.
El éxito del Banco de Tierras es indudable. En estos diez años, miles de personas han confiado en esta herramienta que traspasa fronteras. De hecho, muchas zonas de Andalucía, Baleares, Canarias, Cataluña, Extremadura, así como entidades locales, asociaciones o mancomunidades han querido replicar el modelo berciano porque «ven que es un modelo que funciona, que es ágil, que tutela totalmente al nuevo emprendedor y protege al propietario y estamos ayudando a otras zonas para que lo pongan en marcha», incide Beatriz Anievas.
Pero no solo eso, el Banco de Tierras del Consejo Comarcal del Bierzo es la única administración de estas características que está en el grupo de trabajo de la Subdirección General de Dinamización de Medio Rural del Ministerio de Agricultura sobre tierras infrautilizadas con representantes de todas las comunidades autónomas. Por algo será…
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Lidia Carvajal
Melchor Sáiz-Pardo, Mateo Balín y Álex Sánchez
Álvaro Muñoz | Valladolid y Lidia Carvajal
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