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José Luis Prada Méndez 'Prada A Tope', en el Palacio de Canedo, reflexiona sobre las 'bodas de oro' en su firma.

Las bodas de oro de Prada 'A Tope'

Medio siglo de vida de una marca histórica que ensalzan el valor, la lucha y la tenacidad de su promotor, José Luis Prada Méndez 'Prada A Tope' | «Soy un soñador de presente y un soñador de futuro», asegura

J.C.

Cacabelos

Miércoles, 9 de febrero 2022, 09:52

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En el Palacio de Canedo las campanas (imaginarias) repican como nunca lo han hecho. Hay bodas de oro. Las cumple un personaje singular, un tipo único, José Luis Prada Méndez 'Prada A Tope'.

Medio siglo de vida de una marca histórica que ensalzan el valor, la lucha y la tenacidad de un promotor atado a un sueño al que nunca ha dejado de la mano. Y así, casi de la nada, convirtió una locura en una maravilla de la innovación y el desarrollo más local.

El sueño de Prada 'A Tope' está pegado a la tierra, tiene sus raíces en la tierra y siempre mira al cielo.

50 y 77

El 2022 es, de este modo, el año de la conmemoración, del realismo, de los sueños y de los anhelos cumplidos. Medio siglo de vivencias tan sensacionales que dificilmente se volverán a repetir.

«Cumplimos 50 años de empresa cuando cumplo 77 años», recuerda Prada, mientras se deja ver orgulloso de la «esencia» que ha marcado su intenso recorrido vital.

«50 años es un aval pero para mí es una etapa más. Es un hecho más. No presumo de los 50. Presumo de los 50 y de los que vengan», añade con ese aire a medio camino entre una timidez infantil, un desparpajo brutal y una experiencia que le hace simplemente inigualable e inimitable.

«Soy un soñador»

«Lo que me ha hecho más feliz es ver que nuestro trabajo es valorado. Eso es lo más importante», señala. Y a renglón seguido remarca: «Soy un soñador de presente y un soñador de futuro.

Flor Bonet, la mano derecha de Para, remarca que el aniversario que ahora llega es «una mirada al pasado y una vista al futuro. Medio siglo son unos buenos cimientos para seguir adelante».

Y a seguir

«50 años son un reto y un punto de partida para seguir 'a tope' otros tantos años», señala. Y así. «Sin duda este será un año para celebrar la perseverancia en el camino recorrido y el éxito de la innovación basada en la tradición… Y todo ello a partir de un tarro de cerezas puesto en la estantería de la tienda de Prada en Cacabelos en 1972», recuerdan al unísono.

Y la mejor reflexión llega con la marca y el nuevo logo de la casa: «50 años después seguimos... ¡ATope!».

Si hay ocasiones para brindar, sin duda ésta es la mejor.

Prada, ese fenómeno

Prada 'A tope'.

Prada nació en Cacabelos en 1945, una villa de 5.000 habitantes en el corazón del Bierzo, capital de su vino, plaza de ferias desde la Edad Media y paso del Camino de Santiago.

Con quince años se puso a trabajar en el comercio familiar al que rápidamente fue dando su toque personal haciendo de su tienda en Cacabelos un lugar de referencia en el Noroeste porque allí se podrían encontrar cualquier calzado o ropa, difícil de hallar en el comercio tradicional o, incluso, en el mercado español.

Aquella tienda, auténtico zoco de las maravillas, evolucionaba de la mano de Prada revalorizando productos artesanales que hacía su familia, y las del resto de la Villa, pero que los cada vez más asiduos clientes forasteros reclamaban con insistencia.

Las cerezas en aguardiente y los pimientos asados del Bierzo con leña fueron haciéndose espacio en los anaqueles de la vieja tienda hasta ir sustituyendo conservas, castañas, vinos, etc… a las botas de Valverde del Camino o los polos de moda.

En los setenta da el salto definitivo a la hostelería abriendo La Moncloa de Cacabelos, un lugar que ha marcó época, y la sigue marcando, con una estética y una calidad tan diferente que su visita justificaba por sí misma viajar a Cacabelos.

Más tarde, en los noventa, clava sus ojos en el Palacio de Canedo y vuelve a apostarlo todo a ganador. Hoy radica en el Palacio su industria artesana de conservas y su bodega, al tiempo que ofrece una restauración de calidad a base de productos tradicionales del Bierzo y un alojamiento que no deja a nadie indiferente, con valoraciones cercanas al 10 en la mayor parte de las páginas web de reservas hoteleras.

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