El berciano que vive con una bolsa en el abdomen: «Forma parte de mi cuerpo»
Manuel González es uno de los pacientes ostomizados en el Hospital del Bierzo, que en el último año atendió 512 consultas de ostomías
«La bolsa forma parte de mi cuerpo». Con esta naturalidad el berciano Manuel González asume que este cambio en su vida puede haber llegado para quedarse. «Igual ya es para siempre», señala mientras se toma un café con toda la serenidad que da el poso de los años y convencido de que la enfermedad también forma parte de la vida. «No sabemos cuándo nos puede tocar».
Su historia es la de un superviviente. El Covid le obligó a pasar dos meses entubado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital del Bierzo. «Una historia muy dura» que le dejó importantes secuelas de las que logró recuperarse echándole ganas y tras un intenso proceso de rehabilitación. Un proceso en el que siempre contó con el apoyo incondicional de su familia.
Superado el coronavirus y sus consecuencias hace poco menos de un año le diagnosticaron cáncer de colon. Todo ello a pesar de que desde los 60 años se venía haciendo de forma periódica la prueba de sangre oculta en heces para la detección temprana del cáncer colorrectal. «Empecé a tomármelo un poco más en serio porque oyes tanto casos».
Manuel González ha pasado por dos operaciones, la primera de ellas en septiembre de 2024 en la que le extrajeron el tumor y cuatro ganglios, uno de ellos maligno. El postoperatorio se complicó de forma inesperada con una infección que le obligó a volver por segunda vez al quirófano y en la que, en este caso, le sometieron a una ostomía, una intervención quirúrgica en la que le hicieron una abertura (estoma) en el abdomen para desviar el flujo de los desechos de su cuerpo (orina y heces) hacia una bolsa.
Esto no fue para él lo peor porque «en principio ya sabía lo que era porque aquí en el pueblo había varios que la llevaban», pero sí que recuerda que cayó «en un pozo» cuando la cirujana le anunció que debía pasar de nuevo por quirófano como consecuencia de la infección que tenía. «Le dije no quiero saber más de operaciones, si duro un mes duro un mes, si duro un año un año, lo que dure pero no voy a entrar más en quirófano», explica. Con emoción relata como en ese momento la cirujana «se sentó conmigo en la cama, me agarró de la mano, me empezó a acariciar el brazo y a decirme tú ahora no puedes tirar la toalla, animándome y tratándome de sacar de ese pozo donde había caído».
Fue en este monento cuando Manuel volvió a echar mano de su extraordinaria fuerza de voluntad para plantar cara a la enfermedad, la misma que demostró para recuperarse de las secuelas del Covid que le permitió «salir y volver a ser la misma persona» que siempre ha sido, todo ello a pesar del difícil camino que tuvo que recorrer. «Me tuvieron que enseñar a andar, a comer, hablaba bastante deficiente, lo pasé muy mal». Tan mal, que recuerda como si fuera hoy esos duros momentos: «Me costó mucho salir, me tuvieron que reanimar dos veces».
«Olvídate de la bolsa»
Manuel González es uno de los pacientes ostomizados en el Hospital del Bierzo, que en el último año realizó un total de 512 ostomías, 89 más que en el ejercicio anterior. La bolsa se la colocaron en la segunda operación y lleva con ella desde principios de este año. No se le olvida como Sandra Cereijo, la enfermera experta en ostomías del primer centro sanitario de la comarca, «me dijo que me iba a dar mucha caña». Y así fue, todo ello para que aprendiera todas las rutinas necesarias a seguir a la hora de colocársela y hacerlo bien.
Reconoce que «al principio aunque lo asumes no lo tienes todavía digamos encajado en la cabeza» al tratarse de incorporar un pequeño cambio, que no sabe si será definitivo, en su vida y en su rutinas diarias. «Me dijeron que a lo mejor la bolsa voy a tener que llevarla ya siempre, no lo sé, no es fijo porque cuando le pregunté a la cirujana cuándo podíamos quitarla me dijo que me olvidara de la bolsa, que lo único que tengo que pensar es en curarme, que cuando llegara el momento hablaríamos de eso y yo lo di por hecho», a pesar de que «en principio no tenía que llevar bolsa».
Aunque tan solo son cinco meses con la bolsa, Manuel González asegura que lo lleva muy bien, a pesar de que reconoce que su vida «ha cambiado bastante». «Sí que te influye un poquito aunque al principio pensé que lo iba a llevar peor» dado que la ostomía le obligó a hacer algún cambio en su alimentación. «Al principio tratábamos de que las comidas fuesen más blanditas, más suaves, caldos, purés» hasta que «empecé a notar que podía disfrutar de un cocido». Ahora «como de todo, botillo, cocido, lo que haga falta», asevera.
Le gusta comer y come mucho pero también es muy activo. «Tienes que hacer de todo». El ejercicio es para él una rutina y se pega sus buenas caminatas en el pueblo donde tiene su residencia, Toral de los Vados. También bebe mucho líquido «sobre todo agua» para que ayude al riñón y puede trabajar más suave. «Hasta ahora me está yendo bien», indica Manuel González. «Hay cosas que influyen un poquito en el día a día pero tampoco es para darle mucha importancia», remarca.
«En cinco minutos estoy listo»
Como nuevas rutinas a incorporar en su día a día: los cambios de la bolsa de la ostomía, un hábito que le resulta «sencillo». «En cinco minutos estoy listo, me quito la bolsa usada esté vacía o llena porque me aconsejaron que si no defecaba nada que había que cambiarla cada segundo día y si hacía de cuerpo entonces que la cambiase para más seguridad». El cambio lo realiza también cada vez que se ducha.
En este momento usa bolsas de 30 milímetros (la medida del agujero que conecta la bolsa con la tripa) aunque con el tiempo le dijeron que podría reducirse y llegar a ser de 20 o 25 milímetros. Todo un aprendizaje en el que ha vivido inmerso estos cinco meses, acompañado de su kit de ostomía.
Un tiempo en el que también ha aprendido que la bolsa tiene un sistema de evaporación «porque por ella te tiras tus pedetes como se los tira todo el mundo, es otra forma de evacuar». También que puede coger aire o gases. «Se te hincha y piensas que ya está llena otra vez y tocas y ves que no, que es aire». Nuevas sensaciones las que está experimentando con su cuerpo como que «aunque tengas la bolsa tienes la sensación de que algo se te escapa aunque no siempre».
«Lo que tienes que hacer es asumir»
Llegado a este punto Manuel González lo tiene claro: «Lo único que tienes que hacer es asumir que tienes que adaptarte a eso que tienes ahí que es otra parte de tu cuerpo, adaptarte a la bolsa de tal forma que pienses, hostia, esto es una parte más de mi cuerpo, tú llevas una bolsa sí, pero es un apéndice de tu cuerpo y eso puede ayudar mucho».
El día 4 de agosto acudirá a una de sus revisiones en el Hospital del Bierzo tras un nuevo ciclo de quimioterapia con 21 días de tratamiento con siete de descanso. Preparado para la analítica y el TAC antes de acudir a una nueva cita con su oncóloga, esboza una sonrisa y hace gala de su paciencia infinita, su fuerza y sus ganas de poner todo de su parte para seguir adelante con todo lo que venga ganándole días a un tiempo que es oro.