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Villafranca del Bierzo recibió de nuevo, con alegría, a sus 'maios', esos 'árboles vivientes' que cada año recorren las calles de la localidad berciana en una celebración ancestral, declarada Fiesta de Interés Turístico Provincial, en la que se conmemora el fin del invierno y la llegada de la primavera, así como el comienzo del nuevo ciclo de las cosechas.
La cita se inició, como cada 1 de mayo, en torno a las 9 horas, cuando los vecinos de la villa salen a los alrededores para recoger las 'cañaveiras', las plantas con las que se visten los mozos que recorren las calles al ritmo de la música de la Escola de Gaitas, con cánticos y pidiendo a los vecinos las 'castañas mayas'.
Tras la recogida de las ramas, los habitantes de los cuatro barrios principales de Villafranca del Bierzo se encargaron de vestir a esos mozos jóvenes, ya que ni los niños ni personas demasiado mayores pueden aguantar el peso de la vestimenta durante varias horas. «Además apenas pueden moverse, solo caminar con pequeños pasos», explica Marisa Cela, de la Escola de Gaitas, entidad que cada año organiza esta fiesta.
Una vez cumplido el rito de la vestimenta, las cuatro comitivas partieron de los barrios, iniciando así la 'Festa dos Maios'. «Es empezar el ciclo anual donde la fertilidad y la fecundidad son las características de la época, donde vuelve a brotar todo y hay que hacer ese culto a la naturaleza para que todo vaya bien, después del invierno», explica Cela.
Las flores adornaron también este día los balcones y ventanas de las casas de la localidad, con el objetivo de dar vida a todas las calles por donde pasean los 'Maios', según informa la Agencia Ical. La fiesta finaliza con la reunión de todos ellos en la plaza Mayor y una comida campestre con la que se reinicia el ciclo vital de las cosechas.
Previamente, en la tarde del miércoles, 30 de abril, se quemó el burro del invierno, una figura hecha con materiales reciclados y flores que, después de pasear por las calles de la villa del Burbia, ardió para «decir adiós al invierno y dejar atrás todo lo malo». El burro de invierno es una figura tradicional de estas antiguas fiestas de primavera, que se celebran por toda España, de diferentes maneras.
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