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«Fue un susto horrible, un ruido tan brutal que pensamos que se había caído un edificio»
Los trabajadores de los establecimientos aledaños al Petit aún están en estado de shock y con el miedo en el cuerpo tras la conmoción provocada por el atropello mortal ocurrido este jueves en la terraza del bar situado en las inmediaciones de la plaza de Lazúrtegui que acabó con la vida de una mujer y dejó heridas a otras cinco / «Al salir a la calle no sabíamos a quién auxiliar porque la escena era terrible», relatan
«Fue un susto horrible. Estamos en shock. Pensamos que se había caído un edificio». Los trabajadores de los bares y establecimientos situados junto al escenario del atropello mortal que acabó este jueves con la vida de una mujer de 61 años y dejó heridas a otras cinco personas en la terraza del bar Petit, situado en las inmediaciones de la plaza de Lazúrtegui, aún no han conseguido quitarse el miedo del cuerpo.
Apenas 24 horas después del suceso provocado por un conductor de avanzada edad que circulaba en dirección prohibida por la avenida de Compostilla, Mari Luz Valle, camarera del bar La Villa, situado junto al Petit y con una terraza aledaña, reconoce que «nos asustamos mucho» cuando oyeron desde el interior del establecimiento, en pleno bullicio por la hora del vermú en pleno verano, «un estruendo enorme» que les llevó a pensar que «había caído la fachada de un edificio». Asegura que salieron corriendo «y ya vimos un montón de gente y tres personas tiradas en el suelo» entre ellas Jose, el dueño del Petit, que en ese momento estaba sirviendo esa mesa. «Se levantaba pero se encontraba mal», indicó. Fue en ese momento cuando, sin pensarlo fueron a socorrer a las víctimas. «Salí corriendo para socorrer a una de la chicas y Carmen la peluquera a otra», relata.
Precisamente Carmen de Prada, la dueña de la peluquería, aún conmocionada por lo sucedido, vive el día después «con el miedo en el cuerpo» y reconoce que pasó este jueves «a base de tilas». En el momento del atropello se encontraba lavando la cabeza a un cliente, que la casualidad quiso que fuera médico de profesión. «De repente escuchamos un ruido tan brutal que pensamos que se había caído un edificio, fue un ruido tan monstruoso, que nos miramos y salimos volando los dos», indica. Reconoce que al salir a la calle «no sabíamos a quien auxiliar porque la escena era terrible», explica Carmen todavía con los pelos de punta. «Estamos todos un poco en shock», señala.
En estado de shock también se quedó la dependienta de la panadería Dulces Sueños. «Fue un golpe tan fuerte que pensé que algo horrible había pasado», apunta. Lo mismo le ocurrió a la dependienta de la tienda de zapatos Gala, que en el momento del siniestro se encontraba limpiando el escaparate de su establecimiento y que fue testigo en primera persona del fatal suceso que ha conmocionado a toda una ciudad.
La capital berciana, una ciudad tranquila en la que este viernes una flor sujeta a la valle de seguridad con el cordón policial que protege la jardinera contra la que impactó el vehículo tras arrollar a los cientes de la terraza del céntrico bar recuerda a las víctimas del terrible suceso. También algunos periodistas de medios nacionales que graban sus crónicas a las puertas del Petit que hoy permanece cerrado.
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