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Un buen susto el que se llevaron los vecinos de Santo Tomás de las Ollas, en Ponferrada. Fue en la tarde de este miércoles, 11 de noviembre, al contemplar como un humo de color anaranjado salía de las chimeneas de la factoría de Aceros Roldán, en un capítulo que recuerda al escape ocurrido en marzo de 2020 y que vino precedido por otro ocurrido en febrero de 2014 en las instalaciones.
El pedáneo, Carlos Fernández, reconoce que la situación generó «miedo e inquietud entre los vecinos». Precisamente fue un habitante del pueblo el que le avisó de lo que estaba ocurriendo, lo que llevó a acercarse a la planta y a intentar ponerse en contacto con el nuevo director de la planta para conocer lo que había ocurrido, algo que aún no ha conseguido «porque está de vacaciones», señala.
El presidente de la Junta Vecinal sí ha podido hablar, no obstante, con los representantes de los sindicatos en la acerera que le han querido trasladar un mensaje de tranquilidad al achacar la situación a un error en uno de los procesos. «Me dijeron que estuviera muy tranquilo, que no era preocupante, que era un ajuste de una mala mezcla del agua oxigenada que viene a neutralizar el color de los gases», explica.
«No ha sido para alarmarse ni para preocuparse», insiste el pedáneo de Santo Tomás de las Ollas, que reconoce que en este caso no ha sido necesario tampoco tomar ninguna medida para garantizar la seguridad de los habitantes del pueblo.
«Me aseguraron que no era nada preocupante, que no era tóxico y que ya me daría las explicaciones correctas las empresa de qué es lo que había ocurrido», concluye.
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