La felicidad se come

La felicidad se come. Cerezas de Corullón, frutos rojos de Narayola, manzanas de Carracedelo o almendras de Toral de los Vados. Los sabores del Bierzo rompen fronteras y llegan a todos los rincones del mundo de la mano de la repostería artesana Gisela Bakery and Cakery. Su obrador situado en el número 29 de la calle Ramón y Cajal de Ponferrada da el salto al mundo digital con Miskukis.com su nueva tienda online.

Brownie de cerveza negra, tarta Linzer, de queso con arándanos, Lotus, magdalenas de espelta o bizcochos de yogur, entre otros muchos, elaborados todos ellos «con amor» dan vida a los productos de primera calidad de kilómetro cero de la comarca. Son tan solo una pequeña muestra de las exquisiteces que salen de las manos expertas de Gisela, fraguadas en sus quince años de andadura en el mundo de la repostería, diez de ellos en su tienda a pie de calle en la capital berciana.

Mención aparte merecen su medio centenar de variadas pastas de té, cada una diferente, dotadas de personalidad propia que le confieren sus masas únicas elaboradas cada día y en las que la magia de los sentidos permite disfrutar de sus increíbles sabores del que dan buena muestra ponferradinos, bercianos y todos cuantos hacen parada en la cocina de Gisela.

«Cuenta una leyenda que nuestras pastas son capaces de ahondar en nuestras emociones transformando un día gris en una gran oportunidad de disfrutar a solas, con amigos o en una reunión de trabajo», reconoce la propia Gisela en Miskukis.com.

Una carita sonriente es la imagen de la tienda que se reproduce de forma perfecta en una de las pastas más emblemáticas de la casa. «Es la mascota, que nos piden muchísimo, niños cajas enteras», señala Gisela.

Más allá del gusto de saborear una exquisita pasta con base de productos del Bierzo que le confieren una personalidad propia. Casi una decena de ellas están bautizadas son sugerentes nombres como Lady Marmelade que invita a «caer en la tentación con esta pasta tan sexy», Strawberry Things en la que «su corazón chocolatea por ti, ven y frambuésame» o Cadete Pistacho que «aun estando camuflada es la primera pasta en ser devorada».

En esta fábrica berciana de la felicidad un gran trabajo surge de una gran familia «que elaboramos dulces y donde somos los primeros en disfrutar de todo lo que hacemos y eso lo transmitimos cada día a nuestro clientes», apuntan. Una labor que transforma los productos de nuestra tierra en ricos olores y sabores que también ahora llegan todos los rincones del planeta.

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