Una tradición que se recupera de la mano del grupo Alegría Berciana y que ha puesto el acento de humor al inicio del Carnaval, llenando las calles de los colores de sus ropajes y los sonidos de sus cencerros y carracas. Un disfraz en el que destacan los cuernos que marcan a este personaje, algunos incluso llevaban al cuello un "collar" de chorizo y pan y ristras de ajos.
Junto a ellos, recorrió la capital berciana un burro que llevaba a su lomo a un muñeco. El "pollino" no puede faltar en esta celebración, como recoge Antonio Fernández y Morales en su libro 'Ensayos poéticos en dialecto Berciano', de 1933, y que también está ataviado especialmente para la ocasión.
Su recorrido finalizó en la plaza Fernando Miranda, donde los participantes encendieron los 'fachois' o antorchas de paja con la que después quemaron ante decenas de personas el muñeco que "cabalgaba" sobre el burro, con la música de fondo y ritmos de fiesta.
(Reportaje fotográfico: Quinito)