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Circular

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Acción

Circular

Por qué la economía circular es fundamental para la salud del planeta

Pasar del concepto de “usar y tirar” al de reutilizar, reciclar y consumir de forma consciente es el único camino para garantizar la sostenibilidad del planeta. La clave está en incorporar a nuestra vida diaria nuevos hábitos de consumo que nos ayuden a controlar el uso de recursos naturales y a combatir el cambio climático

Martín Cebadera

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Martín Cebadera

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Durante décadas, el concepto de “usar y tirar” ha definido nuestros patrones de consumo. Pero este modelo económico, que necesita de grandes cantidades de materiales y energía para llevarse a cabo, carece de sentido. Los recursos del planeta, cada vez más sobrehabitado por millones de seres humanos, son limitados. Y aunque en demasiadas ocasiones no seamos conscientes, todo lo que hacemos en nuestro día a día acaba por tener consecuencias. La ropa con la que nos vestimos o los objetos que decoran nuestro hogar, por citar algunos ejemplos, también dejan su huella en el medio ambiente.

Por eso es prioritario cambiar el actual sistema de producción y de consumo como única salida para encaminarnos a un mundo más sostenible. En nuestras manos está aprovechar los recursos al máximo y avanzar así hacia un modelo de economía circular, como explican Jon Kortajarena y Marina Testino en Vida circular, el décimo episodio de Orígenes: el principio de la solución, la serie con la IKEA pretende concienciar sobre la necesidad de actuar a favor del planeta.

Marina Testino

Emprendedora y activista

Diseñadora de moda, emprendedora, modelo e influencer, es una de las referencias del activismo en la industria textil.

A Marina Testino le gusta autodenominarse artivist, de las palabras arte y activismo. Nacida en Nueva York en 1994 y criada en Barcelona, la joven creadora utiliza su influencia en el mundo de la moda para sensibilizar sobre algunas cuestiones como la basura y los desperdicios que se generan en el planeta. “La moda puede ser divertida, colorida, creativa y sostenible a la vez”, afirma. “Es clave informarse bien para saber qué ropa compras exactamente, de qué material está hecha, quién la ha fabricado, de dónde procede”, señala.

Para hacernos una idea de dónde estamos, solo en la Unión Europea producimos más de 2.500 millones de toneladas de residuos al año. La situación, evidentemente, es insostenible. Pero aún estamos a tiempo de revertir la tendencia y de poner remedio al drama. ¿Cómo? Alargando la vida útil de los productos, lo que implica compartir, alquilar, reutilizar, reparar, renovar y reciclar. Así gastaremos menos recursos y generaremos menos residuos. A su vez, pondremos nuestro granito de arena contra el cambio climático, ya que el uso indiscriminado de materias primas dispara el consumo de energía y de emisiones contaminantes. Para conseguirlo, te proponemos cuatro sencillos consejos con los que contribuirás hacia la economía circular: ayudarás al planeta (y a tu propio bolsillo), evitarás el consumo innecesario y pondrás fin al derroche de recursos naturales.

01

Huye de las compras compulsivas

4 claves

I

Huye de las compras compulsivas

Lo primero que debes hacer es plantearte si lo que quieres comprar realmente lo necesitas. Si no es así, olvídate. No te excedas en tus compras por el simple hecho de acumular. También es bueno que fijes un presupuesto con un máximo a gastar. Muchas veces, el impulso está asociado al acto de la compra. Por eso hay que ser racional y no dejarse llevar.

Siempre que puedas, reutiliza y adapta los productos que ya tienes. Darles una nueva vida siempre será mejor que comprar algo nuevo. Muchas empresas ya lo hacen. A través del proyecto Circular Hub, IKEA vende desde artículos descatalogados hasta otros de segunda mano de su servicio Segunda vida a tus muebles. También ofrece productos procedentes de exposición y otros que, aunque con ligeras taras, estéticamente aún son funcionales y seguros de utilizar. Solo el año pasado, casi 50 millones de muebles de IKEA tuvieron una segunda oportunidad.

02

Confía en marcas locales y sostenibles

II

Confía en marcas locales y sostenibles

No hace falta comprar prendas fabricadas en el otro extremo del mundo para vestir bien y sentirnos guapos. Al contrario, si apostamos por fabricantes locales contribuiremos, por un lado, al desarrollo de la economía más cercana y, además, evitaremos un transporte de mercancías de miles de kilómetros a través del planeta, con su consiguiente impacto medioambiental. Hoy, hasta el 15% de las prendas que se fabrican cada año acaban quemadas en vertederos o enterradas, porque no tienen salida comercial, lo que demuestra que el modelo de moda low cost no es nada barato, todo lo contrario.

03

Ajusta el gasto de energía

III

Ajusta el gasto de energía

Uno de los recursos que más influye en el calentamiento global es el derroche de energía. Con pequeñas acciones individuales podemos reducir de manera considerable el consumo energético y los gases de efecto invernadero, lo que redunda en la economía circular. Para empezar, deshazte de las bombillas incandescentes tradicionales que tengas en casa y cámbialas por unas de bajo consumo, como las de tecnología LED. Toda la iluminaria que se vende en los establecimientos de IKEA (las luces para la cocina, baños, dormitorios…) es de este tipo, lo que se traduce en ahorro de energía, una mejor calidad de iluminación y un menor impacto medioambiental. Más ideas: llena la lavadora y el lavavajillas cada vez que los uses, compra electrodomésticos con la mejor calificación energética, no conectes los aparatos en las horas punta (cuando la luz está más cara) y realiza un buen aislamiento de tu hogar.

04

Reduce la basura que generas

IV

Reduce la basura que generas

Hay muchas maneras de controlar el consumo excesivo de recursos. Por supuesto, el reciclaje es clave. Ya sabes, debes depositar los envases de plástico, briks, latas, vidrio, papel y cartón en sus respectivos contenedores de colores. Lo mismo con los desechos orgánicos, las pilas, el aceite usado, la ropa y el calzado, los aparatos electrónicos, las cápsulas de café, las medicinas…: no cuesta nada depositarlos en un punto limpio. Olvídate de los plásticos de un solo uso, como bastoncillos, cubiertos, vasos y pajitas. Y sustituye las bolsas de plástico por las de tela, y las servilletas de papel por las textiles. En el supermercado, compra productos y alimentos que no estén envueltos o que su embalaje sea reciclable, evita las facturas en papel y cuando cocines, prepara las cantidades justas de comida: así evitarás generar desperdicios alimenticios.