Los aliados de la educación. 50 años de programas para impulsar la formación
La educación es el punto de partida de cualquier desarrollo económico y el motor estructural del crecimiento de una sociedad
En una sociedad moderna, la educación no es sólo su sistema escolar, sino el eje que vertebra el desarrollo sostenible y la base del contrato social. Es el instrumento que enseña a convivir, respetar, empatizar y participar; y la herramienta que fomenta la tolerancia, la responsabilidad y el pensamiento crítico que son, en definitiva, los pilares de cualquier democracia madura.
Según el informe ‘Panorama de la educación 2025’, elaborado por la OCDE, los sistemas con alto logro educativo y mejores competencias tienen una mayor participación laboral y productividad. Y, según estudios del Banco Mundial, un año extra de escolaridad puede mejorar hasta en un 9% los ingresos por hora en países en desarrollo. Un cálculo que defiende que la inversión en educación y en formación mejora la capacidad productiva de las personas y, por consiguiente, también los salarios.
La defensa de la educación no se termina en las aulas. Y hay ciertas competencias y habilidades extracurriculares que son críticas en la reducción de algunas brechas formativas que aún persisten. Capacidades digitales, en el ámbito de la seguridad, del territorio financiero o de la salud, por ejemplo, se consiguen, muchas veces, a través de programas externos bien diseñados, alineados con el currículo y evaluados que aportan valor, cubren huecos, aceleran innovaciones y llegan a colectivos vulnerables. Esa adicionalidad es justo el espacio en el que encajan iniciativas de instituciones como Fundación MAPFRE, que este año cumple su 50 aniversario. Cinco décadas en las que ha invertido más de 165 millones de euros en programas educativos que han impactado en la vida de más de 43 millones de niños, jóvenes y profesores en 30 países.
Aprender para crecer
Programas como el de prevención de lesiones y seguridad vial, ‘Vivir en salud’ para fomentar los hábitos de vida saludable; ‘Controla tu red’, enfocado en el uso responsable de las tecnologías, y otros centrados en mejorar la educación financiera a través de talleres y juegos como Finexit, un scape room financiero, Bugamap y PlayPension, pretenden acercar de forma divertida y dinámica la formación económica a los más jóvenes. Fundación MAPFRE lleva apoyando el aprendizaje como motor de crecimiento desde 1975, cuando los desafíos pasaban por reducir el abandono escolar y sembrar conciencia social. Y hoy ese compromiso se centra en la construcción de competencias clave para el futuro, desde la salud y la seguridad hasta la economía y la digitalización responsable.
El peso de las iniciativas privadas en la educación también tiene un carácter estratégico, porque este tipo de programas actúan, en muchas ocasiones, como arquitectos del cambio y promueven el diálogo para incidir en políticas públicas que garantizan el acceso equitativo a la formación. También ofrecen nuevas oportunidades laborales a través de alianzas que propician la colaboración público-privada como la especialidad en seguros con la que Fundación MAPFRE apoya la Formación Profesional Dual, por ejemplo.
Para alcanzar estos ambiciosos objetivos, las iniciativas de fundaciones y entidades privadas involucran a toda la comunidad educativa, porque su eficacia depende de algo más que del contenido. Buscan cambiar hábitos, actitudes y relaciones. Así, un programa de educación vial o de formación financiera no funcionan si sólo llega a los alumnos. Necesitan que los docentes, las familias, las administraciones y el entorno social refuercen ese mensaje para generar ecosistemas de aprendizaje y crecimiento.
Fundación MAPFRE entiende la educación como una responsabilidad colectiva y actúa como conector con programas, actividades y recursos que han ido avanzando y evolucionando en estos 50 años, adaptándose a las necesidades de cada momento y de cada etapa, a través de metodologías innovadoras que pretenden unir a padres, profesores, educadores y alumnos.
Respeto, responsabilidad, compromiso, protección y cuidado de la vida, inclusión ante la diversidad y solidaridad. Estos son los valores que Fundación MAPFRE lleva defendiendo estos 50 años de vida y medio siglo después la meta sigue siendo la misma, educar para transformar.