un proyecto con
Valor local
Sabor
con raíces
Hace 48 años nacía Dulca en Peñaranda, un municipio salmantino de
apenas 6.000 habitantes. Lo que empezó como un pequeño obrador de
pastas de té, mantecados y hojaldres se ha convertido en una
compañía con más de 200 empleados y presencia en los principales
mercados europeos.
En 1978, y siendo tan solo un veinteañero, César Serna tuvo una idea:
crear Dulca, una empresa pastelera que nació en su tierra, Peñaranda, con
el objetivo de suministrar sus productos a panaderías y tiendas de la
zona. “Mi padre tenía 28 años, pero sus socios pasaban ya de los 50. Ellos
se jubilaron rápido y se fueron adquiriendo las participaciones.
Actualmente, Dulca es propiedad de mi familia. Mi padre sigue viniendo
todos los días, pese a que tiene 76 años, y luego estamos mi hermano y yo,
que llevamos un poco el peso de la empresa”, nos explica Noelia Serna, que
ejerce como directora financiera.
El relevo generacional marcó un antes y un después. La apuesta por la gran
distribución y la exportación, y contar con socios como Banco Santander,
les permitió pasar de los 2,5 millones de facturación iniciales a los 40
actuales. Y todo sin moverse de Peñaranda. “Nos hemos posicionado como
fabricantes de marca blanca. En Alemania, por ejemplo, fabricamos
cruasanes de relleno de chocolate para casi todas las cadenas. Somos
capaces de desarrollar productos a medida para clientes, con rapidez y
flexibilidad. Eso nos ha permitido crecer y consolidarnos”, cuenta. Y todo
sin moverse de Salamanca. Mantener la fábrica en su tierra es una cuestión
de compromiso. “Si nos fuéramos, sería un golpe para la zona: hablamos de
250 familias en un municipio de apenas 6.000 habitantes”, asegura Serna.
El impacto de Dulca también se refleja en los proveedores de la zona.
“Siempre que podemos trabajamos con empresas locales: talleres, imprentas,
carpinteros, constructores… Evidentemente, no todo puede ser de aquí, pero
priorizamos lo cercano”, afirma Noelia.
Ahora han comprado unas tierras en Peñaranda para montar otra línea de
producción, y reconoce que la asociación con el Banco Santander ha sido
fundamental para atreverse a dar el paso. “Nos han apoyado siempre. La
inversión ha sido grande porque estamos haciendo la fábrica nueva, almacén
y una zona de vestuarios y comedor para empleados también muy grande,
cambiando un poco el concepto de negocio”, explica. Noelia Serna confiesa
también que el Santander fue clave en sus inicios. “Cuando compramos las
últimas participaciones de la empresa, hubo entidades que no creyeron en
nuestro proyecto. Banco Santander sí lo hizo y nos ayudó a sacar adelante
la compra”.
Además del mercado alemán, Dulca también tiene presencia en Portugal,
Inglaterra, Francia e Italia. “También hemos hecho operaciones con
Marruecos, Argelia o Libia. La mayor parte de nuestro negocio está en
Europa por la limitación de caducidad de nuestros productos”, explica.
ENTORNO RURAL
GRANDES OPORTUNIDADES
La directora financiera siempre ha sido una enamorada de Peñaranda y
reconoce que el carácter de la tierra influye en la manera de gestionar y
llevar la empresa. “Somos castellanos, trabajamos muy hacia dentro y creo
que no nos damos a conocer lo suficiente aquí. Eso hace que muchos jóvenes
de Salamanca no vean oportunidades laborales atractivas en la zona y se
marchen pitando a Madrid en cuanto terminan la carrera. Desde el Foro de
Empresa Familiar intentamos cambiar esa percepción y dar charlas en la
universidad para mostrar que sí, que hay empresas interesantes en la
provincia”, asegura. Para Noelia es un error hablar de la España vaciada.
“Muchas veces cuando hablo con políticos regionales se lo digo, que tienen
que cambiar la comunicación porque la gente está fascinada con Madrid,
pero allí quizás no pueden comprarse una casa, o son incapaces de
encontrar un colegio para su hijo o una guardería, y no piensan en una
provincia como alternativa para solucionar sus problemas”, añade.
La directora mira al futuro con optimismo: “El objetivo es llegar a 60
millones de facturación en dos o tres años, crecer en capacidad y seguir
desarrollando productos nuevos”. Para ello, siguen contando con el
Santander como partner financiero. “Siempre nos han dado soluciones
ágiles, incluso en operaciones internacionales”. La sostenibilidad también
es un eje estratégico en Dulca. “No somos una empresa contaminante, pero
aun así trabajamos para mejorar: tenemos placas solares que cubren un 20 %
de la energía, a la hora de comprar buscamos siempre maquinaria eficiente,
tenemos gestión de residuos y certificaciones como Rainforest y RSPO.
Ahora estamos auditando la huella de carbono”, explica Serna.
Para ella, el vínculo con la familia y su tierra es uno de sus mayores
motivos de satisfacción. “De haber hecho crecer el negocio familiar, de
contar ya con la tercera generación implicada, y, sobre todo, del equipo:
muchos han crecido profesionalmente dentro de la empresa y a día de hoy
cinco de los empleados que tenemos están desde los inicios”, señala.
de facturación es lo que pretenden conseguir gracias a nuevas líneas de producción
Dulca demuestra que es posible crecer sin renunciar al lugar donde todo empezó. Desde Peñaranda, ha generado empleo y estabilidad para cientos de familias, consolidándose como una empresa referente en el sector y un motor para la economía local. Tras casi cinco décadas de historia, con nuevas generaciones ya implicadas, la compañía sigue apostando por la innovación y la apertura a mercados internacionales. En ese camino, el respaldo del Banco Santander ha sido decisivo para dar forma a inversiones y proyectos que marcan su presente y futuro. Así, Dulca combina raíces, ambición y alianzas sólidas para seguir construyendo oportunidades en la provincia de Salamanca.
Estructuras
de financiación
Guia Práctica
Ninguna empresa se internacionaliza sola. El
acompañamiento financiero es clave para abrir nuevos
mercados. Tria lo sabe bien: sus proyectos en el extranjero requieren
avales, garantías y líneas de crédito específicas. Y ahí es donde entra
en juego la relación con entidades financieras que comprendan el negocio
y crean en él. “En nuestros proyectos de construcción de obra civil, es
importantísimo el tema de los avales. Tienes que garantizar tanto la
parte técnica como la parte económica, y ahí es donde sin el
Banco Santander esto no sería posible”, asegura Paños.
No se trata solo de conseguir dinero: se trata de hacerlo a tiempo. “Hay
países, como por ejemplo en Chile, que te dan solamente 15 días para
conseguir el aval. Para eso es necesario contar con una entidad que crea
en tus proyectos. También el Santander sabe cómo trabajamos, confía en
nosotros, no nos han ejecutado un aval nunca”, añade. Contar con ese
respaldo permite actuar con agilidad y aprovechar oportunidades sin
poner en riesgo la viabilidad del grupo.