La ilusión es el despertador que suena más fuerte
Un estudio de Pikolin asegura que más de la mitad de los adultos cada vez tienen menos ilusión en la vida
Todas las mañanas, cada vez que suena la repetitiva melodía de la alarma en nuestro móvil o despertador, abrimos los ojos y, automáticamente, nos levantamos y comenzamos a afrontar el día. Podemos hacerlo como quizás llevamos haciéndolo todas estas semanas, incluso años, dejándonos llevar por la inercia, quizás un poco apesadumbrados por esa rutina cómoda en la que nos hemos instalado. O podemos empezar a afrontar los días con ilusión.
Todos sabemos que cada día que pasa (y que pesa, en cierto modo) supone un reto para todos. El ‘Buenos días’ lo afrontamos con un “¿Seguro que será bueno?” Vivimos en una sociedad exigente en la que parece que, cada día, tenemos que darlo todo. Y, por el camino, puede que nos estemos olvidando de la persona más importante del mundo: nosotros.
¿Madurar consistía en perder la ilusión?
Hagamos una cosa: vamos a pensar en cuando la vida parecía pasar más leve, aquellos tiempos en los que cada momento era nuevo. Intentemos recordar cómo nos sentíamos, como aparecía ese brillo en nuestros ojos cuando comenzaba nuestra serie favorita. O inventábamos historias, mundos y personajes con cualquier cosa que tuviéramos a mano. Eran días ilusionantes. Al fin y al cabo, teníamos todo un mundo por aprender y las responsabilidades eran mínimas.
Ahora ocurre que vivimos permanentemente ocupados. Y puede que no de la mejor manera posible. Es obvio decir que para vivir hay que trabajar, pero lo es también que vivimos con una mentalidad en que parece ser lo único que llena nuestra vida. En casa, en la calle, con amigos o solo dando un paseo. Esta mentalidad de trabajo no la tienen los niños. No la teníamos cuando nuestra principal tarea era ir al colegio y aprender cosas nuevas.
¿Qué nos diría ese niño a nuestro yo adulto?, ¿aquel que se maravillaba con cualquier suceso insignificante, que nos pintaba una sonrisa en la cara y mil brillos en los ojos, que nos hacía levantarnos de la cama como si tuviésemos un muelle?
80%
de los adultos
cree que la ilusión es una actitud personal y que "hay que pelear por ella”
45%
de los adultos
piensa que tener actividades en su día a día que les apasionen sería un buen motivo para empezar el día
90%
de los niños
afirma vivir con mucha ilusión
Recuperar la ilusión es posible
Según el estudio ‘Situación del estado de la ilusión en España 2024’, encargado por Pikolin, se ha concluido que los adultos padecemos un grave problema de desilusión ante la vida. De acuerdo con este estudio, dos de cada tres adultos envidiamos la ilusión con la que viven los niños, con la que se levantan cada día y afrontan las siguientes horas. Además, más de la mitad de los adultos consultados ha declarado que cada vez tiene menos ilusión en la vida.
Sin embargo, parece que hay esperanza en este panorama a priori tan pesimista. Según se desprende en el mismo estudio, el 80 % de los adultos cree que la ilusión es cuestión de actitud personal y que hay que luchar por ella. Y para que no haya lugar a dudas, también se les preguntó a los niños y nada menos que el 90 % afirmaba vivir con mucha ilusión. ¿Qué nos pasa por el camino?, o quizás la pregunta más adecuada es ¿por qué los niños están ilusionados cada día que pasa?
El secreto parece estar en que, para los niños y niñas, “empezar el día con ilusión es pensar que van a ver alguien que les hace feliz (82 %) o que van a hacer algo que les encanta (59 %). Son pequeños gestos, no son grandes hazañas que requieran un esfuerzo titánico. Compartir momentos con las personas que queremos, hacer algo que nos guste… Parece sencillo y lo es. Solo hay que cuidarse un poco más, encontrar algo que te encante hacer y encontrar pequeños momentos para llevarlo a cabo. Así podremos recuperar esa ilusión perdida.
Esta nueva campaña de Pikolin se suma a otras acciones llevadas a cabo por la compañía para poner de relieve diferentes temas delicados que merecen ser tratados de manera reflexiva, como los nuevos modelos de masculinidad, el feminismo o las personas mayores. En esta ocasión, y coincidiendo con el 75 aniversario de la marca, han elegido a los niños para situar a los adultos frente a ellos, como si fueran un espejo, para que puedan ver y comprobar cómo la ilusión que les caracterizaba se fue perdiendo por el camino. Y como, por supuesto, pueden volver a recuperarla.
Depende de nosotros empezar de nuevo con ilusión
Comenzar a construir de nuevo una vida llena de ilusión está en nuestras manos. El estudio de Pikolin nos dice que la mayoría de los adultos quieren hacerlo bien, quieren recuperar esa ilusión por vivir y que emergía de manera natural cuando apenas levantaban un metro del suelo; y la mayoría de los niños quieren pasárselo bien, divertirse, y cada vez que abren los ojos se asoman al mundo con hambre de novedad, de juego, de disfrutar de todo lo que está por venir. No defraudemos a nuestro niño interior y pongámonos manos a la obra para recuperar una ilusión que jamás debió de desaparecer.