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Investigación científica e innovación tecnológica para un futuro sostenible, autónomo y circular

Las grandes empresas invierten grandes cantidades en su departamento de investigación para desarrollar nuevas fuentes de energía y avanzar así hacia una economía sostenible

Bernardo Álvarez-Villar

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La transición energética requiere algo más que buenas palabras y buenas intenciones. Aunque desde luego que es necesaria una conciencia social y un cambio de hábitos de la ciudadanía, será principalmente la investigación científica y la innovación tecnológica lo que nos permita avanzar hacia un modelo económico respetuoso con el planeta.

Y en esa dirección muchas grandes empresas llevan años trabajando, así como dedicando importantes inversiones en I+D+i para ajustar su funcionamiento a las necesidades de la emergencia climática. Es el caso de Cepsa que, en el marco de su estrategia Positive Motion, ha reorganizado recientemente su centro de investigación con el objetivo de liderar la transición energética.

Joana Frontela, directora del Centro de Investigación de la compañía, licenciada en Química Industrial y con más de 30 años de experiencia a sus espaldas en el ámbito de la investigación y de desarrollo de proyectos en el ámbito científico, explica que Cepsa “aspira a convertirse en uno de los líderes del hidrógeno verde, los biocombustibles y la movilidad sostenible tanto en España como en Portugal a finales de esta década, y la innovación es la mejor compañera para alcanzar estos ambiciosos objetivos”. La estrategia Positive Motion prevé incrementar en hasta un 50% la inversión en el Centro de Investigación, lo que supone “una gran oportunidad” orientada a “apoyar este cambio de visión de la compañía”.

Joana Frontela, directora del Centro de Investigación de Cepsa

En esta reorganización la compañía ha establecido cuatro grandes objetivos hacia los que dirigir sus esfuerzos. La meta final es, entre otras, desarrollar combustibles más sostenibles o avanzar en formas eficientes de fabricar hidrógeno verde, pero también, cuenta Frontela, “en detectar necesidades y tendencias del mercado para avanzar en la descarbonización del negocio”.

¿Y cuáles son esas cuatro grandes áreas del Centro de Investigación de Cepsa? Las enumera la propia Frontela: “Transición Energética, para investigar proyectos relacionados con hidrógeno verde, biocombustibles avanzados, descarbonización y economía circular; Ciencias, como área transversal que incluye digitalización, química y catálisis; Análisis Avanzados, para el desarrollo de métodos analíticos de última generación; y Excelencia Operacional, que engloba los proyectos orientados a los negocios para la mejora de la eficacia en los procesos”.

Para Cepsa, no hay forma de completar una transición energética que no pase por la investigación y la innovación: “Son siempre clave en el desarrollo de la sociedad. En la etapa actual, ambos cobran además una importancia extrema al ser la palanca que facilita la implantación de tecnologías más sostenibles y eficaces. La transición energética requiere desarrollo de nuevos materiales, mejoras en procesos y productos actuales, optimización energética…”. Y un dato, que ilustra a la perfección cómo la apuesta por la ciencia y la tecnología es crucial para afrontar los retos más urgentes que tenemos sociedad: hace cinco años, el 90% de las investigaciones en Cepsa estaban enfocadas en los negocios energéticos tradicionales, como el refino, ahora más de un 70% están enfocados en la transición energética.

Biocombustibles e hidrógeno verde

En los últimos años, la empresa ha invertido más de 350 millones de euros en diferentes proyectos de I+D+i, dirigidos a buscar nuevas soluciones energéticas y mejoras sostenibles. Los resultados son bien palpables. Frontela destaca “el desarrollo de biocombustibles. Ya en 2007 fuimos pioneros en España en la introducción de aceites vegetales en las hidrodesulfuradoras. Desde entonces hasta ahora, gracias a la investigación en proyectos de biocombustibles avanzados de segunda generación, hemos generado el conocimiento para poder impulsar la producción industrial, destinada no solo a la automoción sino también a barcos, aviones… Además, nos hemos propuesto liderar en 2030 su fabricación, con una producción de 2,5 millones de toneladas/año. Gracias a la investigación podemos anticipar hasta diez años el futuro que nos espera, que será más sostenible, autónomo y circular”.

En 2030, reduciremos las emisiones de CO2 en un 55% respecto a 2019, para llegar a ser neutros en carbono antes de 2050

Es precisamente la economía circular uno de los aspectos más prometedores en la carrera hacia la transición energética. Cuenta Frontela que lo que busca Cepsa es “aprovechar materia que acabaría en un vertedero, para convertirla en base para la producción de biocombustibles de segunda generación. Esto nos va a permitir retirar materiales que no tendrían ningún tipo de uso y a la vez descarbonizar la economía”. Un ejemplo de ello es el proyecto PlasMagFuel, volcado en la minimización y valorización energética de los residuos plásticos, utilizando campos electromagnéticos para transformarlos en combustibles líquidos mediante procesos pirolíticos.

También se oye hablar mucho en los últimos tiempos del hidrógeno verde pero, ¿qué ventajas puede ofrecer esta fuente de energía?, ¿a qué obstáculos se enfrenta su desarrollo? Lo explica la directora del Centro de Investigación de Cepsa: “A nivel de investigación ya hay mucho avanzado, realmente el desarrollo vía electrólisis, por ejemplo, ya es una realidad. En lo que sí se puede seguir progresando es en la mejora de la eficiencia: mejora de los electrolizadores, de los electrolitos…”.

Con todo esto Cepsa se propone alcanzar la neutralidad en carbono antes del año 2050. Eso, y mucho más: “Queremos ir más allá del cero neto y alcanzar un impacto positivo, aportando valor en las comunidades donde estamos presentes. Para ello, hemos establecido una ambiciosa hoja de ruta para recortar nuestras emisiones. En concreto, en 2030, reduciremos las emisiones de CO2 en un 55% respecto a 2019, para llegar a ser neutros en carbono antes de 2050. En cuanto al alcance 3, la intensidad de carbono de nuestros productos se reducirá entre un 15 y un 20% en 2030”.

Sostenibilidad ecológica y responsabilidad social

Si seguimos la teoría del triple impacto, la sostenibilidad debe ser ambiental, social y económica. Por ese motivo, Cepsa está también concienciada en la necesidad de que las mujeres puedan acceder a puestos de responsabilidad en el ámbito STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics). La prueba es la propia Frontela: “El que las mujeres tengamos presencia en disciplinas STEM es fundamental para conseguir organizaciones ricas en diversidad. Las mujeres podemos asumir funciones técnicas en igualdad a otros colectivos aportando diversidad y por tanto riqueza a los entornos de trabajo”, opina la científica, que recuerda que, a través de Fundación Cepsa, están trabajando “con los colegios e institutos para animar a niñas a seguir sus vocaciones y cursar estudios STEM. Programas como Inspiring Girls o de Mentoring persiguen este objetivo”.

Las dificultades siguen ahí, pero cada vez existen “más medidas laborales que facilitan la libre competencia por los puestos de trabajo”. Los datos de Cepsa corroboran que es posible darle la vuelta a una situación que ya se prolonga por demasiado tiempo. Frontela asegura que en su empresa, y en concreto en el área de investigación, “la presencia de mujeres formadas en disciplinas STEM es realmente elevada. En el Centro de Investigación de Cepsa hay mayoría de mujeres, un 55%”. Si se quiere, se puede.

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Este contenido ha sido desarrollado por Content Factory, la unidad de contenidos de marca de Vocento, con CEPSA. En su elaboración no ha intervenido la redacción de este medio.