Laura Fortuño

12 marzo, 2024 - 12:59

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Viste cómo cambia la perspectiva?”, pregunta Felipe mirando al frente. Los dos vamos a bordo de Daneta, el barco que se compró hace tres años. “No se ve igual la tierra desde el mar, ¿verdad?”. Tiene razón, y lo cierto es que tampoco el mar se ve igual cuando lo surcas al lado de un apasionado como él: le descubres nuevos matices, olores y sonidos, le detectas ese magnetismo en el que vive atrapado Felipe desde hace más de una década. Y le entiendes perfectamente cuando te cuenta que la última vez que estuvo en Madrid, un fin de semana en una despedida de soltero, se despertó agobiado por la mañana y les dijo a sus amigos que tenía que irse a mirar agua, aunque fuera un charco.

“¿Y qué hiciste?”, pregunto preocupada. “Eché a andar desde la Puerta del Sol hasta que llegué al Retiro y vi el lago”. Un pequeño parche temporal que al menos sirvió para quitarle el gusanillo acuático hasta que Felipe pudo regresar a Cesantes (Pontevedra), donde vive. Felipe Gaña es marinero, pero no por tradición familiar, él se lo ha currado por su cuenta: “Yo era carpintero, pero me pilló la crisis y en 2013 decidí marchar al mar. Me compré una embarcación pequeñita y empecé a trabajar ahí. Así comenzó todo, a base de insistir y tirar p’alante».

Y de alguien que ha hecho del mar su medio de vida a otra persona a quien le va más pisar tierra firme. Aunque más que pisarla, lo cierto es que Joaquim Sá la trota a gran velocidad. Corredor de fondo y bombero voluntario, el atleta Quim luce con orgullo su último premio: campeón de Europa en la categoría senior a sus 74 años. Y es que ser deportista desde la infancia y calzarse las zapatillas de deporte para entrenar un mínimo de cuatro veces por semana le ha traído no pocas alegrías: ha ganado varios concursos nacionales e internacionales, y ahora su rostro aparece a gran tamaño en un albergue de peregrinos de Rubiães, en Paredes de Coura, el municipio natal de Quim, situado en Portugal: “Estoy muy contento, muy satisfecho, es una de las mejores cosas que me podía pasar”, reconoce emocionado.

Una emoción que sin duda comparte el marinero cuando hablamos de su retrato en O Porriño: “La verdad es que es tremendo, chulísimo. Mi hermana vino de Francia este verano y lo primero que hizo cuando llegó fue ir a verlo”. Su mural y el de Quim Sá forman parte de la exposición comisariada por Estrella Galicia “Las Estrellas del Camino”, una iniciativa que rinde tributo a las personas anónimas que mantienen vivo el espíritu del Camino de Santiago. La exposición, que ya triunfó el año pasado ocupando siete etapas del Camino Francés, conecta ahora el itinerario portugués entre Oporto y Santiago con 230 kilómetros más de arte al aire libre que tienen como hilo conductor el diálogo, tan presente en el Camino, que es siempre un intercambio entre pueblos, gentes y culturas, y refleja el hermanamiento entre los pueblos de Galicia y Portugal.

Los murales, pintados por la artista gallega Lula Goce y el portugués Daniel Eime, se van alternando durante todas las etapas, como si de una conversación artística se tratase. “Me ha hecho muchísima ilusión que Estrella Galicia me elija para ser una Estrella del Camino. Aparte, me escogieron por una cosa de trabajo, de moverme, de hacer equipo con gente muy buena». Y es que Felipe fue un partícipe activo en la extracción de la vieira en las proximidades del puente de Rande, en Vigo. «Llevaba 27 años cerrado y yo decía: “¿Por qué no vamos a la vieira?” Fuimos empezando a tirar del hilo, hicimos analíticas, dio todo bien, diseñamos el proyecto, y a ver si con los años venideros podemos seguir”.

“Resistir es afrontar las dificultades y llegar hasta el final”

Quim Sá

“Resistir es afrontar las dificultades y llegar hasta el final”. Con esa lema de vida, no es de extrañar que Quim coleccione premios y reconocimientos relacionados con su pasión: el deporte. La libertad que envuelve a Quim cuando se ata las zapatillas y empieza a recorrer los paisajes al ritmo de sus pies solo es comparable a la que siente Felipe cuando navega por el mar: “No quisiera yo ahora tener que cambiar de trabajo, y mira que pasé por momentos duros, porque no tenía ni idea de trabajar en el mar, pero una vez que empiezas, esto engancha muchísimo”, reconoce el marinero, cuyos horarios laborales varían en función de la época del año. “A veces salgo a trabajar a las cuatro de la madrugada, otras a las seis de la tarde… Lo que sí te puedo decir es que sea la hora que sea, cuando salgo de casa, hay peregrinos, porque por el pueblo pasa el Camino Portugués. Y más ahora en verano, es una pasada la cantidad de peregrinos que hay”.

Con su Daneta de fondo, como un reflejo del vínculo que les une, aparece Felipe en el mural que Lula Goce ha pintado en O Porriño para la exposición de “Las Estrellas del Camino”. Un trabajo que para la artista ha tenido significado muy especial: «Me gustó mucho pintar a Felipe porque mi abuelo tenía un barco de pesca en Baiona y siempre he estado muy unida al mar, he visto de pequeñita cómo trabajaba, y reconozco que es muy duro, por el mar, por los temporales. Este mural ha tenido mucha carga emotiva para mí porque me ha recordado a mi abuelo», explica Lula, que luce un tatuaje en su piel del barco de su abuelo.

Quim cuenta que caminar no le gusta mucho, a él le va más la velocidad, correr. En sus planes a corto plazo, hacer el Camino de Santiago corriendo. No solo por la actividad física y disfrutar de los paisajes de Portugal y Galicia, el atleta también hace gala de un carácter sociable y muy amable: «Lo que más me gusta es ver a peregrinos de todas partes del mundo, ingleses, españoles, franceses… de muchos países. Me encanta estar con ellos, hablar, compartir», cuenta Quim, poniendo de manifiesto esa importancia del diálogo que la exposición comisariada por Estrella Galicia también trata de reflejar en sus murales. Precisamente con el del atleta, la artista Lula Goce también vivió un momento mágico el día que lo conoció: «Me pareció una persona maravillosa, súper enérgica y ágil a pesar de su edad, un amor. Le pedí que viniese antes de acabar porque me gusta captar la mirada de las personas no solo a través de sus fotos. Él vino con un montón de amigos y se sentó de espaldas al mural de manera que sus amigos lo veían a él, con el mural detrás. Y Quim empezó a relatar sus logros, sus medallas, sus vivencias, todo con mucho orgullo. Fue una escena entrañable», recuerda Lula, haciendo gala de un carácter sensible y emotivo que plasma en todos sus trabajos.