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Islas Canarias

El curioso calendario que utilizaban los aborígenes en Canarias

El Yacimiento Arqueológico Risco Caído esconde una de las formas de medir el tiempo más antiguas del mundo y atesora numerosas curiosidades que explican el pasado del archipiélago

Ana Belén Madrid

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El pasado de las Islas Canarias está repleto de curiosidades que explican la evolución del ser humano hasta nuestros días. Además de un imponente sol, asombrosas playas y envidiables paisajes naturales, el archipiélago reúne varios enclaves interesantes desde donde descubrir los vestigios de su pasado. Uno de los más recomendables es el Yacimiento Arqueológico Risco Caído, un complejo de cuevas usado por los primeros pobladores de la isla con fines ceremoniales y habitacionales.

Se encuentra situado en el municipio de Artenara, al norte de Gran Canaria, y abarca hasta Tejeda, Gáldar y Agaete. Es el primer bien Patrimonio Mundial de la isla de Gran Canaria y de la provincia de Las Palmas y el quinto del archipiélago canario. Situado en el margen izquierdo o umbría del Barranco Hondo, este yacimiento está compuesto por una serie de cuevas ceremoniales, habitacionales y de uso agrario-ganadero, algunas de las cuales se encuentran cazoletas excavadas y numerosos grabados. Además de estar lleno de misterios por descubrir, cuenta con un calendario solar de los antiguos canarios.

Entre los equinoccios de primavera y otoño, un haz de luz recorre la pared del fondo de la cueva 6 -un espacio de planta circular con una cúpula de más de 4 metros de altura- bañando los grabados e imprimiendo al yacimiento un carácter astronómico. Su experiencia es emocionante y es uno de los reclamos turísticos más importantes de la zona. Así, cada mañana, de abril a septiembre, el primer haz de luz se cuela por la pequeña obertura lateral de este almogarén (lugar de oración de los aborígenes canarios), iluminando de forma precisa los enigmáticos grabados de la pared oeste.

Estas manifestaciones rupestres en forma de cazoletas, triángulos púbicos y grabados son la prueba de un lenguaje insólito. Esta señal lumínica servía a los aborígenes como guía para marcar el paso de los 180 días entre el solsticio de verano y solsticio de invierno, así como para controlar las cosechas. Además, durante los meses de frío, la luz de la luna toma el relevo de este rudimentario pero preciso calendario.

El Risco Caído, declarado Patrimonio de la Humanidad en 2019, es en definitiva un templo excavado en la piedra que se calcula que puede tener hasta 20 siglos de antigüedad

El Risco Caído, declarado Patrimonio de la Humanidad en 2019, es en definitiva un templo excavado en la piedra que se calcula que puede tener hasta 20 siglos de antigüedad. Para entendernos, es en la práctica un pueblo troglodita que incluye trazas del pasado insólitas y muy curiosas. Sin embargo, no fue descubierto hasta 1996 por el arqueólogo Julio Cuenca. El hallazgo de estas cuevas, y este antiguo observatorio astronómico en especial, demuestran que los antiguos aborígenes poseían una sólida cultura que los sitúa a la altura de antiguas civilizaciones tan reconocidas como la egipcia o la hawaiana. Existe un buen número de inscripciones en las rocas de las que se desconoce todavía su significado.

Este paisaje cultural puede ser explorado libremente a través de rutas y guías, actividades y un centro de interpretación con todo tipo de información acerca del yacimiento. La zona, además, sorprende por su riqueza natural, siendo muy fácil contemplar fósiles u orquídeas. Es, sin duda, un destino turístico que nadie debería perderse.

Un ecosistema de asentamientos antiguos bajo un paisaje único

El Risco Caído cuenta con unas 18.000 hectáreas que rodean la zona y esconden enclaves que atesoran el rico legado de Gran Canaria. Es una red de más de 1.500 cuevas y antiguos vestigios esperando ser descubiertos en medio de la naturaleza. De hecho, forma parte de un yacimiento mayor: el Barranco Hondo. Está considerado uno de los mayores asentamientos de la isla. Esta zona combina viviendas y zonas de almacenaje dentro de la roca, con antiguos bancales y estanques dedicados a la agricultura.

En caso de viajar a la zona, es recomendable completar una ruta por los antiquísimos poblados. Así, los alrededores del municipio grancanario de Tejeda también son un excelente lugar para explorar la cultura aborigen de la isla. Por ejemplo, el Roque Bentayga, en el corazón de la Caldera de Tejeda, aloja un poblado fortificado en su ladera. Excavado aprovechando la facilidad que ofrece este tipo de estrato volcánico, el recinto sirvió como lugar de residencia, almacenaje y cementerio. 

En la misma sierra se encuentra el Roque de las Cuevas del Rey. Un cuidado complejo de cinco niveles de cuevas comunicadas por estrechos senderos y escaleras de roca. Por otro lado, la montaña Artenara, en el mismo municipio, es el hogar del Risco Chapín y las cuevas del Caballero y de los Candiles. Esta segunda, que debe su nombre a la presencia de luminarias en su interior, se trata de una pequeña oquedad excavada en el acantilado, que contiene una de las mayores concentraciones de ideogramas halladas a nivel mundial.

Pero aún quedan otras cosas por descubrir, tales como Mesa de Acusa, El Hornillo, Cuatro Puertas, los Altos del Cordero u otros espacios naturales antaño considerados sagrados, como el Roque Nublo o el Tamadaba Tirma, también presentan evidencias de la presencia de aborígenes. Si quieres conocer más detalles, visita www.CuriosasIslas.com.

Financiado por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional

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Este contenido ha sido desarrollado por Content Factory, la unidad de contenidos de marca de Vocento, con Turismo de Islas Canarias. En su elaboración no ha intervenido la redacción de este medio.