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IBERDROLA

Unos ecosistemas sanos, aliados clave de un mundo sin carbono

Iberdrola afronta un histórico plan de inversiones de 75.000 millones hasta 2025, centrado en redes y renovables, que la llevará a ser neutra en carbono en Europa en 2030. En su puesta en marcha, la compañía considera clave proteger la biodiversidad y preservar los ecosistemas de aquellos lugares donde desarrolla su actividad

J.M.Sánchez

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Energía renovable, vertebración del territorio y protección de la biodiversidad. Estas son las claves de la economía verde para combatir no solo el cambio climático, sino también para promover una sociedad más sostenible, competitiva y resiliente para los próximos años. Un desafío que permitirá reducir la huella de carbono en el planeta para que sea más habitable.

Pero este camino ya lleva tiempo allanándose en muchas empresas. De hecho, hace dos décadas, Iberdrola emprendió una estrategia de crecimiento sostenible, apostando por las energías renovables. La naturaleza se convirtió en su aliada, aportando recursos como el viento, el sol y el agua, que mueven aerogeneradores en tierra y en el mar, alimentan proyectos fotovoltaicos y activan centrales hidroeléctricas para la producción de energía limpia, libre de emisiones.

Las particularidades de la geografía española han favorecido esta revolución “verde”. Los datos lo constatan: en 2020, solo en España, la energía eólica generada evitó expulsar 29 millones de toneladas de dióxido de carbono (C02) a la atmósfera. Una cifra mucho mayor que la proporcionada por la masa forestal que ocupan los parques con la captura de carbono.

Así, desde 2001, la compañía ha invertido 120.000 millones de euros en una revolución energética que impulsa la descarbonización de nuestra economía, promueve el desarrollo socio económico de las comunidades donde opera y, además, convive con ecosistemas naturales. Esta apuesta se ha redoblado con un plan de inversiones, que está ya reactivando la industria y el empleo, al que destinará 75.000 millones de euros a 2025, que serán 150.000 millones de euros a 2030. Prácticamente la totalidad de este esfuerzo inversor se dedicará al despliegue de proyectos renovables y redes inteligentes, infraestructuras claves para transitar hacia una economía de carbono cero.

Esta estrategia permitirá a la compañía reducir sus emisiones de dióxido de carbono, que en la actualidad son ya dos tercios inferiores a las de sus competidores. En 2030, la compañía será neutra en carbono en Europa y, en 2050, a nivel global.

Parque eólico Cerro de la Higuera, en Málaga. En 2020, solo en España, la energía eólica generada evitó expulsar 29 millones de toneladas de C02

Cero pérdida neta de biodiversidad

Consciente de que frenar la pérdida de biodiversidad es también clave para combatir el cambio climático, Iberdrola ha priorizado en sus actuaciones la preservación de los ecosistemas sanos. Para ello, se han realizado más de 750 acciones de protección al año en el mundo, combinando la instalación de proyectos renovables con la conservación de la diversidad biológica de los ecosistemas y cuidando, además, de la flora, la fauna y el patrimonio natural del país. Su ambición en este ámbito le ha llevado a fijarse un objetivo con el que acelerar este compromiso y sus hechos: alcanzar la cero pérdida neta de biodiversidad en 2030.

A la hora de iniciar cada proyecto de energía renovable, la compañía aplica la llamada jerarquía de mitigación, que define los pasos para evitar, minimizar, remediar y como última opción compensar en los procesos de evaluación de impacto ambiental que realiza para cada una de sus iniciativas. En estos se analizan las alternativas para evitar la localización de nuevas infraestructuras en áreas protegidas o en aquellas con alto valor en biodiversidad sin figura de protección y, además, introduce buenas prácticas ambientales con un enfoque y una metodología sistemáticos.

Además, estas actuaciones son apoyadas y contrastadas por expertos independientes. En colaboración con la Universidad de Salamanca, por ejemplo, se estudia la interacción del buitre leonado con parques eólicos en la provincia de Albacete y, a través del proyecto Monachus, analiza la recuperación del buitre negro en el sistema Ibérico. Otras investigaciones están relacionadas con el águila real, águila imperial, quebrantahuesos y lince ibérico, entre otros.

Asimismo, a través de su Fundación en España y en alianza con SEO/BirdLife, Iberdrola ha desarrollado una campaña de salvamento de aves agroesteparias en Extremadura. El proyecto analiza y valora actuaciones para reducir las causas que están incidiendo sobre estas poblaciones de aves en la región, como la avutarda común, el sisón común y el aguilucho cenizo.

Varios estudios sobre la incidencia de los proyectos renovables en el entorno han sido recogidos en informes, como ‘Opportunities to enhance pollinator biodiversity in solar parks’, que explica que los parques solares pueden ayudar a restaurar las condiciones ideales para los hábitats de los polinizadores; o, por ejemplo, que el sombreado parcial los parques solares crea un microclima que favorece el crecimiento abundante de flores y polinizadores más variados, aumentando así los recursos de forraje para los polinizadores durante la estación cálida y seca.

Velar por la buena salud de 20.000 hectáreas de selva amazónica

Entre las áreas protegidas, 15.500 hectáreas de bosque amazónico se encuentran en una etapa avanzada de preservación | Pexels

Hasta 20.000 hectáreas de selva amazónica se han beneficiado de las acciones para la protección y preservación de este ecosistema llevadas a cabo por Neoenergia, filial brasileña de Iberdrola, a través del Programa de Recomposición Forestal y la implementación del Área de Protección Permanente de la central hidroeléctrica de Teles Pires, situada entre los estados de Mato Grosso y Pará.

Desde su puesta en marcha, en 2015, la compañía ha llevado a cabo iniciativas para la conservación de una superficie de bosque tropical equivalente a 28.000 campos de fútbol. Las acciones benefician a todo el ecosistema local, protegiendo manantiales y fuentes de agua, reduciendo la erosión del suelo y el encenagamiento de los ríos, proporcionando refugio y alimento a los animales.

Entre las áreas protegidas, 15.500 hectáreas de bosque tropical se encuentran en una etapa avanzada de preservación, con una gran diversidad de especies de fauna y flora. En el área de protección del embalse de Teles Pires, de 194 kilómetros cuadrados, se han reforestado 955 hectáreas degradadas con especies autóctonas, como el Cedro Rosa (Cedrela fissilis Vell.), el Ipê Amarillo (Handroanthus serratifolius (Vahl) S. Grose) y la Caoba (Swietenia macrophylla King). Otras 978 hectáreas se han excluido del uso humano, lo que permitirá una regeneración natural, fomentando la biodiversidad regional.

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Este contenido ha sido desarrollado por Content Factory, la unidad de contenidos de marca de Vocento, con Iberdrola. En su elaboración no ha intervenido la redacción de este medio.