La firma francesa más española que revolucionó el mundo de la belleza y hoy es marca fetiche de las famosas

La cosmética ‘capilar clean’ es hoy tendencia, pero hace más de 50 años Leonor Greyl ya apostaba por una belleza libre de tóxicos

Puede el amor ser el artífice de una revolución ‘beauty’? En esta historia, sí. Mucho antes de que los productos bio fueran tendencia, Leonor Greyl, una asturiana amante de la estética y de la salud capilar, y Jean-Marie, ingeniero y entusiasta de la botánica, instauraron con su amor hace más de 50 años el concepto ‘clean beauty’. Esta creación no fue fruto de una corriente de moda, sino del conocimiento y de la convicción. Fue precisamente ésta la que hizo que Leonor Greyl diera un enfoque visionario al entonces encorsetado servicio de peinado. Decidió que la peluquería no fuera únicamente un centro en el que aplicar productos de belleza, sino también rituales de masaje y de tratamiento del cuero cabelludo.

Esta revolución fue de tal calibre que llevó a Leonor a abrir su propio salón, donde las que de verdad saben de belleza se enamoraron de la posibilidad de no cuidar únicamente sus cabellos, sino también sus cueros cabelludos. Como asegura la propia Leonor Greyl, el éxito fue inmediato gracias a la ausencia de competencia a causa de lo innovadora que era la idea.  Así fue cómo se dio cuenta de que el mercado beauty contaba con una importante laguna, pues sus clientas necesitaban una tipología de productos incapaces de encontrar, por lo que gracias al expertise de Jean-Marie Greyl, titulado en Farmacia Galénica, dieron forma a Leonor Greyl, cuyos innovadores tratamientos capilares a base de plantas y de activos naturales se sitúan a la vanguardia de la innovación.

En toda historia de amor ha de haber un interés común, y el de esta es la ambición de ambos de crear productos de tratamiento capilar basados en ingredientes naturales. La marca ha dejado siempre de lado sustancias controvertidas y ha apostado por fórmulas naturales. La firma siempre ha sido responsable con el medio ambiente y ha logrado con su pericia en el diagnóstico y la formulación, la experiencia, la pasión por las melenas sanas, el amor por el oficio y el espíritu de familia, enamorar a celebridades de la talla de Emma Stone, Alexa Chung, Kim Kardashian, Natalia Vodianova, Eva Herzigova o Kate Upton.

Leonor Greyl ha dejado siempre de lado sustancias controvertidas y ha apostado por fórmulas naturales

Del primer salón, abierto en 1968, pasamos al que hoy es el Instituto Leonor Greyl, situado en la Rue Tronchet. No cabe duda de que el ritual personalizado, capaz de revivir incluso el cabello más apagado, es la estrella. Por supuesto, al hablar de favoritos tenemos que hablar de L’Huile de Leonor Greyl, un icónico aceite capilar de prelavado que celebra ahora su 50 cumpleaños y que nace a raíz de un viaje de este matrimonio pionero en la belleza, a las Antillas. Las propiedades de las hojas de las palmeras, que comprobaron durante un huracán que no se mojaban cuando la lluvia se deslizaba por ellas, dieron forma a un aceite de tratamiento capaz de proteger el cabello de agresiones externas al crear una película resistente al agua. Este hito de la belleza ha seguido reinventándose y continúa siendo un best seller indiscutible de la firma, que cuenta todavía con más productos revolucionarios. Hoy no nos sorprende tanto cuidar el pelo graso con un aceite específico, pero cuando Leonor Greyl creó su primer producto, Huile de Germe de Blé, la idea sacudió los cimientos del mundo de la belleza. Sin embargo, este aceite, capaz de equilibrar los cueros cabelludos grasos y desvitalizados, se convirtió en el primero que limpiaba y reparaba el cabello a la vez que hace espuma al contacto con el agua.

Fórmulas respetuosas con el medio ambiente elaboradas con ingredientes naturales y ultraconcentradas para limitar al máximo la cantidad de envases, productos que nunca se han testado en animales, que son extremadamente respetuosos con el medio ambiente y que responden a ese respeto a la naturaleza que siempre ha acompañado a la marca, que hoy continúa más viva que nunca gracias a otra historia de amor. Caroline Greyl, hija del matrimonio y presidenta de la firma, ha capitaneado la expansión internacional de la marca junto a David Brooks, químico de profesión y apasionado de la botánica. Si alguien dijo alguna vez que el amor no es capaz de revolucionar el mundo de la belleza, la historia de Leonor Greyl demuestra que se equivocaba.