Feliz Navidad y próspero viaje nuevo: tres ciudades para estrenar el año
Para esos días en los que sientes que no tienes energía, existe un complemento vitamínico natural que se adapta a tu estilo de vida para darte ese empujón que necesitas: ¡los viajes!
Ir al gimnasio, ser puntual, dejar el azúcar, visitar más a la familia, desengancharse de las redes sociales, estudiar inglés, no comprar nada de temporada en las Rebajas… A veces más que propósitos parece nos ponemos un poco masoquistas. Pero si vamos a cumplirlos -o al menos tener la intención de- primero habrá que coger fuerzas. Para ello nada mejor que compartir un viaje especial con las personas más importantes de tu vida. Lo dijo el escritor Ray Bradbury: «Ve el mundo. Es más fantástico que cualquier sueño». Pues Eurostars Hotels, con más de un centenar de hoteles repartidos por 14 países diferentes, nos recomienda tres destinos donde soñar despiertos.
La elegante decadencia de Lisboa
Tres años consecutivos lleva ya Portugal luciendo con orgullo su título de “Mejor destino turístico del mundo” otorgado en los World Travel Awards, que son como los Óscar del turismo. Una escapada a su capital, Lisboa, es suficiente para darse cuenta de que el premio es más que merecido. La ciudad de las siete colinas es bohemia y melancólica (ninguna otra palabra define mejor las calles de Alfama, el barrio más ancestral de la ciudad) y los azulejos de sus edificios desprenden esa luz atlántica que te atrapa aunque no quieras. De hecho, durante los dos años que Madonna estuvo viviendo en Lisboa, se refería a ella como “el paraíso”. Incluso en el invierno su clima suave y soleado hace que pasear por sus calles adoquinadas sea una gozada. Eso sí, los tacones mejor dejarlos para otro destino. Y aunque con los pies en el suelo es la mejor manera de empaparse de su esencia, a Lisboa no le importa que la mires por encima del hombro. Desde el clásico elevador de Santa Justa, que conecta Baixa y Chiado, al nuevo ascensor acristalado que sube hasta el mirador transparente de su icónico 25 de Abril (el puente colgante más largo de Europa), pasando por el histórico castillo de San Jorge, la atracción más popular de la ciudad. Cualquiera de sus miradores convierte la puesta de sol sobre los tejados rojizos en todo un espectáculo. También la torre de Belém, Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, merece una visita, y no solo porque cerca de ella se puedan conseguir los mejores pasteles que le copian el nombre. Los pastéis de Belém son el dulce lisboeta por excelencia y un souvenir imprescindible para meter en la maleta.
La librería en activo más antigua del mundo se llama Bertrand y está en la Rua Garret de Lisboa, próxima a la famosísima cafetería A Brasileira.
Disfrutar del marisco y del pescado (no te puedes perder el bacalao), escuchar un fado, callejear durante horas por el empinadísimo Barrio Alto y subir a sus tranvías y funiculares que parecen congelados en el tiempo, son otros de los planes para una escapada non stop en la capital portuguesa. Así que también tendrás que pensar dónde reponer fuerzas. Una apuesta ganadora es el hotel Eurostars Museum, situado a orillas del río Tajo, en el emblemático barrio de Alfama. Con cinco estrellas, es una joya arquitectónica única donde además de poder elegir entre una gran oferta de confortables habitaciones y suites, cuya decoración rinde homenaje a personajes célebres portugueses. Su elegante estilo y los suelos de madera proporcionan el confort y descanso que mereces.
Sin salir del hotel también podrás viajar al pasado lisboeta gracias a su exposición arqueológica permanente con objetos y estructuras que se remontan hasta el siglo II d.C. Todos los días el hotel brinda la posibilidad de asistir a un pequeño tour gratuito para conocer cómo ha llegado hoy Lisboa a ser la ciudad que es. Un hotel que no solamente permite viajar a la historia, sino que además, es historia. Durante las obras de su construcción, que llevó a cabo Eurostars Hotels, aparecieron restos arqueológicos de incalculable valor patrimonial, entre los que destaca una estela con inscripciones fenicias del año 6.000 a.C, lo que la convierte en la más antigua de Europa occidental. A este hallazgo se le suman otros como una puerta de un palacio del siglo XVI y un mosaico de una casa romana de entre los siglos II y III d.C. Eurostars Museum ha sabido integrar en su espacio estos elementos históricos consiguiendo un entorno tan moderno como tradicional, lo que ofrece a los huéspedes la sensación de estar en un lugar único en el mundo. Un spa con baño turco, la sala de masajes, una piscina interior climatizada, y un elegante restaurante que ha sabido renovar las recetas más tradicionales de la cocina galaico-portuguesa, ponen el broche final a una experiencia incomparable a orillas del río Tajo.
La ciudad que salió de un cuento: Praga
De ella dicen que es la ciudad más mágica de Europa, y cierto es que sus castillos, torres y templos son una alegoría de la fantasía que le han valido el apelativo de “ciudad de las cien torres”. La capital de la República Checa se encuentra bañada por el río Moldava, aumentando su atractivo con los puentes que lo atraviesan para conectar los distintos puntos de la ciudad. De todos, el puente de Carlos es el más mítico: custodiado por una treintena de estatuas, este puente medieval une los barrios de Staré Mesto y Malá Estrana. Es el monumento más transitado de la ciudad y el lugar donde Joaquín Sabina aprendió «a rimar cicatriz con epidemia» como confiesa en “Cristales de bohemia”, la canción que le dedica por completo a la capital checa. Precisamente este tipo de cristal es el producto estrella de las tiendas de Praga y demuestra que la ciudad sabe combinar tradición con modernidad, algo que también se aprecia paseando por Parížská, la calle más exclusiva de la ciudad y en la que se alzan varios edificios modernistas en cuyos bajos se encuentran lujosas boutiques de firmas mundiales.
Agolpado de turistas está siempre también el reloj astronómico del antiguo ayuntamiento de Praga, considerado el reloj medieval más famoso del mundo. La subida a la torre que lo enmarca garantiza las mejores vistas de la plaza de la Ciudad Vieja.
El castillo de Praga está considerado como el más grande del mundo.
Pasear por el barrio judío, fotografiar los edificios de estilo art nouveau que abundan en la Ciudad Nueva, beber una cerveza tras otra con la excusa de que en la República Checa es más barata que el agua, tomar el sol en los jardines del Monte Petřín o salir de fiesta por alguno de sus famosos cabarets y clubs de jazz. «La joya más hermosa de la corona del mundo», como la definió el poeta alemán Goethe, se merece un alojamiento a la altura. Y lo encontramos en el Eurostars Thalia, un espacio lujoso y elegante de cinco estrellas, ubicado en un palacete neoclásico del siglo XIX en el centro de Praga, cercano al Teatro Nacional, por eso su nombre homenajea a la musa griega de las artes escénicas. El hotel, que alude de manera constante al mundo de la música para que la estancia se convierta en una melodía celestial, por ejemplo con pentagramas en el suelo, pone a disposición de sus huéspedes enormes salones para eventos y convenciones, servicio de masajes, fitness center, biblioteca y cuidado de niños, demostrando que Praga también se disfruta de puertas para adentro. Un interior moderno envuelto en una arquitectura exterior clásica consigue un contraste que cautiva a todos los viajeros. Los suelos de madera y los techos altos de sus habitaciones consiguen una sensación de amplitud y comodidad, y la estancias del piso superior cuentan con techos abuhardillados que se convierten en la perspectiva perfecta desde la que admirar las mejores panorámicas de Praga y su castillo. Un auténtico deleite para todos los sentidos, porque además dentro de este espacio se pueden escuchar composiciones musicales de autores consagrados y también degustar en su restaurante Bistro los platos de la cocina tradicional mediterránea con un toque modernista y sinfónico. Un hotel que es, literalmente, música para tus oídos.
Un viaje sobre ruedas por la historia de Berlín
30 años han pasado desde aquel 9 de noviembre de 1989 en que los ciudadanos orientales recibieron luz verde para salir del país a través de los puestos fronterizos y cruzaron a la República Federal Alemana. El muro de Berlín, una estructura de hormigón de 120 kilómetros de longitud y 3 metros de altura que dividió a la ciudad y su población, había caído. La capital alemana celebra este aniversario con multitud de actos y festejos que se prologarán durante todo 2020: exposiciones en museos, tours guiados y galerías fotográficas para recordar cómo Berlín estuvo partido en dos durante casi 30 años. La parte más larga que se conserva del muro, East Side Gallery, se convierte en una visita imprescindible y es raro no volver del lugar con una foto ante el grafiti entre los dos líderes comunistas, Honecker y Breznev. También para enmarcar es la Puerta de Brandenburgo, convertida en icono de la ciudad y cuya imponente construcción invita a visitarla tanto de día como de noche. La cúpula del Reichstag, diseñada por Norman Foster, Checkpoint Charlie, la Isla de los Museos, la catedral, el monumento al holocausto, o la Torre de la Televisión, que con sus 368 metros es el edificio más alto de Alemania, convertirán una escapada a la capital alemana en un recuerdo imborrable.
Del 13 al 17 de enero se celebra la Berlin Fashion Week donde destacados diseñadores de todo el mundo presentarán sus nuevas colecciones.
En Berlín la bicicleta es tan cotidiana como la cerveza: las calles son llanas y los más de 600 kilómetros de carril bici animan a conocerla sobre dos ruedas, sin perder de vista que en el metro paga su propio billete. Pero para pedalear hay que estar rebosante de energía, y para ello nada mejor que nutrirse con las típicas currywurst (salchichas con salsa de tomate y curry) y dormir a pierna suelta gracias a la comodidad de las habitaciones del hotel Eurostars Berlín Luxury Class, situado Friedrichstrasse, la arteria comercial de la ciudad, muy cerca del Parlamento y la Puerta de Brandenburgo.
Abrió sus puertas en el año 2011, lo que supuso el debut de la cadena hotelera Eurostars en una de las ciudades con mayor actividad ferial de Europa. Espaciosas habitaciones de diseño bañadas en luz natural gracias a la espectacular fachada acristalada del edificio y un atrio de gran altura, un diseño interior que capta todas las miradas, piscina climatizada, sauna, gimnasio, más de 600 metros cuadrados de salones para reuniones, un vanguardista lobby bar y un restaurante con comida creativa internacional para mimar el paladar, son algunas de las razones que harán que te cueste salir del hotel. Y es que incluso el arte se puede disfrutar sin salir del establecimiento: Eurostars Berlín Luxury Class acoge exposiciones temporales donde se exhiben y comercializan las obras de artistas de diferentes disciplinas. Esta idea forma parte del proyecto Exposiciones Eurostars, que lleva desde el año 2005 visibilizando el trabajo de más de 600 artistas en diferentes hoteles de la cadena. El desayuno también es un arte y no solo gastronómico, porque se puede disfrutar de una amplísima selección de alimentos (panes, bollería, quesos, embutidos, cereales, leches, zumos, tés, galletas, chocolates, etc…) con el delicado sonido de un piano como perfecto acompañante. ¿Se te ocurre un despertar más delicioso?