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El regadío del futuro que ya triunfa en España

El proyecto Cítricos Sostenibles de Coca-Cola trabaja, desde 2017, para que los productores españoles pongan en marcha prácticas sostenibles de riego y fertilización

Ana López-Varela

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Que el reto del agua es una de las realidades más implacables del cambio climático no es algo cuestionable. Lo que toca preguntarse es si España puede ser optimista respecto al futuro en ese capítulo. “¡Queda trabajo por hacer!”, sentencia Carles M. Gasol, doctor en Ciencias Ambientales y experto en Economía Circular en el sector agroindustrial. Gasol, que también es director de Proyectos de Inèdit –un estudio de ecoinnovación estratégico ligado a la Universitat Autònoma de Barcelona–, lo tiene claro. Aún falta mucho.

Aunque todo indica que se van incrementando paulatinamente los actores de la sociedad que están por la labor. “Administración, ciudadanos y empresas como Coca-Cola trabajan cada vez más de la mano para afrontar retos ambientales que se tienen que abordar con soluciones políticas y empresariales. Cada una con unas preocupaciones, inquietudes y, sobre todo, con diferentes velocidades de actuación”, explica Gasol, que atiende la entrevista junto a su compañera Julia Martínez, doctora en Ciencias Ambientales, experta en metodologías cuantitativas de impacto ambiental y Senior Project Manager de Inèdit. “Vamos a ver si podemos llegar a tiempo y reducir al máximo nuestra contribución al cambio climático y prepararnos para sus efectos. Debemos ser constantes en las políticas y actuaciones tangibles… no optimistas”, coinciden.

El proyecto Cítricos Sostenibles de Coca-Cola es un plan que intenta que los productores de cítricos pongan en marcha prácticas sostenibles de fertirrigación para reducir el consumo de agua

Ambos, Gasol y Martínez, son parte integrante del proyecto Cítricos Sostenibles de Coca-Cola. Un plan que, desde principios de 2017, intenta que los productores de cítricos españoles pongan en marcha prácticas sostenibles de fertirrigación (riego y fertilización) para reducir el consumo de agua y el impacto ambiental asociado a su producción. Según las recomendaciones de la Guía Fanta de buenas prácticas sostenibles en el cultivo de cítricos –elaborada por la compañía de refrescos–, una fertilización eficiente, por ejemplo, permite ahorrar un 23% de emisiones de CO2, mientras que disminuir el consumo de agua baja 8,8 euros los costes de producción por tonelada de cítricos. 

La iniciativa, que cuenta con la colaboración de la Universitat Jaume I de Castelló, Inèdit y el IRTA (Instituto de Reserva y Tecnología Agroalimentaria de Cataluña), ha replicado a gran escala –tras sus buenos resultados– un programa piloto desarrollado entre 2015 y 2016 en dos fincas valencianas. Y lo cierto es que funciona. Para los expertos de Inèdit, “existen oportunidades de mejora para el sector primario en temas de eficiencia ambiental –agua, fertilización, recursos utilizados, gestión de residuos…”. Pautas que empiezan a verse como “una oportunidad de diferenciación del producto y no solamente como un coste añadido. Pero esto es debido a que quien compra, ya sea una empresa agroindustrial o el consumidor final, que empiezan a traccionar la demanda”, cuentan.

Aunque el uso eficiente y la productividad del agua utilizada en el riego son claves en un contexto de cambio climático, especialmente en un país como España donde los efectos del incremento de temperaturas puede reducir claramente la disponibilidad de este recurso, “la sensación es que la reacción está siendo de respuesta al mercado y a las normativas, no parece que haya sido tanto por concienciación con un problema ambiental de primer orden. No obstante, no hay que restar valor al agricultor español, trabajar en el sector primario es duro, es un sector ligado a la climatología, al riesgo y en el que cuesta tomar decisiones osadas. Toda nuestra admiración para estos profesionales”, resumen Carles Gasol y Julia Martínez.

En el recorrido del proyecto de Cítricos Sostenibles se han visto involucradas un total de 37 explotaciones agrícolas de diferentes gestores y agricultores. A todos se les ha dado asesoramiento. “Durante estos dos años se les ha ofrecido apoyo técnico y muy concretamente en tema de riego y fertilización. Semanalmente se ha enviado una ficha de monitoreo con las recomendaciones de riego y quincenalmente y/o mensualmente su estadística de riego acumulado, sus ahorros… El asesoramiento online se ha combinado con newsletters, visitas presenciales y jornadas de difusión. Se han realizado 437 visitas y 1300 recomendaciones semanales”, detallan Gasol y Martínez.

Producir con idénticos estándares de calidad, menos fertilizantes e importantes ahorros de agua, disminuyendo costes e impacto ambiental y mejorando la competitividad.

¿Qué aporta esta forma de trabajar a los agricultores más allá de ahorrar agua y disminuir las emisiones de CO2? Les permite incrementar el valor de los cítricos al ser catalogados como sostenibles, lo que abre nuevos mercados a los agricultores. Y, como consecuencia, el fortalecimiento de sus modelos de negocio tendrá a su vez un impacto socioeconómico en su entorno, pues al contribuir a mejorar la competitividad del producto final ayudarán a preservar los empleos rurales. 

Según los expertos de Inèdit, estas buenas prácticas ayudan a los agricultores a “actualizarse a las demandas de mercado. El consumo responsable está traccionando las cadenas de aprovisionamiento y se requiere de certificaciones que permitan garantizar la correcta actuación ambiental de la producción agrícola, en este caso los cítricos. Coca-Cola ha apostado por una estándar de calidad ambiental llamado Sustainable Agriculture Initiative (SAI). Estas fincas estarán más preparadas para alcanzar estos estándares de calidad ambiental y podrán vender sus cítricos a Coca-Cola o a otras empresas con requisitos ambientales altos. Por desgracia el coste del agua puede ser irrelevante en una finca de cítricos comparado con otros costes, pero la opinión del consumidor puede serlo todo”.

En la imagen, Sergio Usó realizando mediciones durante la instalación de sondas del proyecto 'Cítricos Sostenibles' de Coca-Cola en una de las fincas de la Comunidad de Regantes de Vila-Real (Castellón).

Sergio Usó Tarrazón, natural de Alquerías del Niño Perdido (Castellón), tiene 47 años y lleva casi dos décadas –desde el año 2000– trabajando en el campo. Su relación con el cultivo viene de atrás. “Mis padres han tenido tierras y también un comercio de naranjas”, cuenta este joven que se formó como ingeniero técnico agrícola. En la actualidad, Usó es el técnico de la Comunidad de Regantes de Vila-Real. Un colectivo que, entre propietarios y trabajadores de fincas, acumula alrededor de 5.000 comuneros. Cuenta el castellonense que “cuando el presidente de la comunidad tuvo conocimiento del proyecto de Coca-Cola, asistió a unas jornadas informativas y más tarde se puso en contacto con ellos con la intención de participar activamente”. 

“Les enseñas las gráficas generadas por estos sistemas, les explicas cuando empieza el riego y cómo se va ajustando, pero no siempre terminan de comprenderlo. Ellos lo que quieren es ver el agua en la parcela. El charco debajo del árbol les da la sensación de que la planta está mejor regada, aunque muchas sea perjudicial para el cultivo. No hay que olvidar que es gente mayor, que durante décadas ha estado regando a manta, es decir por inundación. Abrían el portillo y dejaban el agua correr… Pasar de eso a un riego por goteo para ellos suponía un cambio drástico. Y esto es una vuelta de tuerca más al concepto tradicional”, argumenta Usó.

``El futuro está ahí. El agua es un bien escaso, más aún en nuestra zona, acostumbrados a sufrir épocas de sequía. Con el cambio al riego localizado ya se notaba el ahorro, pero ahora es mucho mejor aún``

Pero en la práctica, adaptarse es muy cómodo para ellos. “Realmente una vez montas la sonda puedes organizar los riegos según las necesidades del cultivo y no requiere un esfuerzo extra… El agricultor apenas nota el cambio, lo que si nota es el ahorro en el gasto de agua. Son herramientas muy eficaces para poder diagnosticar las necesidades que está marcando la tierra. Gracias a las sondas se pueden establecer planes de riego todas las semanas, preveer si viene una lluvia y aprovechar para minimizar el riego esos días…”, asegura. Los resultados son un hecho. 

Así, al menos, lo perciben en la Comunidad de Regantes de Vila-Real, que comprende unas 2.200 hectáreas de las cuales 1.400 están siendo explotadas con este tipo de riego localizado y controlado. “Tenemos seis sondas repartidas en tres sectores de riego. Con el proyecto de Cítricos Sostenibles de Coca-Cola llevamos colaborando unos dos años. En este periodo hemos realizado un año de seguimiento en determinadas parcelas para calcular los resultados y, sin exagerar, podríamos decir que el ahorro de agua es de entre un 20-30%. La tendencia es buscar la agricultura más sostenible posible”, dice. 

Dedicados al cultivo de cítricos –la mayor parte mandarinas y diferentes variedades de naranjas–, ya en 2006 instalaron las primeras sondas para ampliarlas después en 2008 con otras facilitadas por el servicio tecnológico de la conserjería. “Y ahora con Coca-Cola hemos aumentado el número de sondas”, explica Usó. “Sabemos que el futuro está ahí. La tendencia es tratar de controlarlo todo más, mejorar en la eficiencia en cada paso del proceso. El agua es un bien escaso, más aún en nuestra zona, acostumbrados a sufrir épocas de sequía. Con el cambio al riego localizado ya se notaba el ahorro pero ahora es mucho mejor aún”.

Según datos de Inèdit, las fincas que participaron en el proyecto durante lo que ellos llaman el año 1 (2017-2018) –12 explotaciones con una extensión de 211 hectáreas– “han ahorrado 169 millones de litros. Las fincas del año 2 (2018-2019) –25 fincas con un total de 541 hectáreas– han ahorrado 452 millones. El total de los 2 años es 621 millones”. Por lo tanto, el objetivo se ha logrado. Junto al ahorro del agua, el abonado ha sido otro punto a mejorar. “La reducción de abonos es clave para minimizar el cambio climático. La contribución al calentamiento global de los fertilizantes minerales se puede situar entre el 40% y 60% de una parcela agrícola. Pero, con sinceridad, nuestro proyecto ha actuado a nivel de recomendaciones de fertilización, pero sin ser capaz de incidir con gran impacto en el método. Queda trabajo por realizar. Muchas veces los cultivos se encuentran localizados en zonas vulnerables por contaminación de nitratos, con una legislación autonómica y estatal que cumplir… Aquí la mejora en eficiencia es muy difícil pues los límites son estrictos”, explican los expertos de Inèdit.

“Estas sondas se va a mantener porque son de gran ayuda. Con este tipo de sistemas todo es mejor para el cultivo. Y ya no es sólo el agua o reducir fertilizantes generando mucha menos contaminación. Además de la ventaja medio ambiental y el ahorro económico, también hay que destacar el ahorro energético. Si afinamos la cantidad de agua necesaria, se riega menos y eso hace que ahorremos energía”, resume Sergio Usó.

El técnico agrícola de Vila-Real habla con cariño de su oficio. Para él, lo más gratificante de su cometido es “comprobar como el trabajo que se realiza redunda en beneficio de los agricultores, no sólo a nivel económico, en cuanto a la reducción de los costos de producción sino también en la reducción de las cargas de trabajo”. Mientras que lo más negativo “es ver la fruta  colgada de los arboles o caída por el suelo, después del esfuerzo y la ilusión de los agricultores tras todo un año de trabajo, debido a las condiciones adversas de los mercados y a políticas poco ambiciosas en la defensa de los intereses de nuestros cítricos”.

Las fincas participantes estarán más preparadas para alcanzar los estándares de calidad ambiental. Y, aunque el coste del agua puede ser irrelevante en una finca de cítricos comparado con otros costes, la opinión del consumidor puede serlo todo.

Cítricos Sostenibles finalizará a finales de este año, queda saber si la semilla que se ha plantado con la ayuda de Coca-cola seguirá creciendo. “Vamos a ver qué sucede, ha sido un proyecto exitoso y todos tenemos ganas de continuar”, cuenta Gasol. Y cuantos más mejor. Por esa razón, “una de las normas del proyecto fue que las fincas agrícolas a seleccionar podían ser todo tipo de productores de cítricos (naranjas, limones y hasta mandarina), sin necesidad de que fuesen proveedores de Coca-Cola”, señala. De hecho, para concederles los fondos para el proyecto, la compañía de refrescos –que compra a productores españoles 3,5 millones de kilos de zumo de naranja y 1,1 millones de kilos de zumo de limón anualmente para la fabricación de Fanta Naranja y Fanta Limón– “desde el inicio y como premisa ha demandado un enfoque de responsabilidad social corporativa para el sector de cítricos español”.

¿El cultivo sostenible llegará a ser la norma en España?, preguntamos a Carles M. Gasol y Julia Martínez. “Para España es una oportunidad añadir valor a sus productos agrícolas. Y el valor ambiental está cada vez más valorado. A nivel de producción no podemos competir con China o Brasil, debemos especializarnos en la calidad, en este sector como en muchos otros. Cada vez son más las fincas con estándares altos de calidad ambiental en España. Eso sí, hay un riesgo, las pequeñas parcelas con menos capacidad económica puede que acaben agrupándose en empresas y/o cooperativas más grandes y profesionalizadas”, responden.

Tanto la Guía Fanta, en la que se resumen en once puntos las principales actuaciones que los agricultores deben implementar para incrementar la productividad de sus fincas y minimizar sus costes en el marco de una agricultura sostenible, como el proyecto Cítricos Sostenibles, forman parte del compromiso de Coca-Cola de reponer a la naturaleza el 100% del agua contenida en sus bebidas. En España, ya ha conseguido devolver a la naturaleza más de 3.000 millones de litros en 2016, lo que supone el 95% del agua que contienen sus productos en España y Portugal. Su objetivo para 2020 es alcanzar el 100%.

Coca-Cola y su compromiso con la agricultura sostenible

Mejorar la competitividad y la sostenibilidad de la producción de cítricos en España puso en marcha en 2017 el proyecto Cítricos Sostenibles junto a la Universidad Jaume I de Castellón; Inèdit, empresa spin-off del Parque de la Universitat Autònoma de Barcelona, y el Institut de Recerca i Tecnologia Agroalimentaries (IRTA) de la Generalitat de Cataluña. Nació con el objetivo de ahorrar 800 millones de litros de agua durante dos años, lo que equivale a 320 piscinas olímpicas, impactando a medio centenar de agricultores de 37 explotaciones. Un proyecto, financiado por The Coca-Cola Foundation, que forma parte de compromiso de Coca-Cola con la agricultura sostenible para contribuir a reducir la huella hídrica y de carbono. "El balance está siendo claro: estamos logrando producir lo mismo, y con idénticos estándares calidad, empleando menos fertilizantes y con importantes ahorros de agua. Además, no solo estamos disminuyendo el impacto ambiental, sino también los costes, lo que mejora nuestra competitividad", explica Joaquín Pallarés, director técnico de La Reva, una de las fincas más importantes de la Comunidad Valenciana que está aplicando este proyecto en una sexta parte de sus 540 hectáreas de superficie de cultivo.