

La verdad (y nada más que la verdad) sobre los coches diésel
Los motores turbodiésel han evolucionado tanto que no contaminan más que los de gasolina. Te lo demostramos.

Es como un grifo que gotea y va dejando un charco cada vez más grande. Desinformación tras desinformación, los motores diésel están perdiendo la batalla de la reputación. Los conductores dudan cada vez más. “¿Qué hago? ¿Me compro un diésel o tendré que cambiarlo porque no podré circular con él?”. Las preguntas se agolpan en sus cabezas. Saben que un coche diésel tiene ventajas indudables, como un menor consumo e incluso intervalos de mantenimiento más largos que los de gasolina. Pero han oído tantas cosas, que no saben muy bien qué hacer.
La mejor manera de combatir la incertidumbre es con información. Contar con datos que nos ayuden a tomar una decisión y hacerlo de manera consciente, no con base en rumores. Por eso conviene conocer las verdades sobre los coches diésel modernos. Una de ellas es así de rotunda: no contaminan más que los de gasolina. Y vamos a ver por qué.


Un talón de Aquiles que ya no lo es
Uno de los bulos que corren sobre los motores diésel es que son más contaminantes que los de gasolina. Como todos los bulos, parten de una realidad parcial que después se deforma hasta construir una falsedad. En el caso de los motores diésel, esa información tiene que ver con los óxidos de nitrógeno (NOx), un tipo de gas contaminante que se produce en los procesos de combustión de los vehículos.
Los coches diésel y los de gasolina emiten prácticamente el mismo NOx
Es cierto que, hace años, el NOx era el talón de Aquiles de los motores diésel en cuanto a su ecología. Estos vehículos emitían mayores niveles del gas que los de gasolina. Lo que ocurre es que, gracias a los avances tecnológicos que han ido incorporando los motores turbodiésel modernos, esto ya no es así. Ambos emiten prácticamente el mismo NOx. Tanto es así que un coche diésel moderno que cumple la norma Euro 6 produce solo 0,08 g/km, es decir, el 56 % menos que en 2011. Mientras, uno de gasolina emite 0,06 g/km.
La diferencia en emisiones de NOx entre ambas motorizaciones es mínima y se ha logrado gracias a la introducción sucesiva de mejoras en los vehículos turbodiésel. Es el caso de Land Rover, que ha conseguido reducir el 90 % de estas emisiones en sus motores diésel para equipararlas a las de los coches de gasolina.

La válvula EGR, el arma secreta
Ya conocemos los datos sobre emisiones, hablemos ahora un poco sobre tecnología. Entre los avances que han ido incorporando los motores diésel para ser cada vez más limpios se encuentra un componente poco conocido, pero fundamental: la válvula de recirculación de gases de escape (EGR).

Este dispositivo tiene una función básica: hacer posible la reintroducción del humo de la combustión en los cilindros. Mediante este proceso, se consigue reducir la temperatura dentro de la cámara de combustión y, como consecuencia, la producción de NOx desciende.
La válvula EGR es, así, uno de los elementos que ayudan a que los vehículos diésel sean menos contaminantes. También es una muestra del tipo de avances que se han introducido para que estos motores cumplan con los estrictos estándares de emisiones que establecen las autoridades.
El resultado de esta evolución es la generación de motores diésel más limpios y eficientes de la historia. Este es el caso de los motores turbodiésel de Land Rover, que incluso equipan filtros eficientes capaces de eliminar el 99,9 % de las partículas, incluyendo las ultrafinas.
Los coches diésel nunca han sido tan limpios y prometen serlo todavía más en el futuro. Los propulsores turbodiésel modernos son una alternativa duradera con ventajas incuestionables. Por eso conviene conocer toda la verdad en torno a ellos.
Bonus track: los diésel emiten menos dióxido de carbono que los gasolina
Para finalizar, veamos una muestra más de que no todo lo que se escucha en torno a los diésel y su relación con el medio ambiente es cierto. Existen incluso indicadores en los que estos coches son más ecológicos que los de gasolina. Uno de ellos es el dióxido de carbono (CO2) que emiten.
En efecto, los nuevos Land Rover turbodiésel emiten alrededor del 20 % menos de CO2 que sus homólogos de gasolina. Se trata de un gas de efecto invernadero, nocivo para el calentamiento global, cuyas emisiones también se tratan de reducir cada vez más. Otro dato más con el que rebatir los bulos que circulan en torno a este tipo de vehículos.