“Me gusta mucho mi trabajo, aunque a veces me agota, claro [risas]. Lo que más me gusta es que, tras casi 18 años, nunca dejo de estar retada. Por ejemplo, las campañas de publicidad que hacemos ahora no tienen nada que ver con las que hacíamos hace casi dos décadas. Eso implica un continuo reto en formación, en adecuarte a los medios… Me gusta esa variedad y esa parte tan poco rutinaria de mi trabajo”, explica Lucía Lobato Barrenechea. Como directora del Departamento Legal de Coca-Cola Ibera es la responsable del compliance, es decir, de asesorar a la compañía y a sus empleados para que las políticas de procedimiento y buenas prácticas a las que está adscrita a nivel mundial y local se cumplan, pero también se encarga del asesoramiento para que las campañas de marketing o el etiquetado de los productos se ajusten a la normativa y los códigos de buenas prácticas publicitarias.

Como todas las mujeres trabajadores, a veces le toca hacer malabares para compatibilizar su vida personal y laboral, para no renunciar a ninguna de ellas y disfrutar de ambas. Su mejor receta es “separar las dos vidas: la personal y la profesional, e intentar ser muy ordenada y organizada en cada una de ellas”. Por eso, defiende dejar atrás el clásico y “agotador” multitask femenino y que la corresponsabilidad y la conciliación han de ser al 50%, no tanto en división, matiza, como “al 50% de compromiso y responsabilidad”. “Yo comparto en igualdad de condiciones con mi marido todo lo referente a las tareas del hogar y las niñas. A mi marido le encanta ir al mercado y cocinar y a mí ocuparme de la ropa de mis hijas y asegurarme de que siempre tienen leotardos para ir al colegio. También intentamos compaginar agendas, por ejemplo nunca viajamos los dos el mismo día por razones profesionales o si uno tiene que irse muy temprano, avisa al otro para que sepa que puede llegar más tarde. A quien más invitaciones le mando desde mi agenda es a mi marido y él hace lo mismo”, relata entre risas.

“La igualdad es una necesidad”

Afirma la directora del Departamento Legal de Coca-Cola Iberia que aunque cada vez es menos novedoso ver a mujeres directivas, todavía queda camino por recorrer. “La igualdad es una necesidad. Hemos avanzando, pero hay que seguir trabajando para potenciar unos horarios cada vez más europeos y americanos que dedican un tiempo al trabajo y otro a la persona. Se tienen que acabar esas comidas de horas y lo de apagar el ordenador a las nueve de la noche, pero sí creo que hemos avanzando como sociedad en entender que tenemos unas horas trabajo y otras para ti y que no se valora a quien está más tiempo sentado en la silla sino a quien hace su trabajo y consigue sus objetivos”.

“Hemos avanzando, pero hay que seguir trabajando para potenciar unos horarios cada vez más europeos y americanos que dedican un tiempo al trabajo y otro a la persona”

Lucía Lobato Barrenechea

Por eso, agrega, las marcas tienen un compromiso vital tanto a nivel interno como social. Por un lado, defiende que deben promover empresas igualitarias con horarios conciliables “tanto para mujeres como para hombres, porque todo es un engranaje. La conciliación es un tema de mujeres y hombres, y las empresas tienen la responsabilidad de fomentar esa cultura”. “En Coca-Cola se promueve mucho el trabajo de las mujeres, por eso no me siento única y especial. Es una suerte tener un trabajo que me gusta con un cargo importante y con una marca tan buena”, agrega. A nivel social, apuesta por un compromiso que se materialice en proyectos que ayuden a hacer del mundo un lugar mejor. Lobato Barrenechea está también muy ligada a la Fundación Coca-Cola y, entre los proyectos que lleva a cabo la multinacional, destaca la GiraMujeres, con la que Coca-Cola fomenta el emprendimiento femenino, o la GiraJóvenes, para ayudar a la empleabilidad y fomentar el talento de jóvenes de entornos difíciles. “La cultura como compromiso social y en términos intelectuales y formativos es todo. Cultura y formación es lo que nos da el trampolín a cualquier trabajo, a integrarnos en la sociedad, a poder defendernos, a elegir y disfrutar”, afirma rotunda.

Ese mundo mejor es el que, en el fondo, debería preocuparnos a todos. El mundo que dejaremos a la próxima generación. “Me encantaría que mis hijas se encontrarán un mundo en el que puedan trabajar en lo que se han formado y en el que se mantenga estos valores que defendemos hoy de igualdad, respeto a la diversidad y sostenibilidad. Confío en que mis hijas se encuentren un mundo igualitario entre hombres y mujeres y diverso, porque se tienen que encontrar un mundo en el que no las discriminen por ser mujeres. Deberíamos haberlo conseguido cuando ellas lleguen a ese momento”, asevera. Eso sí, la responsabilidad para alcanzar esos objetivos parte, primero, a nivel individual “educando a mis hijas en estos valores y ejemplarizándolos. Si quiero que respeten el medioambiente, deben verme reciclar o si quiero que puedan desarrollarse profesionalmente, de nuevo, el ejemplo que les das con tu trabajo, enseñándoles que es importante, que su madre tiene que ir a trabajar y que le gusta trabajar es básico. No valen las grandes palabras sino que vean esas conductas”.

¿Y las marcas? Responde sin dudar: “Tienen que aplicar esos principios de diversidad en toda su amplitud de género y capacidades. Tienen que ser las primeras que promuevan el trabajo femenino, la integración de personas con discapacidad, ayudar en proyectos sociales y contribuir en todo lo referente a sostenibilidad. Al final, educamos todos y la industria también debe contribuir a crear un mundo mejor y más sostenible”.

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