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Aparca el móvil para conducir con seguridad

Más del 30% de los accidentes con víctimas mortales se producen por distracciones del conductor y, entre ellas, las más comunes están relacionadas con el uso del smartphone

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El uso del móvil al volante multiplica hasta por cuatro las posibilidades de sufrir un accidente. Sin embargo, según una reciente encuesta de la OCU –realizada a 1.125 usuarios de entre 25 y 79 años–, el 24% de los conductores habla por teléfono sin utilizar el manos libres y el 17% reconoce que lo utiliza para escribir y leer whatsapps o manipular el navegador. Así, las noticias sobre esta conducta imprudente se multiplican cada año en toda España. Según datos de la Dirección General de Tráfico (DGT), Madrid y Barcelona destacan como las comunidades autónomas con más conductores sancionados por interactuar con su dispositivo mientras conducen. En ambas, el número de denuncias ha pasado de una media de 15.000 a más de 26.000 al año.

Pero no hace falta consultar los datos de las ciudades más pobladas para encontrar cifras escandalosas. Sirvan de ejemplo estas dos noticias buscadas en Google al azar: Las multas por usar el móvil al volante aumentaron en Jerez un 80% en 2018 –la Policía Local interpuso 797 sanciones a conductores, frente a las 442 de 2017–. El móvil al volante deja 40 sanciones al día en la Comunidad Valenciana, elevando el número de sancionados por esta causa un 11% anual. Un reflejo más de que no estamos dando la importancia que merece a esta cuestión, que cada vez se cobra más víctimas.

Lo cierto es que existe cierto debate en lo que sería un uso adecuado del smartphone mientras se va conduciendo –algunos consideran un peligro incluso el manos libres–. La DGT lo tiene claro. Para disminuir el riesgo de accidentes por distracción, está prohibido el uso mientras se conduce, así como cuándo el vehículo está parado ante un semáforo o en una situación de atasco. No hay opción intermedia: las manos deben estar sobre el volante. No es un capricho. Según explica Chema Quesada, portavoz de la plataforma Ponle Freno, “si hablamos de que los muertos en carretera en 2017 fueron 1.830, podemos decir que entre 500 y 600 personas fallecieron por una distracción con el móvil”. El perfil del usuario de smartphone al volante es el de un joven menor de 34 años, que generalmente viaja solo, de camino al trabajo por la mañana, y utiliza la aplicación de whatsapp sobre todo cuando se encuentra parado en un semáforo en rojo”, según puntualiza la campaña ‘Stop WhatsApp’ –basada en encuestas a conductores y en la vigilancia de sus comportamientos al volante– realizada por el Real Automóvil Club de España (RACE).

Según la OCU, el 24% de los conductores habla por el teléfono sin utilizar manos libres y el 17% reconoce que lo utiliza para escribir y leer whatsapps o manipular el navegador.

Además de la baja percepción del riesgo en este comportamiento, tampoco nos paramos a pensar en que no es responsabilidad única del conductor. Usar el teléfono al volante puede ser letal pero permitir o provocar que una persona lo haga no deja de ser una temeridad. Los demás podemos fomentar ese hábito sin darnos cuenta. Cosas como llamar a alguien sabiendo que conduce, seguir la conversación de whatsapp porque dice que está en un atasco, ir en el coche y pedirle que busque una canción en su Spotify, reclamarle algún dato que ha de consultar en la pantalla, dejarle hablar sin manos libres porque es sólo un momento o no pedirle que se detenga para consultar una localización en el navegador… Pequeños gestos que pueden tener nefastas consecuencias.

Marcar un número de teléfono mientras se circula a 120 Km/h supone recorrer 429 metros sin prestar atención a la carretera. Escribir o leer un mensaje tiene como consecuencia al menos 660 metros completamente a ciegas. Esos son algunos de los baremos que ofrece la DGT para concienciar a los conductores del peligro real que supone conducir con la mirada puesta en la pantalla. Como recuerda la web Por un uso Love de la Tecnología –con la que Orange quiere concienciar a niños, jóvenes y adultos sobre la necesidad de un uso seguro y responsable de las nuevas tecnologías y los riesgos que conlleva una utilización inadecuada de las mismas–, ser precavido y conducir con responsabilidad es crucial.

Madrid y Barcelona destacan como las comunidades autónomas con más conductores sancionados por interactuar con su dispositivo mientras conducen. 

La imprudencia de dedicar más atención al smartphone que a la vía y sus indicaciones reduce considerablemente la capacidad de reacción del conductor, elevando la probabilidad de causar o sufrir una colisión que podría haberse evitado. Parece lógico por tanto que esta práctica sea considerada por la Ley sobre Tráfico, Circulación de Vehículos a Motor y Seguridad Vial como una infracción grave. La emisión de dicha sanción supone un coste de 200 euros –pudiendo reducirse un 50% si el pago se realiza durante los 20 días siguiente a la notificación de la multa–. Lo que no es negociable es la pérdida de 3 puntos del carné de conducir. 

Y dentro de poco, será aún mayor pues está prevista una variación del código que la eleve hasta los 6 puntos. Así lo refleja el borrador del anteproyecto por el que se modificará la ley. Según dicho documento, se restarán los puntos por “utilizar, sosteniendo o sujetando con la mano, dispositivos de telefonía móvil conduciendo, conducir utilizando manualmente dispositivos de telefonía móvil en condiciones distintas a la anterior, conducir utilizando manualmente navegadores o cualquier otro medio o sistema de comunicación”. Una vez sea efectivo el cambio supondrá perder los mismos puntos que actualmente se retiran por conducir bajo los efectos de las drogas, el consumo de alcohol, conducir de forma temeraria, circular en sentido contrario al establecido, participar en carreras o competiciones no autorizadas o utilizar mecanismos de detección de radares. No parece exagerado si, como indican los expertos, el uso del teléfono al volante tiene un efecto similar al que provoca una tasa de alcohol en sangre de 0,80 g/l, una cantidad muy superior a la permitida –0,5 g/l para conductores en general y 0,3 g/l para profesionales y conductores noveles–.

Y no sólo es un problema que ocurra en España. Tal y como explicó Yuwei Li, directivo de la Comisión Económica de Naciones Unidas para Europa, en una entrevista para la revista de la DGT: “Las investigaciones demuestran que para los conductores el teléfono móvil es tan importante que ignoran que su uso está asociado a un mayor riesgo de accidente. Al parecer, los propios conductores tienen dificultades para comprender que hay un aumento en el nivel de riesgo. Como resultado, son muchos los que utilizan el teléfono y otros dispositivos de comunicación cuando conducen. A este fin, la Resolución Consolidada recomienda la introducción de normas que obliguen a los conductores apagar sus teléfonos antes de ponerse y marcha y detenerse para usarlos. La conducción altamente automatizada, puede ser útil en el futuro”.