El vino que conecta cielo y tierra sobre los viñedos de la ribera
¿Dónde crece la uva que une la magia de las noches más estrelladas para convertirse en un tinto excepcional?
Día y noche, frío y calor, cielo y tierra. De los contrastes pueden surgir las mejores creaciones, de las condiciones más extremas es posible elaborar un vino capaz de conectar el sol con las estrellas, la luz y la oscuridad, los sonidos y el silencio. Un vino que une la sabiduría de los antiguos agricultores y el compromiso de los enólogos más expertos, y que es excelente porque es singular en su origen y elogiado en su destino. Celeste Crianza es el resultado de un enclave único y un cuidado artesanal. Es así como la bodega Pago del Cielo mantiene toda la esencia de la tradición a través de su vino insignia más moderno y audaz: un tinto opulento, con mucha fruta, cuerpo y color. Una conexión mágica con muchos nombres propios.
El primero es Fompedraza, localidad vecina del Campo de Peñafiel, en Valladolid. Situada a 895 metros sobre el nivel del mar, aún guarda los recuerdos de los primeros cuidados de la vid, tan ancestrales que se remontan al siglo XII. Solo en una de las cotas más altas de la Denominación de Origen Ribera del Duero es posible encontrar un clima donde las frías noches y los calurosos días se combinan a la perfección con los vientos de las montañas. A esa altitud es posible asegurar temperaturas nocturnas frescas durante todo el año, también en pleno verano, cuando la diferencia térmica puede llegar hasta los 20 grados en un mismo día. La uva tempranillo es la segunda gran protagonista de esta historia. La que madura en el silencio de la noche estrellada y aprovecha este contraste para retener aromas y sabores. En los viñedos más altos la tempranillo despliega sus mejores virtudes y en las noches frescas encuentra el sosiego ideal para recuperarse del agobiante calor diurno y ganar en intensidad.
Un vino estelar para esta Navidad
Casiopea, la Osa Mayor, Cefeo… Cuando aparecen las mayores constelaciones, la unión entre el cielo y los viñedos del valle del Duero consigue hacer del Celeste un vino excepcional. Lo vemos en su etiqueta y en el estuche cilíndrico del mismo intenso color azul que acompaña a este Crianza de 2015, en una edición especial para esta Navidad: las estrellas del firmamento que se observan en las noches de vendimia desde Fompedraza inspiran y brillan con luz propia en el regalo perfecto. Porque en pocos momentos como la Navidad se espera al crepúsculo con tanta ilusión y porque en las noches más resplandecientes duermen los sueños y despierta la vida, Celeste Crianza es también el vino ideal para celebrar que estamos juntos y que los mejores propósitos están por cumplir. Los aromas a moras y cerezas, los matices de pimienta negra y regaliz, los acentos ahumados y torrefactos propios de la crianza en roble… Estamos ante un tinto generoso en expresión frutal, delicioso y voluptuoso, con una sensualidad sabrosa y una persistencia impresionante. Un vino que marida a la perfección como acompañamiento en gran variedad de recetas para la Navidad, sobre todo de carne, incluyendo asados y caza.
Pago de cielo: Premios y artesanía
Los 92 puntos otorgados por la web JamesSuckling.com y los 90 en los premios Decanter, ambos durante 2018, avalan el trabajo del equipo liderado por Juan Ramón García, siempre en estrecha relación con los viticultores de la zona: “Para nosotros, la calidad de los vinos se forja en la viña, más que en la bodega”, asegura el enólogo de Celeste, el alma de Pago del Cielo desde hace más de 12 años. Celeste Crianza nació en 2005, con la añada 2003, y hoy es uno de los vinos de la DO Ribera del Duero con más proyección internacional, con presencia en un centenar de mercados. Conocimiento técnico y pasión, experiencia y emoción, solo en el corazón de un paraíso vinícola la noche puede iluminar los viñedos cerca de las estrellas.
Así maridan Celeste crianza y la Navidad
Si algo caracteriza a la uva tempranillo es su virtud para dar lugar a tintos de extraordinaria finura, con cuerpo y firme estructura. Sus características maridan con los platos más típicos y sabrosos de la Navidad. Es perfecto con platos de carne como un solomillo Wellington, pavo confitado, pluma ibérica con salsa de cereza picota, presa ibérica con patata pochada, chuletón de Rubia Gallega a las brasas, cordero al tomillo, carrillera al chocolate, rabo de toro caramelizado, cabrito al horno o capón relleno. Pero también con otros platos más ligeros como boletus edulis salteados, quesadilla vegetariana, mole verde con setas de temporada, berenjena rellena con parmesano, remolacha con piñones y pasas, lasaña de verduras y piquillos rellenos.