

El carbón del pasado, el desarrollo sostenible del presente
De la extracción del carbón a la recuperación de los espacios naturales. Así se borra la huella en el paisaje de las grandes explotaciones mineras a cielo abierto en España

Se llama Emma y produjo 24,9 millones de toneladas de carbón entre 1976 y 2015. Dedicada a suministrar combustible a la Central Térmica de Puertollano, en Ciudad Real, y a otras centrales, cerró tras 39 años de actividad, pero a día de hoy la mina Emma sigue rindiendo gracias a 28.000 olivos que proporcionan una media anual de 230.000 kilos de aceituna. La excelente calidad del aceite que se extrae alcanza un rendimiento oleícola del 17,45%. Con el de Puertollano finaliza un ambicioso proceso de restauración medioambiental desarrollado por Endesa en sus cuatro emplazamientos mineros al recuperar 2.360 hectáreas, que marca el camino a seguir en la transformación de las antiguas explotaciones para convertirlas en superficies fértiles y en ecosistemas naturales.
La Decisión 787/UE/2010 de la Unión Europea, relativa a las ayudas estatales destinadas a facilitar el cierre de las minas de carbón no competitivas, marcó el fin de minas como la de Puertollano, dejando tras de sí una huella en el paisaje que era necesario rehabilitar para devolver a los terrenos degradados sus condiciones iniciales.
De minas de carbón a humedales y lagos
La actividad minera desarrollada entre 1972 y 2015 en los centros de Andorra (Teruel), As Pontes (A Coruña), Peñarroya (Córdoba) y Puertollano (Ciudad Real) produjo 353 millones de toneladas de carbón. Endesa llegó a ser la primera productora nacional a finales de los 80 con una producción anual de 15 millones de toneladas, lo que representaba el 42% de la producción nacional. El desarrollo de la propia extracción y el cierre ordenado de estos yacimientos ha ido en paralelo a la regeneración de la superficie afectada; mediante el método de minería de transferencia se ha podido simultanear los trabajos de explotación con los de restauración, sin esperar a la finalización del proyecto minero.
Centro minero de Peñaroya (Córdoba)
Como en As Pontes, donde lo que era una mina de carbón hasta hace solo diez años, y la mayor explotación a cielo abierto de la Península, es hoy el lago más grande de España y uno de los mayores lagos artificiales de Europa. La inundación del hueco minero era la única solución posible para rehabilitar la zona afectada. El resultado es todo un referente en la recuperación ambiental de terrenos mineros y el proyecto de restauración más emblemático de Endesa, con numerosos premios y reconocimientos a nivel internacional: 865 hectáreas de lámina de agua y 547 hectómetros cúbicos de lago, además de 2.400 hectáreas restauradas, 1.150 revegetadas y 600.000 árboles plantados. La escombrera exterior, en la que se acumulaba material estéril procedente del yacimiento, es hoy un paraje natural con 217 especies vegetales y 205 especies de animales vertebrados identificados. Incluso se ha creado una zona de playa y en el lago se pueden practicar deportes náuticos.
También en el emplazamiento de Peñarroya, las 835 hectáreas restauradas en la cuenca carbonífera del Guadiato se han convertido en un importante refugio de aves acuáticas gracias a los lagos mineros de 92 hectáreas de superficie.
La nueva vida de las minas: cereales y viñedos
Recuperar el uso agrícola del suelo es otro de los objetivos de este programa, en el que Endesa ha invertido más de 100 millones de euros. Por su singularidad, destaca el caso de Andorra, cuya experiencia medioambiental es todo un ejemplo a nivel nacional y europeo. Tras lograr la integración de las escombreras en el paisaje, creando nuevas laderas con un diseño armonioso y naturalizado, se optó por una primera etapa de cultivo de cereal que se sustituyó posteriormente por plantaciones de frutales, olivos y viñedo para dar más valor a las parcelas. Bajo la etiqueta ‘Viña Alloza’ se ha podido elaborar hasta un vino propio tras recolectar 6.000 kilos de uva en la pasada campaña.
Oportuna e Innominada, así se llamaban los dos pozos subterráneos del centro minero de Andorra, que llegó a emplear directamente a 1.891 personas en el año 1978. Sobre los terrenos que un día entregaron su riqueza en forma de mineral de carbón, Endesa ha demostrado un compromiso histórico con la conservación del medioambiente y un futuro sostenible.