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El mercado ecológico español, ¿moda, filosofía vital o necesidad?

Beneficios como que no utilizan conservantes ni colorantes, son de temporada y que respetan el medio ambiente han convertido a España en el décimo consumidor mundial de productos ecológicos

Ana López-Varela

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Lo que parecía una moda por la etiqueta ‘bio’ o el reducto de los usuarios más concienciados con el medio ambiente se ha consolidado como una pauta real en nuestra alimentación. Tal vez porque han pasado de ser considerados un producto gourmet a tener un precio asequible y ser fáciles de encontrar en todo tipo de tiendas, lo cierto es que España es ya el décimo consumidor mundial de productos ecológicos, facturando 1.686 millones de euros. Un incremento del 12,55% en comparación con el ejercicio anterior. Así, este tipo de artículos –también llamados orgánicos, eco o bio– representan el 1,7% de la cesta de la compra española, según un estudio elaborado por el FiBL y IFOAM-Organics International.

Esa cifra, aunque pueda parecer nimia comparada con el 9,7% estimado en Dinamarca, le otorga la categoría de hábito. No en vano, el mercado ecológico patrio crece cada año a ritmo de dos dígitos mientras que las ventas del total de mercado de alimentos y bebidas mantienen un crecimiento plano. Un aumento que no es un hecho aislado y que se da en paralelo a lo que ocurre en el resto de Europa y Estados Unidos –país que concentra el 90% de la venta de este tipo de productos–.

Los consumidores aprecian, entre otras bondades, que en su producción se ahorra en recursos naturales, se reduce el riesgo de contaminación y se favorece la fertilidad del suelo. Sin olvidar que lo cosechado, libre de fertilizantes y pesticidas, contiene más nutrientes aumentando la presencia de vitaminas, minerales y antioxidantes. Tal vez por ello, según explica este estudio titulado El mundo de la agricultura ecológica 2018, el cultivo ecológico en la Unión Europea creció un 8% durante 2016. Y es ahí, en la producción, donde destaca España. Lo hace ocupando el quinto puesto mundial en superficie agrícola ecológica con más de dos millones de hectáreas, liderando el ranking europeo y superada globlamente sólo por Australia, Argentina, EE UU y China.

Sirva de ejemplo del potencial español que Vrai, marca pionera en productos lácteos ecológicos, elabora sus quesos de cabra en la finca El Campillo situada en Moratalla (Murcia) –con 40 hectáreas de pastos en monte, ganadería propia con 1.200 reproductoras de ordeño y un manantial de agua que permite su actividad agraria–. Y es que la calidad de las tierras de cultivo españolas es difícil de igualar.

Los huevos, las frutas, las verduras y los lácteos de origen ecológico son los alimentos eco más demandados en Europa. Para obtenerlos, en España, los usuarios recurren a comercios especializados en un 37,1%, según el estudio Mitos y realidades de los productos ecológicos realizado por Kantar Worldpanel. Aunque, viendo como se han asentado dichos productos en el consumo generalista, las grandes cadenas ya los usan como una de sus grandes bazas para atraer al cliente. Bien abriendo nuevas líneas comerciales de supermercados urbanos dedicados exclusivamente a productos procedentes de la agricultura y ganadería ecológicas o anunciando medidas como dejar de comercializar huevos de código 3 –los procedentes de gallinas enjauladas–.

No van desencaminados en su estrategia a futuro teniendo en cuenta que, en España, los principales consumidores de productos ecológicos son los milennials –la generación de las personas nacidas entre 1980 y 2000–. Así, un 30% consumidores de producto orgánico tiene menos de 30 años. Un estudio de 2017 de la Organic Trade Association (OTA) en Estados Unidos revela que el 25% ya son progenitores y en los próximos 10-15 años lo serán en torno al 80%. Algo que, sin duda, consolidará aún más el consumo bio.

Pero ¿qué es lo que ha convencido a los compradores más comprometidos con el cuidado personal y la vida sana para consumir este tipo de alimentos? 

El mayor reclamo es que sean alimentos cien por cien naturales que se obtienen sin utilizar químicos en todas las etapas: desde el crecimiento (de vegetales y animales) y la producción hasta la distribución. Eso sumado a que, desde hace años, los expertos en nutrición admiten que los alimentos ecológicos aportan un mayor valor nutritivo que los convencionales, aquellos que contienen productos químicos o aditivos –algo que muchos especialistas consideran causa de algunas enfermedades como dolor de cabeza, problemas cardíacos, asma, alergias, osteoporosis, y hasta hiperactividad o cáncer– los hacen aún más atractivos. Además, está comprobado que estos productos aportan al organismo importantes beneficios nutricionales como una mayor concentración de antioxidantes, niveles más altos de ácidos grasos omega-3 y una menor presencia de metales pesados tóxicos como el cadmio.

  • Cinco razones para una cesta de la compra ecológica

  •  Por salud No utilizan conservantes, ni colorantes, y tampoco antibióticos, fertilizantes químicos o pesticidas. Además, los alimentos ecológicos no tienen incidencia negativa en nuestro metabolismo porque, al no tener trazas sintéticas, se asimilan mejor.

  •  Por sus beneficios Son productos de temporada por lo que no necesitan aditivos para su conservación posterior. Y además son más ricos en nutrientes.

  •  Por respetar el medio ambiente La agricultura ecológica frena la desertificación; favorece la retención del agua y no contamina los acuíferos; respeta los ciclos naturales de los cultivos; favorece la biodiversidad y el equilibrio ecológico; potencia la fertilidad natural de los suelos y la capacidad productiva del sistema agrario; recicla los nutrientes incorporándolos de nuevo al suelo como abonos orgánicos; y utiliza de forma óptima los recursos naturales.

  •  Por cuidar de la ganadería A diferencia de otros sistemas de producción en los que los animales están encerrados, la ganadería ecológica les permite vivir en condiciones de mayor libertad, para que tengan un desarrollo normal. Esto repercute en el resultado final, y al no utilizar hormonas ni métodos de inseminación artificial, también ayuda a conservar las especies locales.

  •  Por que no son transgénicos Los organismos genéticamente modificados o transgénicos no se aceptan en los estándares de la agricultura ecológica. Aunque aún queda camino por recorrer en el conocimiento de la relación a largo plazo entre su consumo, la seguridad de su uso y sus consecuencias para nuestro planeta y nuestra salud.

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Contenido de Content Factory para Vrai. En su elaboración no ha intervenido la redacción de este medio.