Suárez-Quiñones recibe la lámpara minera de la Brigada de Salvamento del Bierzo Alto como «gran valedor» del sector en sus años de declive

El consejero de Fomento y Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones, recibió la lámpara minera que otorga la Brigada de Salvamento minero del Bierzo Alto por su papel como «gran valedor de la minería en sus años de declive». «Ojalá hubiese estado unos años antes, a lo mejor otro gallo hubiese cantado», explicó el presidente de la brigada y empresario minero, Manuel Lamelas Viloria, antes de entregar el reconocimiento al consejero.

A su llegada a la localidad de Montealegre, donde tuvo lugar la comida de hermandad auspiciada por la brigada, Suárez-Quiñones quiso reconocer el «esfuerzo y trabajo» de los voluntarios a lo largo de 32 años de actividad y de los numerosos accidentes, incendios y explosiones que han tenido que atender. «Se adentran en las minas sin saber si van a salir, con la única vela de la valentía que tienen», destacó el consejero, que valoró a los integrantes del colectivo como «auténticos héroes».

En su discurso de agradecimiento, el consejero apostó por hacer una «reivindicación permanente» de esa labor que se acompaña de «horas de entrenamiento y prácticas» y transmitió el reconocimiento y el agradecimiento de la Junta a los representantes de «la profesión más dura». «Me siento muy pequeño al lado de lo que estas personas representan», afirmó emocionado el consejero, que recibió el distintivo con «orgullo y honor».

Por su parte, Lamelas Viloria recordó que la decisión de otorgar este reconocimiento al consejero de Fomento y Medio Ambiente se tomó por unanimidad y consideró que el galardón es «sobradamente merecido», ya que Suárez-Quiñones contribuyó a «alargar la vida a empresas mineras», lo que permitió que muchos de los trabajadores accedieran a sus correspondientes prejubilaciones.

En el caso de una de las compañías presididas por el empresario, Hijos de Baldomero García (HBG), ese periodo extra fue de «más de ocho meses», recordó Lamelas Viloria, que consideró que con este tiempo de gracia se ayudó a poner en práctica «una forma no tan dramática de cerrar la minería». «No había por qué hacerlo mal pudiendo hacerlo bien», aseguró.

En su reunión anual, los voluntarios de la brigada hicieron un voto para mantener la tradición de guardar un minuto de silencio por los compañeros perdidos, como se hacía cuando la comida de hermandad se aprovechaba para hacer recuento de los accidentes mortales ocurridos durante el año. Al cerrar este 2019 «atípico», en que la actividad del sector fue «casi nula», Lamelas Viloria volvió a recordar el lema que ha lucido orgullosa la brigada durante sus más de tres décadas al servicio de los compañeros: «mientras haya un minero dentro, habrá un brigadista esperando».

En clave de futuro, Suárez-Quiñones confió en el papel que pueda jugar la brigada en los rescates que tengan que llevarse a cabo en las explotaciones mineras no energéticas que operan en la Comunidad. «Nos han hecho cerrar la minería de forma abrupta y anticipada, es una forma de vida que nos han quitado», lamentó.

Por su lado, Lamelas Viloria recordó que el plazo para el cierre de explotaciones mineras es de tres años, tiempo en el que la brigada estará atenta a cualquier punto en el que se la pueda necesitar. Más adelante, el empresario abrió la puerta a la puesta en marcha de proyectos que recuperen la actividad minera en la comarca, «incluso de carbón», apuntó.