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El vecino de Fabero, José Antonio Marqués, lleva una semana de encierro intermitente en el Ayuntamiento de la localidad. César Sánchez
Una semana de encierro con cáncer terminal: «Hasta que no me reciba el INSS seguiré»

Fabero

Una semana de encierro con cáncer terminal: «Hasta que no me reciba el INSS seguiré»

José Antonio Marqués cumple siete días de encierro intermitente en el Ayuntamiento de Fabero para exigir que se le reconozca una gran invalidez

Carmen Ramos

Fabero

Miércoles, 21 de agosto 2024, 08:11

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Un cáncer terminal, una semana de encierro y el silencio como única respuesta. Es la dramática situación a la que se enfrenta impotente el vecino de Fabero José Antonio Marqués a la espera de que el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) atienda su llamada desesperada para conseguir que se le reconozca una gran invalidez para tener un sueldo digno en la última etapa de su vida después de haber cotizado durante 27 años trabajando como encofrador en la construcción.

«Necesito que alguien vea mis informes, son demoledores». Una llamada desesperada que realiza pasados siete días de un encierro intermitente en el Ayuntamiento de la localidad y en los que «vecinos y amigos han venido a darme su apoyo» pero ni rastro del INSS. «No he tenido ninguna noticia», lamenta.

Con una salud drásticamente mermada a causa de un cáncer terminal al que se suman otras patologías, José Antonio ha tenido que cambiar la idea inicial de la huelga de hambre por una alimentación a base de únicamente «nueces y manzanas», explica, «para nutrirme algo» y poder sobrellevar cada jornada.

Este vecino de Fabero tiene reconocida una invalidez del 33 por ciento y en el mes de enero presentó toda la documentación necesaria para intentar lograr la gran invalidez y que ha ido actualizando con los informes que confirman su cáncer metastásico pero a día de hoy sigue esperando una respuesta. Su pensión no le da para poder asumir el sueldo de la mujer que lo atiende en su casa, «donde quiero morir y dejar algo de dinero a mis hijos».

Tan solo la semana antes de comenzar su encierro «había perdido cuatro kilos y ya voy a la desesperada porque no me llaman», apunta. Armado de valor y de todas las fuerzas que aún le quedan a pesar de su delicado estado de salud José Antonio está dispuesto a mantener su encierro y llegar donde sea necesario. «Hasta que no reciba una noticia del INSS de que me citan seguiré aquí», concluye.

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