El primer MIR de 2.100 que eligió el Hospital del Bierzo: «Me gusta la acción»
El berciano Eduardo Martínez, uno de los mejores Médicos Residentes de España, se incorpora el día 6 de junio al servicio de Urología del primer centro sanitario de la comarca
Es una enamorado de la Medicina y del Bierzo, su comarca. Eduardo Martínez tiene 30 años y es natural de la localidad berciana de Carracedelo. Es uno de los mejores MIR de España y fue el único de los 2.100 primeros que escogieron plaza en 2025 que eligió el Hospital del Bierzo. Su solicitud se formalizó el día 6 de mayo, a las 10:09:20 horas, entre los futuros médicos que lograron la mayor puntuación.
Fue la primera para el primer centro sanitario de la comarca en los tres primeros días de solicitud a la que accedió desde el puesto 761 para ocupar una de las 136 plazas ofertadas por Sanidad en la provincia de León, en los hospitales y en los centros de salud, en las opciones de medicina, farmacia, enfermería y psicología.
Desborda ilusión y le sobran las ganas de incorporarse al Servicio de Urología del Hospital del Bierzo, que recibe con los brazos abiertos al primer residente de su historia. Será el próximo día 6 de junio. Ya conoce al equipo y también al que será su tutor durante los cinco años que le esperan de preparación en la especialidad que eligió en el primer centro sanitario de la comarca.
Lo suyo con la Medicina viene de largo. Una historia que arrancó cuando tenía 18 años. «Ya de pequeño quería dedicarme a algo de Ciencias de la Salud lo que pasa que cuando hice Bachiller a mi me gustaba mucho el deporte entonces me metí en un módulo en La Inmaculada en Tafad, de actividades deportivas, y con el tiempo ya vi que seguía la espinita ahí de Ciencias de la Salud», explica Eduardo Martínez entre el trasiego de la mañana en la cafetería del Hospital del Bierzo.
Con el deseo de quitarse esa espinita de la que habla, comenzó el grado de Enfermería en el Campus de la Universidad de León en Ponferrada. Acabó sus estudios y comenzó a trabajar, primero en el centro de salud de Bembibre y luego en Aranda de Duero (Burgos). Pero el salto definitivo llegó con unas prácticas de Cirugía. «Un cirujano muy amable que me explicó como interpretar analíticas, técnicas quirúrgicas, el líquido de los drenajes y dije: Yo quiero esto, quiero dedicarme a algo que tenga quirófano».
Fue en las prácticas de cuarto de Enfermería. En los ratos libres que tenía se animó a preparar de nuevo la Selectividad porque las asignaturas espefícicas para subir del 10 al 14 ya le habían caducado. «Tuve que volver a prepararme en Química y Biología», apunta. Así en los ratos libres «en vez de bajar a la cafetería me ponía a estudiar Biología o Química y por las tardes iba a una academia».
«Una época dura» para Eduardo Martínez en un momento en el que también tenía que realizar el Trabajo de Fin de Grado de Enfermería pero aún así reconoce que «mereció la pena». Aprobó los exámenes y consiguió entrar en Medicina en la Universidad de Santiago de Compostela, su primera opción, que eligió «por proximidad y porque las matrículas allí también son más baratas».
Así arrancó el que era su sueño y que comenzó con «unos años duros, de mucho sacrificio» teniendo en cuenta que entró en la universidad con 24 años cuando todos sus compañeros de Enfermería «ya tenían su trabajo más o menos estable, ya estaban ganando su dinero y yo seguía estudiando, con lo cual tuve que hacer mucho sacrificio durante estos años y pude estudiar también gracias a mi familia que me ayudó mucho». Algo que guarda con especial cariño.
Momento MIR
En su larga formación suma ya sus seis años de grado, el último completo de prácticas que llevó a la par con su Trabajo Fin de Grado antes de empezar con el MIR. «Después acabas en junio y tienes todo el verano, todo el otoño y hasta enero que hicimos el examen para prepararlo en una academia», asevera.

Una preparación intensa que le obligó a «estar estudiando un montón de meses todo lo que puedes», sin apenas salir de casa, «solo 10 veces contadas desde junio hasta enero porque no tienes tiempo». No en vano afrontó jornadas maratonianas en la academia de 8:30 a 22:00 horas solo «con 15 minutos de descando por la mañana, 15 minutos por la noche y la hora de comer». Y así de lunes a sábado. «Se solía respetar el domingo para descansar pero «entre comillas, porque te mandaban hacer tantas cosas que no te daba tiempo, entonces algún domingo por la mañana tenías que dedicarle un ratito a recuperar cosas», indica el primer MIR del Servicio de Urología del Hospital del Bierzo.
Un momento difícil que reconoce que lo llevaba «fatal» y que llegó a provocarle incluso algún problema físico como «reflujo ácido, dolor de cuello y de cuerpo» con jornadas de estudio que «eran de 10 horas mínimo» aunque «había días que estudiaba 7 porque me encontraba mal» teniendo en cuenta que «no todo los días rindes lo mismo». Pero finalmente el duro esfuerzo tuvo su recompensa y «me fue bien», dice.
Agradece a su familia, a sus amigos y a su pareja estos meses «porque al final tuve que rechazar cumpleaños, eventos y demás y perfecto, lo entendieron, sabían que era una época importante en la que no podía hacer esas cosas y agradecerles todo el apoyo recibido durante todos los años».
Todo un futuro cirujano
Eduardo Martínez está convencido de que gracias al tiempo que le dedicó a las prácticas redescubrió su interés por la Cirugía, que ya quería elegir cuando entró en Medicina pero de la que llegó a distanciarse. «Me volví a enamorar de la especialidad, de algo que tuviera quirófano». Le atrae porque «es trabajo manual, no solo estar en la consulta hablando con el paciente, que eso también es una parte muy importante, pero me gusta la acción, las urgencias, trabajar con las manos».
La carrera no le dio la oportunidad de hacer apenas prácticas en Urología. «No tuve la opción de conocer la especialidad», dado que «en el grado se estudia poco, de 60 ahoras de clase entre Nefrología y Urología, la primera tiene 45 horas o más y a la segunda le dejan 10 o 15 horas, es muy desconocida», remarca.
Algo que no le impidió, no obstante, que se decantara por ella. «Estudiándola en la academia vi un poco lo que pueden hacer y me pareció una especialidad muy completa porque no todas hacen los mismo, Urología tienen consulta técnicas endoscópicas, de imagen con ecografía, quirófano, y ahora mismo han traído el robot Da Vinci, que la cirugia robótica a mi me encanta», destaca. Le apasiona también la tecnología y asegura que Urología es de las especialidades que más tecnología tienen en el quirófano. De hecho, los urólogos con los que ya ha podido hablar destacaron que el Hospital del Bierzo cuenta con tecnología láser «que es de lo más moderno que hay en España».
Calurosa bienvenida
Eduardo Martínez valora el buen recibimiento que ha tenido en su presentación en el Hospital del Bierzo «por parte de todos, desde dirección hasta todo el personal». Asegura que el equipo del servicio de Urología le ha acogido «genial, encantadísimos de tener aquí al primer residente». «Son todos muy amables, es un servicio muy joven, muy preparado y con la suerte de que al ser el primer MIR voy a tener todo a mi disposición, cosa que en otros hospitales no pasa». «Ellos tienen muchísimas ganas de enseñar y yo de aprender», subraya.
Y para hacerlo que mejor lugar para él que el primer centro sanitario de una comarca con la que se siente plenamente identificado. «Tengo aquí a mi familia, a mis amigos, a mi pareja, El Bierzo es un entorno precioso, tiene unos bosques increíbles, una gente muy amable y hay paz». Es pasión la que siente por su tierra, a la que ha vuelto tras dejar atrás Santiago de Compostela ciudad en la que ha estudiado.

«Estaba bastante estresado, casi no puedes coger el coche para nada porque luego no tienes aparcamiento, muchos atascos, todo el mundo pitando, estresado, yo no valgo para eso, quiero la tranquilidad que hay en El Bierzo, cojo el coche, en 15 minutos estoy en el hospital, aparco, trabajo, me voy para mi casa», explica.
«Da respeto»
Eduardo Martínez se incorpora el día 6 de junio al hospital donde estará inicialmente tres meses en Urología y otros tantos en Cirugía General. Tendrá que rotar también por Ginecología, Anestesia o UCI, no sabe si por Primaria y Cirugía Vascular. «Al final todo eso te completa como profesional», entiende.
«Da respeto», reconoce, el hecho de que «dentro de unos meses esté en quirófano y con el paso del tiempo me digan esto tienes que hacerlo tú impresiona porque el quirófano es un sitio en el que hay que estar muy tranquilo, ahí un fallo puede tener consecuencias muy graves y saber eso da respeto».
Tiene por delante delante cinco años de prácticas «en los que cada vez te van dando más responsabilidades. «No te van a poner el primer día a operar, a mi ya me dijeron que sí, que desde el primer día quieren que vaya a quirófano pero para ayudarles como cirujano auxiliar no como titular porque yo ahora mismo no estoy capacitado».
«Quiero quedarme aquí»
Trabajo, tesón y entrega, todo ha sumado en el esfuerzo de Eduardo Martínez, lo que le ha permitido llegar a su etapa como MIR en la que le tocó decantarse por un hospital. Una decisión en la que asegura que en ningún caso valoró la imagen, a veces no tan positiva, que se pueda dar del primer centro sanitario de la comarca debido al déficit de médicos en especialidades como Oncología.
«Seguro, seguro, seguro que están intentando mejorar el hospital, eso lo tengo claro», recalca. Tuvo la oportunidad de hablar con el consejero de Sanidad, Alejandro Vázquez, en la última visita que realizó a la comarca, por ello se muestra «completamente convencido de que está haciendo todo lo posible para que mejorar la situación porque al final los médicos también tienen libertad de trabajar donde quieran y si los que estaban aquí se quisieron ir...».
Por ello anima a los futuros MIR a elegir el Hospital del Bierzo, situado en una comarca que «ya de por sí es maravillosa» y convencido de que «dentro del hospital se puede aprender muchísimo», incluso con proyección para poder asentarse. «Aquí hay vida más allá del hospital y también es importante lo que hagas fuera».
Algo que Eduardo Martínez tiene claro. Y es que, en su caso, llega para quedarse. «Yo quiero quedarme aquí, si tengo la ocasión de que cuando acabe la residencia tengo un contrato agradable me quedaré», concluye.
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