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Tiempo de limonada

Tiempo de limonada

En la elaboración de la limonada “cada maestrillo tiene su librillo” y es habitual que las recetas, con sus secretos en medidas e ingredientes, vayan pasando de padres a hijos

v.silván

Miércoles, 16 de marzo 2016, 09:23

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En la elaboración de la limonada cada maestrillo tiene su librillo y es habitual que las recetas, con sus secretos en medidas e ingredientes, vayan pasando de padres a hijos. Una buena limonada es dulce, con presencia del sabor de las frutas y macerada lo suficiente para que no deje un regusto amargo y áspero. La más habitual hoy en día es la que se elabora con vino tinto, aunque tradicionalmente se hacía con clarete y, en los últimos años, también es posible encontrar en muchos bares limonada de vino blanco.

Una de esas limonadas con tradición es la que elaboran en casa de Ángel Luengo, en Ponferrada, con la receta de su abuela, la señora Palmira, que se encargó de enseñarla a su hija y sus nietos. Realmente es una receta familiar, porque la hija y la nieta de la hermana de mi abuela Palmira la hacen también más o menos igual, explica.

La receta de Palmira

  • Diez litros de vino, un kilo de naranjas, kilo y medio de limones, canela en rama, uvas pasas, higos y kilo "y pico" de azúcar

Su elaboración lleva tiempo y requiere paciencia. La receta de Palmira para diez litros de vino en este caso clarete- requiere de un kilo de naranjas, de las que sólo se añade la piel, un kilo y medio de limones cortados en trozos, dos botes de canela en rama, un paquete de higos, otro de uvas pasas y más o menos un kilo y pico de azúcar.

El secreto está en no echar todo el azúcar al principio sino echar unos 750 gramos el primer día de elaboración e ir añadiendo un poco más todos los días hasta que tenga el punto justo. Se mezcla todo y después se deja reposar un par de días tapado con un trapo de gasa para que respire, se remueve y se prueba todos los días y se le va echando un poco más de azúcar hasta que esté a nuestro gusto, así nunca nos pasamos, precisa Ángel.

Al final, el brebaje debe estar en reposo entre ocho o diez días para que la fruta suelte todo su sabor en maceración con el vino y el azúcar. El paso siguiente en su preparación es colarlo y embotellarlo para que esté listo para el Domingo de Ramos y empezar la Semana Santa como manda la tradición, matando judíos con un trago de la más rica de las limonadas.

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