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Beni y Susana frente a la casa de sus abuelos que quedó totalmente devastada por el incendio de Lusio. Carmen Ramos

Lusio, el pueblo devastado por las llamas: «Todos los recuerdos han quedado aquí»

Los vecinos sienten «impotencia y rabia» porque se han visto «solos y abandonados» y reclaman ayudas que faciliten su recuperación para volver a tener «un pueblo digno»

Carmen Ramos

Lusio

Sábado, 23 de agosto 2025, 09:13

Lusio es la viva imagen de la devastación. Como si una bomba hubiera caído en el pueblo, el incendio de Gestoso que entró desde Ourense al municipio de Oencia ha acabado con sus casas y siglos de esfuerzo y lucha de sus vecinos por conservar vivo un pueblo que se resiste a morir.

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«Yo simplemente lo que quiero es que nos ayuden a arreglar todo esto ya que no nos han ayudado a apagarlo», dice Beni Prieto con impotencia y sin poder contener las lágrimas porque han estado «solos y abandonados». Camina taciturna entre la gran cantidad de escombros que invaden las calles y señala al tiempo algunas de las casas que eran de sus parientes y que hoy se han quedado reducidas a escombros.

Su petición es ya una súplica. Su casa y la de su familia da la bienvenida a la entrada al pueblo y es la única que ha conseguido salvarse de la catástrofe provocada por el fuego. La bandera blanquiazul de la Ponferradina que preside la terraza y la fachada de la vivienda ponen la nota de color en un paisaje completamente teñido de negro.

Nada deja indiferente en Lusio. Recorrer sus calles debe ser lo más parecido a trasladarse a un escenario de guerra donde el enemigo, el fuego, parece haber ganado la batalla. Las lágrimas, la impotencia y la rabia se mezclan con la tristeza y no consiguen nublar en nada el humo que aún sale de los escombros de algunas viviendas.

«Yo ya no tengo lágrimas», comenta en gallego una vecina en una de las calles del pueblo mientras los bomberos y los efectivos de lucha contra el fuego se afanan en las labores. «Esta era la de Francisco, mira», indica a otra mujer que le acompaña.

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La alarma saltó el sábado, 16 de agosto. Fue cuando la montaña situada frente el pueblo «era humo y humo», apunta Susana Sevane, la mujer que corrió a sacar a la Virgen de la iglesia para salvarla. «Nos decían que si venía de Rubiana, que si por Villamartín de Valdeorras» mientras señala al monte que hace de frontera con Galicia.

Imagen de unas de las viviendas calcinadas por el fuego en Lusio. Carmen Ramos

Susana reside en Barcelona y había llegado al pueblo de su vida, de sus abuelos, para pasar sus vacaciones. En su casa ese día comían 17 personas y en la localidad llegaban a medio centenar. «Al sonar el mensaje de del estado de alarma la mayoría de la gente del pueblo se fue, que el miedo es libre y al final cada uno hizo lo que le salió», lamenta. Susana tiene la «sensación de culpa porque no somos un pueblo unido, porque entre todos a lo mejor hubiésemos podido hacer mucho más».

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Una vez que fueron conscientes de que «la cosa era seria» empezaron a desbrozar su casa. Frente a ella la de unas chicas que «lo han perdido todo» y a las que intentaron ayudar. «Hicimos un cortafuegos todo lo que es la zona de abajo de nuestra casa y la de ellas pero justo detrás de la casa de ellas había la de una señora que no sé cuantos años lleva sin venir al pueblo y nos dio cosa cortarle los árboles que estaban casi metidos en casa de ellas», explica.

Por ello, Susana lanza una reivindicación para que se tenga en cuenta en la Ley de Montes. «Que las personas que lleven equis años sin venir y que no limpien las fincas que, por favor, eso sea una multa y después una expropiación, lo que no puede ser es que tengamos los montes abandonados de esta manera y que por culpa de esas personas al final haya estas tragedias», advierte. «Nosotros no nos atrevimos a cortar lo de ella, si hubiéramos cortado todo eso no hubiésemos tenido miramiento posiblemente estas chicas tendrían todavía su casa porque aquí había muchísimo dinero invertido aparte de todos los recuerdos porque era la casa de sus padres».

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«Hay cosas que nos reparan con dinero»

Frente a la que era la casa de sus abuelos, Beni y Susana no pueden evitar emocionarse. «Esta era la casa de mis abuelos donde vivía ella (Beni) y donde veraneaba yo, desde que tengo uso de razón tengo todos los recuerdos de la infancia y de la adolescencia», dice sin casi poder articular palabra.

Recuerda que en Lusio sus tíos se han dedicado siempre al ganado «Cuando yo era más pequeña podíamos tener entre 80 o 100 cabras, no sé cuantas ovejas». Por ello «nuestros recuerdos y los que tiene mi tía son el mandarnos la abuela con las vacas, con las cabras, con las ovejas, el discutir quién tenía que ir con ellas, el llegar pronto para ir a la fiesta del pueblo de al lado, el que la abuela no te dejaba, esa parte que todo el dinero que pueda dar la Junta, la Zona Catastrófica y todo eso no lo va a reparar nadie, todo lo que teníamos de recuerdo ha quedado aquí y hay cosas que no se reparan con dinero», solloza.

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El vecino de Lusio, Demetrio García, frente a los restos de su casa tras el voraz incendio. Carmen Ramos

«No me ha quedado nada»

«Perdí todo lo que tenía ahí en casa, no me ha quedado nada», lamenta a pocos metros de su vivienda Demetrio García, natural del pueblo. Aunque reside en O Barco de Valdeorras, la de Lusio también era su casa.«Herramientas, cocinas, televisiones, arcón… ahí quedó todo abrasado», lamenta. En la vivienda tenía siete habitaciones.«Ardió todo», destaca, en un incendio en el que perecieron abrasadas otras tres casas que tenía.

El día 16 de agosto, cuando las llamas llegaron al pueblo, él estaba en Lusio pero al igual que el resto de los pocos vecinos que quedaban allí quedaban tuvo que abandonarlo. «Vino la UME y nos echó de aquí y no pudimos hacer nada», asevera.

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Siente impotencia por no poder haber hecho nada. «Ves la casa así, toda la vida me crié aquí y ahora era un hobby que tenía yo aquí a temporadas, más bien que la leche y ahora qué».

En su pensamiento tiene fija la idea de volver a tener su casa por lo que espera que las ayudas lleguen «para ver si hacemos un trozo de casa para volver si quiera aquí y tener un recuerdo de esto». También para hacer frente al desastre natural que calcinó más de 600 castaños y también su huerta.

«Queremos tener un pueblo digno»

Lusio es su pueblo, lo ha sido siempre, en él han nacido y se han criado y en él quieren jubilarse por eso Beni Prieto no duda en lanzar un SOS a las administraciones para poder recuperarlo, para que la ayuda llegue, ahora sí, esa que no tuvieron para poder salvarlo de ser pasto de las llamas.

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«Nosotros lo que queremos es seguir viniendo aquí y nuestra idea cuando nos jubilemos es venirnos a nuestra casa del pueblo porque nunca hemos dejado de venir a nuestra tierra, jamás, y no lo vamos a dejar ahora tampoco pero queremos que esto nos lo arreglen porque ahora son escombros y queremos tener un pueblo digno, lo que no nos han dado antes que nos lo den ahora», concluye.

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